El futuro de los niños




Gabriela Mistral bien decía que el futuro de los niños es siempre hoy, porque mañana será tarde.

Existe consenso científico respecto a que las etapas iniciales de la vida son claves para sentar las bases del desarrollo futuro de las personas. La etapa del desarrollo que va desde el nacimiento hasta los siete años es considerada desde la biología y ciencias cognitivas como el período más significativo en la formación del individuo. Si en estos períodos de alta potencialidad y vulnerabilidad no se cuenta con familias, comunidades y equipos de salud y educación, entre otros factores ambientales, informados y estimulantes, no sólo se pierden oportunidades de desarrollo fundamentales, sino que se arriesgan daños permanentes en su desarrollo.

<em>Los efectos del origen socioeconómico en el desarrollo se observan tempranamente en la vida de los niños <strong>a través de indicadores de desarrollo biopsicosocial y rendimiento escolar.</strong></em>

En este contexto, es importante destacar que los últimos dos gobiernos han puesto especial énfasis en este nivel de educación a través de un aumento significativo en los recursos públicos. Con todo, el actual gobierno ha presentado un presupuesto 2014 que respecto al 2009 aumenta en 176% los recursos para el nivel parvulario. Estos fondos permitirán la creación de 12.000 cupos adicionales, respecto al 2013, en salas cunas y jardines infantiles, para atender a los niños del 60% más vulnerable de la población. En suma, durante los últimos cuatro años se han creado cerca de 58 mil nuevos cupos en jardines y salas cunas. Además, el presupuesto de educación contempla el ingreso de 25 mil nuevos niños a prekínder y kínder.

<em>Aunque un erario que se focaliza en el capital humano y en particular en la primera infancia más vulnerable es una muy buena noticia, es sólo condición necesaria, <strong>pero no suficiente para cerrar las brechas de desigualdad de oportunidades.</strong></em>

En definitiva, cualquier esfuerzo por mejorar las oportunidades de vida de los niños más vulnerables se verá mermado si no se logra mejorar al menos la calidad de los docentes y se reduce significativamente el ausentismo escolar en esta etapa tan importante. De acuerdo con la evidencia disponible, cinco años de buenos profesores pueden cerrar la brecha en el desarrollo cognitivo atribuibles a diferencias de origen. De la misma manera, la Fundación Oportunidad realizó un seguimiento de dos años al nivel de asistencia de 1.868 niños de prekínder y kínder de seis comunas de la RM. El estudio reveló que los niños de escuelas vulnerables de la RM faltan en promedio un 22,6% de los días escolares en prekínder y un 20,8% en kínder. Asimismo, se demostró que más de un 65% de los niños de ambos niveles faltan por sobre un 10% de los días escolares, calificando así como menores con ausentismo crónico precoz, lo cual se asocia a malos rendimientos futuros en lenguaje y matemática, específicamente en primero y quinto básico.

Lo anterior también incide en un alto riesgo de fracaso académico y en dificultades durante la infancia y adolescencia. Luego, es necesario rediseñar el sistema de subvención para este nivel escolar, con el fin de generar incentivos para mejorar la asistencia de los niños más vulnerables.

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