Xavier Barcons
(Crédito: Roberto Candia)

El astrónomo que hace stand-up comedy

Xavier Barcons es el director general del Observatorio Europeo Austral, una de las organizaciones más importantes del mundo dedicadas a la astronomía y que en Chile opera observatorios como Paranal y el futuro ELT. Pero este investigador español también tiene otra faceta, más ligada a los escenarios y que él ve como una herramienta eficaz para divulgar la ciencia.


Xavier Barcons se sienta en un banquillo, se coloca unas gafas de sol y bebe de un vaso. Entonces imita a Eugenio, el famoso humorista español que hace un par de décadas se presentó varias veces en la televisión chilena. La audiencia estalla en risas cuando escucha el clásico tono de voz grave del barbudo comediante, ahora en boca de Barcons: "Está una hormiga sentada en el cine en una butaca tranquilamente viendo una película y en éstas entra un elefante y mira que estaba el cine vacío y va el elefante y se pone justamente delante de la hormiga. La hormiga le dice 'oiga, por favor siéntese en otro sitio'... La hormiga se va cabreando y al final se arma de valor. Se levanta muy digna, se sienta justo delante del elefante, se da la vuelta y le dice 'A que jode, ¿eh?'".

Parece un chiste simple, pero no lo es. En realidad es una analogía científica: la hormiga representa un planeta, el elefante es su estrella madre y el movimiento indignado del insecto simboliza el paso que cada mundo realiza una y otra vez por delante de su astro. Ese desplazamiento provoca una disminución periódica en la luminosidad de la estrella, un efecto que los investigadores suelen monitorear para detectar la presencia de exoplanetas, esos mundos que orbitan lejos de la Tierra y de los cuales hoy se conocen casi cuatro mil.

Hace unos años, Barcons (59) se dio cuenta de que no era necesario ocupar palabras rimbombantes y complejas para explicarle al público cómo se estudian esos mundos y varios otros fenómenos del universo. Para él la comedia se volvió una herramienta distinta, un recurso más ameno para divulgar su labor y lograr que la gente se cautive con el cosmos. Una postura rupturista si se considera que este español es un destacado físico y astrónomo que desde septiembre de 2017 ocupa el cargo de director general de una de las organizaciones científicas más importantes del mundo: el Observatorio Europeo Austral (ESO). Esta institución opera en Chile desde los años 60 y ha puesto al país en el mapa astronómico global al manejar los observatorios de La Silla y Paranal, además de ser parte del conglomerado internacional que controla las 66 antenas del proyecto ALMA en el desierto de Atacama.

Entre sus directores pasados incluso figura un ganador del Nobel como Riccardo Giacconi, quien en 2002 obtuvo el máximo galardón en Física. Por eso cuando se anunció que Xavier Barcons sería el nuevo líder de la ESO, mucha gente se sorprendió al descubrir en YouTube la rutina en que imita a Eugenio y otras más al estilo de estrellas del stand-up comedy como Seinfeld. "Hubo una carcajada generalizada, pero es algo que considero normal. Es una herramienta más para comunicar la ciencia contándola con buen humor. Uno no tiene que ser un sesudo investigador todo el tiempo", cuenta Barcons, quien hace unas semanas participó en el Festival Puerto de Ideas que se hizo en Valparaíso.

El ejemplo de Hawking

La senda del físico hacia los escenarios partió temprano: "Desde pequeño me gustaba imitar a las celebridades, a los cantantes, a los políticos. En todas las fiestas a las que iba usaba mi repertorio".

Barcons recuerda que al ir creciendo fue dejando de lado su faceta más humorística, hasta que en el Viejo Continente se instauró hace unos años la "Noche europea de los investigadores". Esta celebración se realiza el último viernes de septiembre y en ella miles de investigadores de decenas de ciudades salen a contar lo que hacen. El astrónomo trabajaba en ese entonces en el Instituto de Física de Cantabria y cuenta que la primera vez él y sus colegas decidieron sacar los laboratorios fuera de las aulas y organizar sesiones de stand-up comedy científico.

-¿Cómo fue esa primera experiencia?

-Absolutamente genial. Habíamos reservado una sala para unas 140 personas y quedaron otras ochenta afuera, por lo que decidimos hacer otra sesión paralela en la calle. Mientras uno estaba adentro, el otro actuaba afuera. Lo importante de todo esto, aparte de que las personas se rían, que es algo muy saludable, es que me doy cuenta que la gente logra quedarse con las dos o tres ideas que uno consigue colapsar en cinco o diez minutos. Sí, todo es muy humorístico, pero eso de alguna manera abre la mente de la audiencia.

En las presentaciones de Barcons aparecen desde la búsqueda de otros mundos hasta los agujeros negros -su gran obsesión- y la posibilidad de hallar vida en algún planeta. Así explica en un stand-up comedy, por ejemplo, el funcionamiento de los universos paralelos: "Para que se entienda… que a los científicos a veces nos cuesta explicar las cosas. Es lo mismo que ocurre con las promesas electorales. Las promesas electorales se hacen en un universo y después la realidad es otra distinta. No es que nadie mienta, simplemente son universos paralelos". En otra presentación, habla de lo complejo que es hallar e identificar un exoplaneta: "Encontrar algo que no brilla como la Tierra al lado de un estrellón como el Sol cuesta… Imagínense que en lugar de aparecer aquí solo hubiera aparecido con la Beyoncé. Si aparezco con la Beyoncé a mí no me va a ver ni Dios aquí".

-¿Divulgar la ciencia es un deber de los investigadores?

-Es parte de nuestro cometido. A mí me pagan con dinero público, que se recauda a partir de impuestos y por tanto considero que es mi obligación explicarle a la sociedad que está pagando mi salario qué es lo que hago. Me tengo que esforzar en hacer esta labor. Obviamente hay algunos que tienen más aptitudes para la comunicación científica, pero es una labor que sabemos que tenemos que hacer. Lo del investigador aislado en su torre de cristal y no hablando con el resto del mundo es un modelo que ya no existe.

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Hoy la gran misión de Barcons y de la ESO es finalizar la construcción del Telescopio Extremadamente Grande (ELT) en Cerro Armazones, 130 kilómetros al sureste de Antofagasta. El enorme y complejo observatorio óptico/infrarrojo ha sido llamado el "mayor ojo del mundo en el cielo" y ocupa gran parte del tiempo del científico, por lo que ve difícil volver a pararse bajo los focos. Sin embargo, está convencido de que este tipo de iniciativas y otras similares son esenciales y funcionan. Sólo basta fijarse en lo que logró el fallecido Stephen Hawking.

"En su faceta de científico fue una persona extremadamente brillante que trabajó en problemas muy complejos a los que aportó demasiado. Pero su labor fue muchísimo más allá de eso. Él se convirtió en una estrella del rock y un referente público y mediático de la investigación. Él nos ha ayudado mucho a abrir esa vía de comunicación con la sociedad, a lograr que nos escuchen y a ser capaces de poner todo esto en un lenguaje inteligible. Como comunicador, la contribución de Hawking ha sido absolutamente fantástica", afirma Barcons.

Mundos lejanos

"Está un astronauta en un exoplaneta, dándose un garbeo por el borde del abismo y en éstas el tío da un traspiés y se cae por un barranco y en el último momento se agarra de una rama que colgaba por ahí. 'Hostia, ¿qué hago ahora?'. Y entonces dice '¿Hay alguien?' y el eco retumba 'alguien, alguien, alguien'… El tío desesperado repite '¿Hay alguien?' y entonces se oye como una voz de ultratumba que dice 'Sí, hijo mío... hay Dios... ahora mismo vas a soltarte de esta rama y yo mismo haré que bajo la guía del arcángel San Gabriel todas la bacterias que habitan este exoplaneta se posen debajo de tus zapatos y así llegues sano y salvo al fondo del barranco… El astronauta se queda un poco pensativo y dice 'bueno, bueno, bueno... pero ¿hay alguien más?'".

A través de esta rutina, también disponible en YouTube, Barcons intenta ilustrar el tipo de vida que podría encontrar un humano en algún mundo distante. Una interrogante que podría ayudar a responder el ELT que ya se está instalando en Cerro Armazones, que se alza hasta los 3.046 metros y resulta muy privilegiado para las observaciones astronómicas porque ofrece casi 350 noches despejadas al año. "Es un sitio donde el sol es brutal y hay que protegerse de la radiación. Hay bastante viento, lo que es bueno para un telescopio porque hace que la temperatura dentro y fuera de su cúpula se ecualice fácilmente, lo que mejora la calidad de la imagen", cuenta el científico.

La construcción del ELT ya partió y se espera que su estructura de 5.000 toneladas y 80 metros esté terminada en 2024. Su gran espejo tendrá 39 metros y cuando entre en operaciones permitirá captar imágenes con una nitidez quince veces superior a la del telescopio espacial Hubble. "Va a tener un impacto fundamental. Cuando el ELT ya esté en funcionamiento esperamos desarrollar un instrumento que funcione con una óptica adaptativa extrema, es decir que pueda corregir de manera casi perfecta todas las turbulencias que genera la atmósfera. Con ese equipo vamos a ser capaces de sacar una imagen de una Tierra orbitando alrededor de una estrella, si es que no está demasiado lejos", agrega el director de la ESO.

-¿Podrán detectar algún indicio de vida?

-Eso es más complicado, pero no hay que perder las esperanzas. Si fuéramos alienígenas y observáramos la atmósfera de la Tierra sabríamos que hay vida porque existen gases que los científicos nos dicen que solamente se pueden producir debido a la presencia de actividad biológica. Si tenemos suerte y la naturaleza coopera, eso nos va a hacer el trabajo muy fácil, pero no creo que sea así. En la Tierra, su biomasa está formada principalmente por bacterias; los animales, los árboles y las demás especies son una parte muy pequeña. ¿Vamos a ser capaces de reconocer este tipo de vida? No lo sé ¿Las trazas que deje en la atmósfera serán similares a las del metano que generan las vacas? Tampoco lo sé.

-¿Cree que algún humano llegará a visitar alguno de esos mundos más lejanos?

-Soy muy escéptico con eso. No digo que no sea posible, pero es muy complicado. En Valparaíso me preguntaron sobre ir a Marte, porque todas las agencias y todos los humanos hemos soñado con instalar una colonia en ese planeta. Ir no es un problema, eso es sólo fuerza bruta. La dificultad está en frenar cuando se llega, insertar la nave en la órbita y descender. Ese último paso no es trivial, porque hace sólo dos o tres años la Agencia Espacial Europea estrelló una nave. Ahora Marte es el lugar más interesante para ir, porque sabemos que ha existido agua líquida y que hay hielo en el subsuelo. Suena bien como un entorno en el que puede haber vida. Pero sinceramente no veo a un humano saliendo del sistema solar. Si nuestra salvación consiste en destruir la Tierra a base de descuidarla para irnos a otro sitio, me parece que estamos perdidos.

El astrónomo, que desde el año pasado tiene un asteroide bautizado en su honor -327943 Xavierbarcons-, cree que el ELT acelerará aún más el vertiginoso avance que ha tenido la astronomía en el último siglo. "Por allá en los 90, fui profesor de universidad y les contaba a mis alumnos que el universo se expandía. Pero les decía que ese proceso iba a ser más lento, porque las galaxias y la materia en general sienten la atracción gravitatoria entre sí y eso frena el proceso. Pocos años después se descubrió que el cosmos se expande cada vez más rápido. Eso cambió radicalmente nuestra visión", asegura.

Lo mismo pasó con los agujeros negros que tanto le fascinan y que, en palabras de Barcons, pasaron de ser meras "entelequias matemáticas" a fenómenos reales que devoran estrellas y que hoy se estudian con suma atención: "Hay mucho trabajo en esa área. Existe un proyecto llamado Event Horizon Telescope, del cual ALMA es parte importante. Esos científicos llevan años analizando dos agujeros negros con la esperanza de obtener una imagen de su entorno inmediato y así determinar si lo que se ve ahí es coherente con las ideas físicas que tenemos".

- ¿Qué pasaría si alguien se cayera en un agujero negro?

- Eso sí lo sabemos responder. El campo gravitatorio es tan intenso y variable, que la fuerza de marea, que aquí hace que los océanos suban y bajen debido a la presencia de la Luna, haría que la gravedad en la cabeza respecto a la de los pies sea tan distinta que uno se despedazaría.

Si se le pregunta qué viene después del ELT, el astrónomo sonríe tal como lo hace en sus videos de YouTube: "No hay cosa más activa que la mente de un científico. Tenemos que construir el ELT y mantener la competitividad de los observatorios que ya tenemos. Eso significa renovar instrumentos, porque no basta con que alguien vaya a encender el telescopio por la noche. Cada dos años vamos a traer un instrumento nuevo a Paranal, cada otros dos vamos a actualizar algún equipo antiguo. Esto es una maratón científica".

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