El país que se transformó en un problema para la Nueva Ruta de la Seda de China
Después de que se efectuara un golpe de Estado en el territorio, se desencadenaron enfrentamientos entre el ejército local y grupos opositores.
La guerra civil en Myanmar ha complejizado el proyecto de China para potenciar su Nueva Ruta de la Seda.
El país del mandatario Xi Jinping ha invertido millones de dólares con el objetivo de desarrollar un corredor comercial en el territorio vecino, con el cual comparte una frontera de casi 2.000 kilómetros.
Sin embargo, su plan se vio interrumpido por el golpe de Estado que se efectuó en febrero de 2021.
Desde ese entonces, el régimen militar y distintos grupos opositores han tenido enfrentamientos para tomar control.
El escenario ha llevado a China a mantener estrictos controles fronterizos.
Por otro lado, dentro de Myanmar, los movimientos también son difíciles de concretar.
La guerra ha llevado a que se registren miles de muertes, mientras que millones de personas han sido desplazadas.
A pesar de las múltiples consecuencias, analistas consultados por la BBC afirmaron que el fin del conflicto se ve lejano.
El asesor en Myanmar del International Crisis Group, Richard Horsey, dijo que al gobierno chino “no le gusta esta situación”.
Aseguró que el ejército de Myanmar ha perdido entre la mitad y dos tercios del territorio frente a las facciones opositoras y sugirió que las autoridades de Pekín consideran “incompentente” al jefe militar Min Aung Hlaing.
“Están presionando para que se celebren elecciones, no porque necesariamente quieran volver a un régimen democrático, sino que más bien porque piensan que es una forma de volver a cómo eran las cosas”, planteó el experto.
Por qué Myanmar es clave para la Nueva Ruta de la Seda de China
Myanmar está ubicado en el extremo suroeste de China y es fundamental en el programa de Xi Jinping para potenciar sus actividades comerciales.
Esto último se debe a que, a través de su territorio, esperan conectar al país con el océano Índico.
Cabe recordar que el suroeste de China no tiene salida al mar.
Por lo tanto, contar con esa vía promete ser clave para fortalecer su comercio.
A pesar de que China tiene influencia tanto sobre el régimen como sobre ciertos líderes opositores, el alto al fuego que habían negociado en enero de 2024 finalmente se derrumbó.
Las tensiones han llevado a que sus fuerzas realicen ejercicios militares a lo largo de la frontera, en medio de la frustración por no poder avanzar en su proyecto, estancado desde que estalló la guerra civil.
El gobierno de Xi Jinping llevaba años trabajando en fortalecer los lazos con Myanmar cuando la líder electa, Aung San Suu Kyi, fue obligada a dejar el poder.
En ese entonces, el mandatario se negó a condenar el golpe de Estado y su país siguió vendiendo armamento al ejército vecino.
No obstante, tampoco reconoció a Min Aung Hlaind como jefe de Estado y, según distintos analistas, varios grupos opositores también tienen acceso a armas chinas.
Myanmar, además de ser relevante por su conexión con el océano Índico, es rico en recursos naturales.
Zonas fronterizas como Ruili (China) y Muse (Myanmar) son importantes para la ruta comercial financiada por Pekín, la cual contempla 1.700 kilómetros y es conocida como el Corredor Económico China-Myanmar.
El proyecto también incluye inversiones en energía, infraestructuras y minería, un sector que es clave para la fabricación de vehículos eléctricos como los que produce China.
“La única razón por la que los grupos rebeldes no presionaron en Muse es que probablemente temían que eso molestara a China”, planteó Horsey al citado medio.
Según su análisis, “luchar allí habría afectado a las inversiones que China espera reiniciar desde hace meses”.
“El régimen (de Myanmar) ha perdido el control de casi todo el norte del estado de Shan, con la excepción de la región de Muse, que está justo al lado de Ruili”.
Los planes de China también consideran una línea ferroviaria que conectará Kunming —capital de la provincia china de Yunnan— con Kyaukphyu, un puerto en el que están trabajando en la costa occidental de Myanmar.
Estas instalaciones permitirán a las industrias de Ruili y sus alrededores acceder a los mercados mundiales.
Además, el puerto es un punto de partida de oleoductos y gasoductos que transportarán energía hasta Yunnan.
Cómo la guerra civil en Myanmar ha afectado a la frontera con China
El inicio de la guerra civil influyó en que China mantuviera las medidas de separación fronteriza que había adoptado previamente, cuando la pandemia del Covid-19 estaba en su punto más álgido.
La ciudad china de Ruili (provincia de Yunnan) está ubicada en las cercanías de Muse (estado de Shan, Myanmar).
Se trata de uno de los principales cruces fronterizos entre ambos territorios y un punto importante en términos comerciales, el cual sigue siendo controlado por el régimen militar.
Habitantes locales dijeron a la BBC que los enfrentamientos han llevado a que hoy pasen por una aguda crisis económica.
Una mujer llamada Li Mianzhen vende alimentos y bebidas en un mercado de Ruili, debido a que la situación de Myanmar ya no le permite reunir suficientes recursos ahí.
Relató al citado medio que tiene conocimiento de personas que han cruzado la frontera con el objetivo ganar el dinero equivalente a un dólar, para luego regresar a Myanmar y “alimentar a sus familias”
Para poder transitar, necesitan conseguir permisos especiales de trabajo, por lo que quienes no pueden hacerlo buscan otros métodos para pasar por la frontera.
Mientras Li Mianzhen trabaja en Ruili, su familia está confinada en la ciudad de Mandalay, la segunda más grande de Myanmar.
Otra persona que pudo salir es Zin Aung, quien trabaja en un parque industrial en las afueras de Ruili.
Ahí producen prendas de vestir, productos electrónicos y piezas de vehículos que luego son enviadas a diferentes partes del globo.
Según reportó el citado medio, los empleados como él —quien prefirió resguardar su nombre real— son reclutados desde Myanmar por empresas que tienen el respaldo del gobierno chino y que los trasladan para reducir costos en mano de obra.
Reciben sueldos inferiores a los de sus colegas que son de dicho país, los cuales rondan los 2.400 yuanes, es decir, aproximadamente 450 dólares mensuales.
En palabras de Zin Aung, “no tenemos nada que hacer en Myanmar a causa de la guerra”.
“Todo es caro. El arroz, el aceite de cocina. Se combate intensamente en todas partes. Todo el mundo tiene que huir (...) La situación en Myanmar no es buena, por eso nos refugiamos aquí”, enfatizó, para luego agregar que pudo evadir el reclutamiento obligatorio que ha impuesto el régimen militar.
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