Dudamel, de California a Mapocho

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Gustavo Dudamel recibió este lunes la Orden al Mérito Pablo Neruda en el Palacio La Moneda. Foto: Andrés Pérez

El conductor más mediático de hoy lleva dos semanas en Santiago junto a su esposa María Valverde, la actriz española de la nueva película de Andrés Wood. Afable y enérgico, Dudamel recibió la Orden al Mérito Pablo Neruda y dirige en CorpArtes este jueves y viernes.


La última vez que el director de orquesta Gustavo Dudamel (1981) estuvo en Chile fue hace tres meses y 17 días. Vino con la Filarmónica de Viena al Teatro Municipal y apenas alcanzaron a desembalar los instrumentos, sacar las partituras y, en el caso de Dudamel, ponerse el traje de conductor y tomar su batuta. Ni el conductor ni los maestros austríacos tuvieron más de 36 horas para respirar el aire gris de Santiago antes de subirse al avión. Ahora, en pleno invierno y con el smog en su plenitud, el director ya lleva más de dos semanas en el país. Ni sus ojos lucen irritados por la contaminación ni su rostro ausente por estar lejos de los centros de la música donde suele parar, desde el Walt Disney Hall de Los Angeles al Musikverein de Viena.

Por el contrario: está más sonriente que nunca. En Chile se mueve entre amigos, entre compatriotas y, lo que es mejor, con su familia. Está casi en casa y ayer, cuando recibió la Orden al Mérito Pablo Neruda de manos de la Primera Dama Cecilia Morel, y luego ensayó en el Teatro CorpArtes, dijo más de una vez "mi querido Chile". No parecen ser palabras de buena crianza: es raro que un artista de su estatura artística regale más de dos semanas de su agenda internacional a una ciudad del Cono Sur.

"Me encanta Chile, lo adoro", comenta Dudamel poco antes de iniciar sus ensayos con los muchachos de la Fundación de Orquestas Juveniles (FOJI), a quienes dirigirá este jueves y viernes en CorpArtes. Lo hará junto a miembros de otras seis orquestas: Filarmónica de Los Angeles, Filarmónica de Viena, Filarmónica de Berlín, Sinfónica de Gotemburgo, Sinfónica Nacional Simón Bolívar y la Nacional Juvenil de Venezuela.

"En realidad he venido varias veces a Chile. La primera oportunidad fue en 1995, hace 23 años, cuando yo tocaba el violín en la orquesta. Tocamos en un enorme salón en la Universidad Católica", recuerda el conductor, cuyos conciertos en CorpArtes se llaman A mi maestro y están dedicados a José Antonio Abreu, su mentor y creador del Sistema de Orquestas en Venezuela.

"Ahora por fin me he dado el tiempo de estar más y de alguna manera me he sentido un chileno más", dice Dudamel. Luego deja escapar: "Y he cocinado como nunca en mi vida".

Cocina, rodaje, dirección

Tras uno de los ensayos de la Cuarta sinfonía de Tchaikovsky, una de las dos obras que dirigirá en Chile junto a la Séptima sinfonía de Beethoven, Dudamel se queja de una molestia en uno de sus brazos. Es entendible: hasta el más atlético de los maestros puede perder flexibilidad a su ritmo de ensayos. Además, es probable que a estas alturas su bitácora se divida entre extendidas pruebas con las orquestas juveniles y su afán por cocinar.

En Chile no está en hotel, sino en una casa del sector oriente. Y lo acompañan nada menos que su esposa, su padre (el músico de salsa Oscar Dudamel), su madre, su abuela y un primo. Hasta la semana pasada se trasladaba desde ahí hasta la sede de la Fundación de Orquestas Juveniles detrás de la Estación Mapocho, donde ensayaba con los chicos de la FOJI.

Dudamel, quien parece tener energía de sobra, suele terminar los ensayos y partir al lugar de rodaje en Santiago donde esté su esposa, la actriz española María Valverde (Tres metros sobre el cielo). La madrileña es una de las protagonistas de Araña, la nueva película de Andrés Wood.

Quienes participan de la película de Wood dicen que Dudamel tiene un humor a prueba de cualquier tragedia y que va muy a menudo al set. No es raro: autor de bandas sonoras (El libertador) y amigo del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, Dudamel fue la inspiración del personaje central de Mozart in the jungle, la premiada serie donde Gael García Bernal era conductor de orquesta.

Se sabe que sus gustos culinarios son amplios (en Los Angeles hay hasta un hotdog con su nombre) y en Chile siguió al pie de la letra una vieja recomendación turística: a las seis de la mañana se comió un mariscal en el Mercado Central.

Justo en el año en que se celebran los 100 del nacimiento de Leonard Bernstein, el más carismático de los directores y pedagogos clásicos del siglo XX, Dudamel emerge como el rostro más mediático de la llamada "música docta". Justamente durante estos días el realizador estadounidense Ted Braun (Darfur now) lo filma en Chile para un documental que se estrenará el próximo año y que documenta su trayectoria en Venezuela, su relación con El Sistema y su lugar en el mapa de la música mundial.

Pero quizás quienes mejor sepan cómo es Dudamel sean los músicos. Los chilenos están impresionados, contentos y abrumados. El venezolano reconoce que exige más de lo normal y los jóvenes chilenos tocan esta semana además en otros dos conciertos con Max Valdés. Es una auténtica maratón. "El está acostumbrado a que los instrumentistas sepan bien todo lo que van a tocar. Es muy exigente y debemos muchas veces resolver en el momento lo que busca", comenta el flautista Juan Pablo Moyano (21). El joven músico reconoce que el siempre sonriente Dudamel a veces puede incluso enojarse si es que algo no se escucha bien, pero al final concede: "Sin embargo es capaz de llevar a la orquesta a un nivel de calidad superior, muy diferente a otros directores. Y lo hace siempre dando una razón para todo".

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