Bruno Mars: Copia "pop"




No se trata de restarle méritos. El hombre hace su negocio y lo hace bien. Tan bien que para su retorno a Chile, fijado nada menos que para el 28 de noviembre en el Estadio Nacional, Bruno Mars ya agotó las 58 mil localidades dispuestas para el show, 40 mil de ellas en preventa. Se tata del mismo cantante estadounidense que debutó en Chile en enero de 2012, ante 10 mil personas y en un lugar de evidente menor capacidad como el Movistar Arena. Esa noche quedaron claras varias cosas. Primero, que el hombre era talentoso de verdad, que era mucho más que la figura infantil-juvenil que se intentaba vender en esa época y que había potencial como para pensar en una larga carrera. Lo que pasó entremedio, sin embargo, fue más bien explosivo e inesperado. El éxito global de Uptown funk (2014), su colaboración con el productor británico Mark Ronson, lo instaló en un escenario distinto y Mars consolidó ese rápido ascenso con apariciones recordadas como la del Superbowl de 2014 y su tributo a Prince en los Grammys de este año.

Para muchos, sus fanáticos por lo pronto, eso explica el fenómeno. Pero las razones del éxito del hombre de Treasure también tienen que ver con nostalgia y no sólo con mérito propio. Mars ocupa un espacio vacante y sin competencia en el mundo del pop actual: el de la estrella masculina. Y parte importante de su triunfo se explica con el hecho de ser más un estilista del pop de los últimos 40 años que un creador de verdad. Ante la ausencia de Michael Jackson y Prince y tantas viejas glorias del género, Mars aparece como lo más cerca que podríamos estar hoy de uno de ellos. Porque lo cierto, aunque lo discutan sus fanáticos, es que todavía no se revela como un autor iluminado ni menos como el propietario de una identidad clara y definida. Su esencia artística, tanto como sus canciones, son el compendio perfecto, equilibrado y quirúrgico de las voces de todos sus referentes. No está mal y no es poco, pero si hiciéramos el odioso ejercicio de situarlo en la época en que brillaban los héroes que han nutrido su repertorio, Bruno Mars hubiera sido uno del montón.

Su ADN simboliza mucho de lo que es el pop en la actualidad y también vale para The Weeknd y tantos otros; mucha copia, escasa originalidad. Una apuesta donde importa más el gesto que la voz propia. Es cierto que tiempo le queda, apenas tiene 31 años de edad, y sólo atendiendo a lo que ha pasado en Chile desde 2012 hasta la fecha, está claro que el hombre nacido Peter Gene Hernández se ha convertido en una estrella de estadios. Pero ya hemos visto a varios de esos nombres meteóricos instalados en el paso de Ñuñoa. Los que escribieron la historia grande de la música popular hicieron bastante más que eso. Que Bruno Mars sea la gran estrella del pop en la actualidad lo confirma.

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