Cómo es la serie sobre Cromañón: “No quisimos hacer algo amarillista o explícito”
La directora chilena Marialy Rivas, una de las mentes detrás de la producción de Prime Video, detalla el acercamiento a la tragedia ocurrida en el show de Callejeros en Buenos Aires el 30 de diciembre de 2004. Aunque presenta diferentes ángulos, su principal foco es la historia de amistad de un grupo de jóvenes que asistió al concierto.
Malena fue a ver a Callejeros la noche del 30 de diciembre de 2004. Junto a sus amigos, compró entradas para ver a la banda de rock en República Cromañón, un local ubicado en la zona oeste de Buenos Aires. El inicio de un incendio y las deficientes condiciones del recinto provocaron que no todos volvieran con vida y que ella saliera completamente transformada. Es una sobreviviente que ahora, en el presente, se niega a revisitar esos recuerdos.
Ese encuadre íntimo es el que elige Cromañón, la serie sobre la tragedia que enlutó a la música argentina hace 30 años, donde fallecieron 194 personas y hubo más de 1.400 heridos. La historia aborda la investigación del caso y la búsqueda de justicia de familiares, pero su ángulo principal es la relación fracturada de un grupo de amigos, Malena (Olivia Nuss), Nico (Toto Rovito) y Lucas (José Gimenez Zapiola).
“Es un coming of age”, define la directora Marialy Rivas, una de las principales mentes creativas detrás de la serie que llega este viernes 8 a Prime Video, en la previa a que se conmemoren tres décadas desde ese episodio.
La directora de Joven y alocada y la serie La jauría, quien se desempeña como showrunner junto a la argentina Fabiana Tiscornia, cuenta que viajó con regularidad a Argentina en los años previos a que ocurriera Cromañón.
“Iba con bandas argentinas y asistía a muchos conciertos y los grababa. Más de punk que de rock barrial. Tengo fotos de esa época. Hubo investigación, pero también un ejercicio de memoria, de nosotras recordar ese período”, explica a Culto.
Rivas se sumó al equipo cuando el trabajo de guiones estaba avanzado y ya se había tomado la decisión de abordar la historia desde un foco adolescente.
“Hay que decir que los guiones estaban bastante trabajados por el equipo de autores. Ya había la decisión previa de contar desde la historia mínima a lo gigantesco y tremendo”, detalla sobre la labor realizada por la escritora Josefina Licitra, el periodista Pablo Plotkin y el realizador Martín Vatenberg.
“Mayormente por razones de producción, se hicieron modificaciones a los guiones, obviamente en conjunto con los autores. Creo que esa esencia que ellos habían delineado en sus guiones se extremó incluso más. Se volvió más concreta la mirada sobre la historia mínima, el grupo de amigos”.
Y agrega: “Nos interesaba tomarle la mano al espectador y hacerlo recorrer esta historia, donde estos chicos, atravesados por el horror, se hacen adultos. Todos cambian, pero se logran encontrar a sí mismos de una nueva manera. Todas las decisiones en la historia eran para reforzar ese viaje”.
Filmada en Uruguay durante el segundo semestre de 2022, la serie pone en el centro a un grupo de jóvenes actores con diversas experiencias. Más allá del kilometraje de cada uno en proyectos anteriores, se originó una complicidad que, según cuenta, se ha mantenido hasta la actualidad.
“Como tuvimos que ir todos a Uruguay al rodaje, se formó como una bandita. Con Fabi les decíamos los ‘niños’. Fue hermoso. Uno como director cuando trabaja con actores jóvenes estás ahí para guiarlos, pero también para contenerlos. Debido a que tienen que interpretar escenas emocionalmente muy duras, tienes que saber cómo pedirles para que se expresen, pero también contenerlos para que no se rompan, porque son meses y meses de rodaje. De cierta manera, son casi como tus hijos. Cuando son actores jóvenes, porque con los actores grandes hay otro tipo de relación”.
La producción opta por mostrar la tragedia al interior de Cromañón. Primero, en los capítulos iniciales, lo esboza mediante breves momentos y luego, hacia el final, lo desarrolla en propiedad.
Según indica la directora, “es desde lo íntimo, lo personal, no hacer una cosa amarillista, explícita o gore. Está contado muy en primera persona. Hay momentos en que el plano se abre, para ver la dimensión de la tragedia, pero nunca se abusa de eso. Siempre nos quedamos con nuestros personajes”..
En una dimensión más global, asegura que “como toda ficción, se es más verdad cuando se particulariza. Nunca apostamos a hacer un documental o una fotocopia. Porque ya es un recuerdo, ya es memoria, y la puesta en escena es una construcción de una verdad”.
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