Autores de experimentos con monos y humanos se defienden de acusaciones de maltrato
Esto por un estudio encargado por los principales fabricantes automovilísticos alemanes donde se les sometió a emisiones diésel.
La Clínica Universitaria de Aquisgrán, que investigó el impacto del dióxido de nitrógeno (NO2) en seres humanos, defendió hoy la ética de sus ensayos científicos y aseguró que fueron totalmente independientes de la industria automovilística, aunque ésta los financió.
El decano de la Facultad de Medicina, Stefan Uhlig, y el director del Instituto de Medicina del Trabajo que realizó el estudio, Thomas Kraus, comparecieron en rueda de prensa para defender su trabajo, acompañados de un joven que participó en los experimentos.
El centro universitario envió hoy también un informe al Gobierno regional tras la polémica suscitada por su investigación, conocida después de publicarse que los principales fabricantes automovilísticos alemanes habían patrocinado experimentos en los que se sometió también a monos a emisiones diésel.
Tanto la investigación con humanos en Aquisgrán (2014) como los ensayos con monos, en Estados Unidos (2015), fueron realizados con fondos de la Asociación Europea de Estudios sobre la Salud y el Medio Ambiente en el Transporte (EUGT), financiada por Volkswagen, BMW y Daimler.
La Clínica Universitaria quiso dejar claro que no investigó el impacto de las emisiones de los motores diésel, sino sólo el de uno de sus muchos componentes (el NO2), subrayó que tuvo el aval de la comisión ética del centro y defendió que las empresas puedan financiar este tipo de proyectos.
"Se cumplieron las cuatro condiciones: ninguna influencia en el diseño del estudio, ninguna influencia en el desarrollo del estudio, derechos de publicación libres y transparencia en la financiación", se subraya en el informe.
Según apuntaron, la idea de realizar del proyecto partió de la comunidad científica, ante el debate sobre la necesidad de reducir las concentraciones máximas de NO2 en ambientes laborales, y no tuvo relación con el escándalo de la manipulación de emisiones contaminantes de los vehículos diésel, que se conoció con posterioridad.
En el marco de su estudio, 25 personas sanas se expusieron durante tres horas (una vez por semana y cuatro semanas seguidas) a concentraciones de esa gas "claramente por debajo de las que se registran en muchos lugares de trabajo en Alemania", aseguró la Universidad.
El estudio se realizó "bajo estrictas y controladas condiciones médicas y técnicas", y se centró en la reacción del sistema inmune a cortas exposiciones de NO2.
Georg Winkers, uno de los voluntarios que participaron en el experimento, relativizó lo ocurrido y se desmarcó de la mirada "crítica" con la que los medios de comunicación se han hecho eco del estudio.
"No pasó mucho. Y hoy no tengo ninguna secuela", garantizó el joven, mientras que el centro aseguró que el ensayo no ha tenido repercusiones en la salud de ninguno de los voluntarios.
Según su informe, para la realización del estudio se contó con fondos externos por importe de 220.000 euros.
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