Nuevo Trato




Hace años le pregunté a un técnico argentino que trabajó en Chile y que es mencionado cada vez que se piensa en un DT para la Roja, qué debía considerarse para elegir un entrenador. Me dijo: "Todos perderán. Elija uno honesto que no lo traicione". Eso hizo la actual dirigencia de la ANFP y contrató a Juan Antonio Pizzi cuando el anterior se fue para no enfrentar la segura debacle económica que venía y la casi segura debacle deportiva que él mismo predecía.

Antes, según se decía, otros candidatos rechazaron el cargo, quizás porque compartían la predicción de su antecesor, que desde adentro y con toda la información necesaria debía saber que lo más conveniente era irse. Contra esos pronósticos, el cuerpo técnico de Pizzi fue exitoso. Pizzi tuvo la capacidad de administrar un grupo muy difícil y darle un contenido futbolístico diferente, pero necesario para la realidad actual de los jugadores. La Selección siguió siendo competitiva en todos los campeonatos que disputó: ganó la Copa América; fue finalista de la Confederaciones; ganó la China Cup con un grupo de debutantes (lo que también se omite porque este es un país tan ganador que este título menor no cuenta), y finalmente compitió hasta la última fecha en las Clasificatorias, fracasando finalmente en su objetivo de llegar al mundial, por diferencia de goles. A la hora del análisis, casi no hay análisis.

Algunos vociferantes hablan fuerte pero dicen poco, interesados en captar atención en redes sociales, pues de eso viven. Otros que se creen más inteligentes, elaboran sofisticadas versiones para justificar sus posiciones, como la absurda teoría de que la Copa América se ganó con el "vuelo" que dejó el técnico anterior. Un "vuelito" milagroso que se acabó en los amistosos previos y en la 1ª fase, para luego retomar aire hasta el título. Un vuelo tan increíble que luego decae durante meses para volver a renacer en la Copa Confederaciones y llegar hasta la final, para volver a caer en las últimas dos fechas clasificatorias. Increíble. Mi opinión, en cambio, es que las causas de la eliminación de Chile son mayoritariamente futbolísticas y solo en menor medida extra futbolísticas, lo que es poco atractivo y vendedor. Chile pierde porque la llamada generación dorada es un equipo muy corto, con 2 o 3 jugadores de elite mundial, con otro lote grande que viene a la baja y jugadores del medio local, uno de los menos competitivo de Sudamérica a nivel de clubes. Si no están todos disponibles y al 100% de su capacidad les será muy difícil competir, como les ocurrió en los partidos jugados con Paraguay y Bolivia. Aún así, el colectivo les alcanzó algunas veces, no esta vez. Chile perdió porque no jugó bien esos partidos, especialmente sus 2 máximas estrellas. Creer que perdió por relajo o falta de humildad es lo menos humilde que hay. ¿Soberbia? Quizás, culpa de todos los que les dijeron que eran los mejores del mundo. ¿Indisciplina? Perdimos. Eso pasó.

¿Cómo se sale de esto? La dirigencia de la ANFP, gente seria que también se encontró con un mal punto de partida, tiene el gran desafío de empezar un nuevo ciclo, que debería partir, en mi humilde opinión, por mejorar el fútbol local desde lo básico: buenas canchas para los partidos del fútbol joven en todo Chile (partiendo por la de la ANFP), competencias internacionales para los clubes en todas sus categorías formativas, canchas impecables de pasto natural y de medidas reglamentarias para todos los partidos profesionales, mejorar muchísimo el arbitraje, con un plan para aumentar los minutos efectivos de juego de 43 a 60 minutos promedio; no disminuir el cupo de extranjeros, etc.Un paquete adecuado de incentivos usando solo 5% de los ingresos del fútbol chileno alcanza para hacerlo.

¿Con la Selección? Un nuevo trato, con nuevas reglas para los jugadores. Seguir los consejos que me dio aquel entrenador: contratar a un cuerpo técnico que asegure honestidad, seriedad, equilibrio, trabajo silencioso, que no aproveche situaciones para su propio beneficio, que no haga pactos secretos con algunos periodistas ni hable mal de sus jugadores. Un cuerpo técnico como el que acaba de terminar su contrato.

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