Por qué regalar un celular a un niño antes de los 12 años puede ser “un grave error”, según una especialista
Pese a que los móviles pueden ser útiles para ciertas acciones, estos también pueden presentar riesgos que afecten a la salud y la seguridad de los menores.
El interés por los teléfonos celulares y las últimas tecnologías ha ido aumentando de manera creciente con el paso de los años. Dentro de este escenario, los niños tampoco se han quedado fuera.
Pese a que los móviles pueden ser útiles para aspectos como mantener la comunicación y aprender sobre distintos temas en sitios confiables, su uso excesivo puede tener impactos directos en la salud mental y física de los menores.
Y a esto se le suma que la internet también presenta riesgos que podrían atentar contra su seguridad.
La especialista de la Unidad de Psicología del Consumidor y Usuario de la Universidade de Santiago de Compostela, Patricia Gómez, explicó recientemente a El Español que estos artefactos no son malos en sí y que incluso pueden ser útiles para el aprendizaje de los jóvenes.
Sin embargo, hay una serie de aspectos de relevancia que los padres deben considerar antes de comprar uno a sus hijos.
Qué se debe tener en cuenta antes de regalar un teléfono a un niño o adolescente
Gómez enfatizó que tomar esa decisión depende de las características de cada caso.
No obstante, a nivel general, manifestó que no se debería regalar un móvil a un menor que está cursando la enseñanza básica.
“Lo desaconsejaría totalmente”, subrayó la psicóloga, para luego añadir que “con 12, 13 o 14 años, puede ser un buen momento para iniciarse”.
Para evaluar esa decisión, dijo que primero hay que ver si el menor efectivamente lo está pidiendo, ya que “a veces (los padres) nos adelantamos a sus demandas”.
Con eso en consideración, hay que ver si es “lo suficientemente maduro” para tener uno de estos aparatos.
“Lo que hay que tener en cuenta es que no sea algo que pase de 0 a 100″, sugirió la experta, haciendo referencia a que no esté en el celular la mayor parte del día y deje de lado otras actividades y responsabilidades.
Junto con ello, los adultos responsables deben estar pendientes de cuánto tiempo los usan y qué aplicaciones tienen descargadas.
Esto último debido a que algunas plataformas podrían ofrecer contenido que no es apto para su edad o que, incluso, podrían facilitar que sean contactados por cibercriminales.
Respecto a cómo se pueden crear hábitos para utilizar el celular sin que se convierta en una adicción ni en un potencial peligro mayor, aseguró al citado medio:
“Animaría a acompañarlos y guiarlos en esta transición: por ejemplo, comenzar empleándolo en los fines de semana, acordando, imagínate, una hora por la mañana y otra por la tarde. Después de unos meses o al siguiente curso, dar lugar a que el tiempo sea un poquito mayor, que una de las tardes tengan acceso a ello”.
“Después, preocuparnos no solo por el tiempo de uso sino qué están haciendo ahí, educarlos en el uso de las redes sociales cuando empiecen a tener algún perfil (en videojuegos también), el tipo de aplicaciones que utilicen... Hay que entenderlo como un campo más en que tenemos que educar, acompañar y guiar a nuestros hijos y no dejarlos solos”.
Junto con ello, la psicóloga planteó que los padres deben ser “lo más coherentes posible” con lo que le piden a sus hijos, por lo que si se impone una regla de no usar el teléfono mientras se cena, ellos tampoco deberían estar siempre pegados a la pantalla durante dicha instancia.
“El ejemplo es un arma muy poderosa que tienen padres y madres y les animo a que lo pongan en funcionamiento”, subrayó Gómez a El Español.
Bajo esta línea, sugirió que hay que incentivar a que los jóvenes “vivan experiencias enriquecedoras en muchos ámbitos de su vida y desarrollen su personalidad de forma completa”.
Aquello se traduce en que, por ejemplo, dediquen espacios a practicar deporte, desarrollar sus habilidades artísticas, convivir con la naturaleza, relacionarse con sus amigos y, por supuesto, con su familia.
En el fondo, en palabras de la psicóloga, se trata de “nutrir sus vidas de cosas que les puedan estimular más allá de la tecnología”.
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