Tragedia en un club LGBTIQ+: la historia del veterano “héroe” que redujo al atacante
Luego que un sujeto entrara en un club LGBTIQ+ para asesinar con un rifle a cinco personas, un ex militar que combatió en Afganistán e Irak se abalanzó contra él para detenerlo. Acá, cómo lo hizo y los riesgos que vivió en el atentado.
Durante la noche del sábado, el ex militar estadounidense Richard Fierro se reunió con su esposa, su hija, el novio de ella y una pareja de amigos para asistir a un espectáculo de baile en el Club Q de Colorado Springs, el cual es conocido por recibir eventos de la comunidad LGBTIQ+.
Todo indicaba que la jornada sería una velada habitual dentro de un círculo familiar. De hecho, ahí se presentaría una amiga de la joven con un show como drag queen, mientras que los asistentes al recinto reían e interactuaban entre ellos con sus copas en mano.
“Estos chicos quieren vivir así, quieren pasárselo bien, divertirse (...) me alegro, porque es por lo que he luchado, para que puedan hacer lo que les dé la gana”, comentó Fierro en una entrevista con el New York Times, en la que relató lo que vivió esa noche.
Pero a pesar de que todo permanecía tranquilo en el lugar, las luces de colores y la música a alto volumen pasaron a segundo plano en solo unos instantes, cuando un sujeto que vestía un chaleco antibalas y portaba un poderoso rifle de asalto entró para efectuar una ráfaga de disparos.
Tal escenario despertó recuerdos en Fierro. Después de todo, se desempeñó por 15 años como oficial del Ejército de Estados Unidos y combatió en países como Irak y Afganistán, en donde recibió balas y enfrentó las muertes de algunos de sus amigos.
Si bien, logró salir de la guerra con vida y retirarse con dos medallas Estrella de Bronce en 2013, posteriormente tuvo que iniciar tratamientos psiquiátricos y psicológicos para dejar de pensar en las bombas, los disparos y la posibilidad constante de enfrentar nuevamente un ataque.
Incluso, desechó todas sus armas personales y se dejó crecer el pelo y la barba para eliminar la apariencia militar que mantenía de los tiempos en que estaba enlistado.
Y aunque creía que nunca volvería al campo de combate, esa noche de sábado familiar cambió su rumbo.
La tragedia de Colorado Springs
El sujeto armado que entró en el Club Q, más tarde identificado por la policía estatal como Anderson Lee Aldrich de 22 años, asesinó al menos a cinco personas en el atentado, mientras que las declaraciones oficiales informaron que cerca de 18 más habrían resultado heridas por impactos de bala.
Cuando este empezó a jalar reiteradas veces el gatillo del rifle, la primera reacción de Fierro fue tirarse al piso. Una vez ahí, se percató de que su rival tenía una contextura más bien robusta. Según describió al Times, aparentaba pesar por lo menos unos 150 kilos, pero aquello no lo detuvo.
El ex oficial corrió enérgicamente hacia él, lo tomó por la parte de atrás de su chaleco antibalas y lo tiró al piso del local, para luego avanalzarse sobre su cuerpo. En sus palabras, “solo sabía que tenía que derribarlo”. Y a pesar de que logró quitarle el rifle, el cual cayó a una distancia fuera del alcance de Aldrich, cuando Fierro se dirigió a tomarlo, el atacante desenfundó una pistola.
Instintivamente, el padre de familia volvió a abalanzarse sobre él para desarmarlo y luego empezar a golpearlo en la cabeza con ella.
“En ese minuto te ponen a prueba. Se convierte en un hábito (...) no sé cómo le quité el arma a ese tipo, ni idea. Solo soy un tipo, un viejo veterano gordo, pero sabía que tenía que actuar”, declaró al diario estadounidense.
Mientras seguía golpeando a Aldrich en la cabeza, le ordenó en tono militar a otro cliente que tomara el rifle y le ayudara con un serie de patadas, mientras que también le pidió a una bailarina del local que aprovechara los tacones de sus zapatos para golpearlo y dejarlo completamente inmóbil.
Tal escenario generó que, por un momento, Fierro pensara que lo había matado, pero eso no era lo que más le preocupaba en ese momento de euforia. Se paró con rapidez y evaluó las condiciones de los heridos que tenía cerca, pero cuando la policía entró al Club Q y lo vio con pistola en mano y con su ropa empapada en sangre, optó por detenerlo y llevarlo esposado hacia la parte trasera de un vehículo, desde el cual insistió en que le dejaran ver a su familia.
Si bien, tanto su hija como su esposa presentaron lesiones menores cuando fueron al hospital, sus amigos quedaron internados y en estado grave, mientras que durante la noche del domingo, la mamá del novio de la joven llamó para avisar que había sido una de las víctimas asesinadas por Aldrich.
“Mi niña gritaba y yo lloraba con ella”, contó Fierro al Times, para luego hablarle desde su propia experiencia en la guerra. En este sentido, le dijo: “mira, ya pasé por esto antes en el campo de tiro, y cuando pasa, solo tienes que salir en la siguiente patrulla (...) así es como sanas, lo curas haciendo más”.
Según informaciones reunidas por CNN en Español, la policía de Colorado Springs detuvo a Aldrich y lo internó en un hospital hasta que cumpla con su recuperación, mientras que todavía se investiga si el atentado se trató específicamente de un crimen de odio en contra de la comunidad LGBTIQ+.
Por su parte, el alcalde de Colorado Springs, el republicano John Suthers destacó que Fierro “salvó muchas vidas”, debido a que si no hubiese estado en el Club Q esa noche, podría haber aumentado considerablemente el número de muertes. Asimismo, comentó un encuentro que tuvo con él.
“Nunca me había encontrado con una persona que realizara acciones tan heroicas y fuera tan humilde al respecto”, declaró el político en referencia al ex militar, quien ha sido calificado como un “héroe” por distintos cibernautas y habitantes de la ciudad.
Aun así, Fierro fue enfático ante esos comentarios en una conferencia de prensa en la que participó el diario local The Colorado Sun: “No soy un héroe, solo soy un tipo común y corriente”.
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