Vicentico: un asunto de clase




Hace 20 años Vicentico huía junto a Los Fabulosos Cadillacs por las dunas de Reñaca, mientras una horda de asistentes atacaba furibunda el escenario de un concierto veraniego gratuito. El tiempo ha pasado y el cantante argentino se toma la fiesta de la Quinta Vergara con la tranquilidad propia de un trasandino calentando un mate para sentarse con los suyos. Con look de veterano de guerra, Gabriel Julio Fernández Capello impuso la canción de calidad por sobre la pose en la tercera noche de festival. Su catálogo clasifica en el romance pero sin la hormona forzadamente adolescente, y la condescendencia bobalicona de los números que han abierto las noches previas. Vicentico canta e interpreta con la experiencia de los curtidos. Y así inició su show con un título tan duro como Ya no te quiero, enfundado de cierta inocencia del pop en español de los 60 y comienzos de los 70, que es el barniz de esta última etapa donde acentúa aún más su talento melódico para aquella voz en sordina, su rúbrica.

Sin frases hechas ni palabrerías para conquistar aplausos, sino respetuoso de su gente, urdió un espectáculo macizo con escenas emotivas, retratos de la larga relación que mantiene con Chile. Como ese vínculo nace de su paso por Los Fabulosos Cadillacs, cuando interpretó solo con guitarra acústica Siguiendo la luna, se elevó el más nítido karaoke en lo que va de festival. Y como un abrazo de vuelta, el público de la Quinta siguió coreando Yo no me sentaría en tu mesa, de la gran banda argentina.

La noche siguió un curso natural, macerado, grato, con una andanada de éxitos propios y ajenos como Algo contigo de su debut de 2002, y Paisaje de Franco Simone, más otras pasadas por el repertorio de LFC, incluyendo Basta de llamarme así.

Su mayor himno, Los caminos de la vida, se alargó como un mantra y fue vitoreada por la audiencia viñamarina, disfrutando de un artista que ha moldeado un tipo de pop latino único y original, que recoge influencias desde el Caribe hasta el extremo sur de la América morena. Lo de Vicentico fue el triunfo limpio de la canción en un evento que aún homenajea porfiadamente el formato.

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