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Este modelo muestra como se verá el interior del Mercado Urbano Tobalaba.

Mercados urbanos al alza

Lenta pero sostenidamente, esta modalidad de comercio a escala humana y que suele tomarse distintos puntos de la ciudad durante los fines de semana se está volviendo un panorama cotidiano. Tanto así, que incluso malls y proyectos inmobiliarios los están considerando como parte de sus operaciones.


Desde hace ya algunas décadas, cuando pensamos en el comercio santiaguino la imagen que más se nos viene a la cabeza es la de numerosos malls y supermercados. Es decir, grandes cadenas de tiendas y muchos locales franquiciados de todo tipo. De pequeños comercios, independientes e, incluso atendidos por sus propios dueños, poco y nada. Sin embargo, desde hace algo más de un lustro y de manera incipiente han ido apareciendo mercados ocasionales y ferias que se toman determinadas zonas de la ciudad.

De esta forma, sobre todo los fines de semana, no es extraño encontrarse con una calle cortada o una plaza en la que pequeños productores o emprendedores venden los más diversos artículos. Además, el mercado urbano más importante de la ciudad, el llamado Persa Biobío, no ha hecho más que crecer y mejorar su oferta durante los últimos años, la que ahora es reconocida -entre otras cosas- por su interesante componente gastronómico y por tener una estación de Metro que lo hace aún más atractivo para los cientos de miles de santiaguinos que lo visitan cada fin de semana.

¿Cómo se da esto en un país que para muchos es el paraíso del mall y el comercio tipo retail? Para Francisca Astaburuaga, directora del Centro de Innovación en Ciudades de la Universidad del Desarrollo, varias cosas han sucedido para que estos mercados y ferias urbanas hayan ido apareciendo y consolidándose. “Primero, existe una creciente valoración de los oficios y artesanías por parte de los consumidores. Segundo, hay un interés por consumir de otra manera, con productos de mejor trazabilidad y que respeten tanto el medioambiente como los derechos de quienes trabajan en su confección. Y tercero, está el hecho de que en las grandes capitales del mundo siempre ha habido espacios de este tipo. Barrios antiguos que se transformaron en mercados y cosas así, los que muchas veces se han terminado transformando en grandes atractivos turísticos”, explica, agregando que “todo esto se está dando ahora en Santiago”.

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Providencia la lleva

“Las personas hoy están mucho más informadas, han ido internalizando la importancia de apoyar al emprendimiento local y la innovación”, cuenta Patricio Ovalle, de la Dirección de Desarrollo Local de la Municipalidad de Providencia, al referirse a quienes visitan los fines de semana distintos tipos de mercados y ferias en calles -especialmente cerradas para la ocasión- y plazas de esta comuna.

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El más veterano de todos es el mercado orgánico que desde hace seis años organiza la galería comercial Drugstore. Partió en su estacionamiento trasero para luego instalarse cada sábado en la calle Andrés de Fuenzalida. Aquí es posible comprar frutas y verduras orgánicas certificadas, además de quesos, aceites y varios artículos más. “La verdad es que vimos una necesidad en nuestros clientes por este tipo de oferta, más de escala humana y que a su vez a nosotros nos permitía mejorar nuestros flujos y luego activar más espacios como galería comercial los fines de semana”, cuenta Roberto Mardones, de la galería Drugstore.

Él agrega que si bien en un principio costó hacerse de un público fiel, hoy ya lo tienen e incluso han desarrollado nuevas iniciativas de este tipo, como el Mercado Guaira y Viva la Vintage en otros rincones de la galería. “Hay un consumo consciente, que busca el comercio pequeño como alternativa a lo más grande y también les gusta comprar al aire libre”, destaca Mardones. Para él, estos son algunos puntos a favor para que el público prefiera estas iniciativas, agregando que durante los últimos meses de 2019 “que fueron complicados, la gente igual respondió porque sabía que aquí los sábados todo funcionaba con tranquilidad y normalidad”.

Siguiendo por Providencia es posible encontrarse con diversos mercados que se van instalando con diversa periodicidad en calles como Las Urbinas, Manuel Montt, Pedro de Valdivia o alguna cuadra del Barrio Italia. Además, el primer domingo de cada mes funciona en Plaza Las Lilas una versión más acotada de la feria Echinuco -que ya lleva una década realizándose anualmente- en donde es posible comprar frutas, verduras, conservas y aceites, entre otros artículos, muchos orgánicos y otros con denominación de origen certificada. Además, se puede comprar algo para comer en la misma feria y luego disfrutarlo en los prados de la plaza.

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“Estas pequeñas ferias Echinuco se han convertido en una gran instancia para generar un espacio de conversación entre clientes y proveedores, ya que el público que asiste además de disfrutar de una agradable jornada puede conocer el proceso de elaboración de diversos productos y conversar con sus responsables”, explica Rosita Parsons, directora de Echinuco.

Siempre en Providencia, uno de los hitos en cuanto a este tipo de comercio a escala humana es el proyecto que posibilitará el traslado -y mejora- del Mercado de Providencia a su edificio original sobre la avenida que da nombre a la comuna. “Se montará dentro del edificio antiguo un espacio que albergará lo mejor de la gastronomía de nuestro país y que además será un importante lugar para el desarrollo del emprendimiento, la creatividad y el turismo”, explica Patricio Ovalle, agregando que el nuevo Mercado de Providencia debería abrir sus puertas en tres años más.

Otros formatos

Las compras de alimentos, ropa usada, vinilos y muchas cosas más que se ofrecen en este tipo de mercados ya no son patrimonio de la vía pública. Esto, porque diversos malls e incluso algunas estaciones del Metro desde hace ya un tiempo les están dando cabida, en algunos casos de manera permanente y en otros los fines de semana o en ocasiones especiales.

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Así las cosas, el Parque Arauco acaba de inaugurar hace sólo unos días la Pulpería Echinuco, una tienda estilo “pop up” con una buena muestra de los artículos que se venden en sus ferias. Además, en alianza con la cadena de malls Arauco, Echinuco ha podido llegar con sus ferias a ciudades como Antofagasta y Coronel. Siguiendo con los malls, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) viene desde hace un par de años trabajando con algunas de estas compañías para poder comercializar los productos de sus usuarios, en su gran mayoría, pequeños agricultores que con dificultad pueden llegar a hacer negocios en la capital.

“A partir del 2017 se creó una Red de Mercados Campesinos para consolidar bajo una identidad gráfica común diferentes ferias -permanentes o temporales- donde emprendedores rurales ofrezcan directamente a la comunidad hortalizas y frutas frescas, alimentos procesados, artesanías o plantas”, cuenta Carlos Recondo, director nacional de Indap. Además, detalla que “el primer Mercado Campesino comenzó a funcionar en el estacionamiento del Mall Vivo Piedra Roja de Chicureo, todos los sábados y a la fecha ya hay 135 en plazas, centros comerciales, y espacios urbanos de todo el país, con participación de 2.226 productores en este formato”.

Indap también se alió con Mall Plaza para abrir más de estos mercados en centros comerciales como los de Plaza Egaña, Tobalaba, Alameda, Oeste e incluso Atacama y Biobío. En el mismo ámbito, Indap cuenta desde 2016 con la Red de Tiendas Mundo Rural, en las que se pueden encontrar productos como orégano de Putre, aceites de oliva del Valle de Huasco, ajo negro chilote o maní de Chépica; con seis locales en distintos puntos del país y administrados por organizaciones campesinas. En Santiago están en el Centro Cultural La Moneda, el terminal de buses de Pajaritos y el SubCentro Escuela Militar.

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Lo que viene

No ha pasado inadvertido para quienes circulan por el sector. En la manzana compuesta por las calles Apoquindo, El Bosque, Roger de Flor y Encomenderos se levanta una construcción de 82.000 metros cuadrados y que se supone estará lista a inicios del próximo año. Se trata -obviamente- de un proyecto inmobiliario llamado Territoria y que tendrá -como tantos otros- varias torres destinadas a oficinas. Sin embargo, hay algo que pretende diferenciarlos de los demás: el Mercado Urbano Tobalaba, un sector de tres niveles emplazado en medio de las torres, con áreas verdes, conectado a la calle y que reunirá a una gran comunidad de productores y artesanos del mundo culinario, con locales de comida y productos frescos, tiendas de industrias creativas y servicios.

También tendrá un Mercado de Comidas que estará dividido en ecosistemas como el del vino y cerveza, vegetariano, productos frescos o especialidades del mar. En total, serán más de 100 locales gastronómicos distribuidos entre cocinas y puestos de productos. “Después de preguntar a los vecinos y usuarios del barrio comprendimos que las personas demandan espacios verdes, conexión con la ciudad y lugares en los que interactuar a escala humana. Por eso, en vez de construir una caja cerrada, como los malls tradicionales, decidimos crear un sitio conectado con el pulso de la ciudad, que privilegie el vínculo uno a uno, y ofrezca lugares de encuentro y descanso”, explica Ilana Sarner, directora comercial de Territoria.

Francisca Astaburuaga explica que hay una generación entera de gente que le está dando vida a estos nuevos espacios urbanos, que por lo mismo resultan exitosos. Pero claro, este éxito los convierte también en un modelo que desde el comercio más clásico y el mundo inmobiliario se intenta recrear e incluir en sus nuevas propuestas. Y en ese sentido, señala que “hay que tener cuidado con esto, porque es importante que estas actividades se sigan dando en el espacio público y al aire libre, porque así es como se le da vida a la ciudad”, y agrega que uno de los valores de estos mercados es que “son activadores de la vida urbana”.

La arquitecta Francisca Astaburuaga explica que hay una generación entera de gente que le está dando vida a estos nuevos espacios urbanos, que por lo mismo resultan exitosos.

Como sea el formato, dentro de un mall o al aire libre, administrado por pequeños productores o bajo apoyo gubernamental, todo indica que estos nuevos espacios para comprar y relacionarse a escala humana sólo pueden crecer. De esta forma, tal vez las postales del futuro Santiago y otras ciudades comiencen a dejar atrás malls y supermercados para retratar estos pequeños mercados y ferias donde la gente vuelve un poco a comprar “a la antigua” o, puesto en términos actuales, de manera consciente, informada y justa.

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