Metástasis: La fotocopia de Breaking Bad
Walter Blanco no tiene una piscina en el patio de su casa en Bogotá, pero sí una fuente de agua. Walter Blanco y su compañero en el negocio de la metanfetamina, José, no cocinan la droga en una vieja casa rodante, sino que en un viejo bus escolar. Walter Blanco enseña en un colegio privado. Y cuando venga el momento, no robará las sustancias químicas desde un tren en movimiento, pero sí de unos camiones.
Metástasis es la versión latina de Breaking Bad, y esas serían algunas de las mínimas diferencias en la adaptación al mundo del español. Más allá de la traducción de nombres -la mujer, Skyler, ahora es Cielo- la mayoría de las escenas y detalles están recreados al pie de la letra (el cerebro de la serie, Vince Gilligan, fue asesor en esta traducción). Todo el resto, es igual, desde el rostro del protagonista Diego Trujillo, que imita como un doble de programa de talento al del ganador del Emmy Bryan Cranston, a detalles que los fanáticos de la serie -que finalizó el año pasado, sobre un tranquilo profesor de química que se convierte en el Scarface de Nuevo México- pueden reconocer: María, la cuñada de Cielo, usa ropa en tonos morados.
A diferencia de la original, que liberaba una temporada de trece capítulos al año, Metástasis es exhibida en tres meses, de lunes a viernes -en Chile, por FoxLife a las 21 horas-, como telenovela. Los sesenta capítulos fueron filmados de corrido. Algo parecido es lo que pasa con la adaptación, también colombiana, de Grey's Anatomy, A corazón abierto, que hoy se exhibe en Mega. Cuando ese mismo canal programó el año pasado Breaking Bad, con gran campaña publicitaria, no duró mucho al aire, sin atrapar a fanáticos nuevos y recibiendo el repudio de los viejos por la transmisión doblada.
¿Qué es entonces lo que se pierde en la traducción? En ese escenario, ¿vale la pena ver Metástasis? ¿Llena el vacío que dejó Walter White con su partida?
Pues no. Bien hecha, sí, bien escrita, pues claro, si es lo mismo, pero pasada la curiosidad inicial de ver la fotocopia, comienza a surgir la incomodidad de lo que Metástasis, por mucho que lo intente y aunque es una producción de mucha dignidad, jamás logrará: una actuación superior, por no decir sublime, de su protagonista. Cuando Cranston es dulce, se siente profundamente inofensivo. Cuando está enojado, se siente peligroso. Recrear tan idénticamente en la imagen a un actor así, hace que la nueva versión se sienta, por más que lo intente, como una pequeña estafa.
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