Sergio Tiempo: "La música borra las diferencias de género"
El pianista argentino nacido en Venezuela y la chelista británica Natalie Clein se presentan este martes en el Teatro Municipal de Las Condes.
El fracaso de su Sinfonía N° 1 lo había golpeado profundamente. Fue "la hora más angustiosa de mi vida", como la definió Rachmaninov, un músico de un virtuosismo superlativo y una personalidad en extremo sensible. Durante tres años, el último de los románticos rusos no pudo componer. Pero en octubre de 1901 salió de esa crisis con el estreno del Concierto N°2 para piano y orquesta, una pieza inspiradísima que demostró su recuperación, fue un éxito internacional y se inscribió como uno de los conciertos más hermosos de la historia. Solo dos meses después de ello, Rachmaninov entregó otra obra animada por el mismo espíritu: la Sonata para cello y piano, opus 19.
Eventualmente opacada por el estreno del Concierto N° 2, la Sonata contiene momentos de gran emotividad a cargo del chelo y una eximia presencia del piano. "Es una sonata que Rachmaninov compuso de una manera muy pianística, o sea, el piano está en primer plano, si bien el chelo tiene un rol muy melódico y muy importante; como Rachmaninov era pianista, le dio mucho protagonismo", dice el pianista Sergio Tiempo (1972), quien tocará esta pieza con la chelista británica Natalie Clein (1977) hoy en el Teatro Municipal de Las Condes.
Será uno de los momentos estelares del concierto que abre la temporada de la Fundación Beethoven. Argentino nacido en Venezuela y radicado en Bruselas, el músico se reencuentra con la chelista con quien debutó en Chile en 2014.
"A mí siempre me gustó la música de cámara", dice. "Es una de las cosas que más me gusta hacer. Me encanta el diálogo y la parte improvisada, además. Uno puede planificar todo lo que quiera, pero en el momento de tocar siempre hay algo novedoso. Además es bonito compartir el escenario", agrega. "La primera vez nos juntamos para tocar fue para venir a Chile y Sudamérica. Después no nos vimos por dos o tres años, y ahora nos reencontramos. Ha sido muy lindo", cuenta, luego de presentarse en Lima el fin semana, anoche en el Teatro de Carabineros y con pasajes para Argentina mañana.
El programa lo completan la Sonata para cello de Debussy, que también tocarán juntos, la Sonata para solo cello de Kodaly a cargo de Natalie Clein y cuatro suites de Prokofiev a partir del ballet Romeo y Julieta. Cuestionado en su momento en Rusia, Prokofiev estrenó el ballet en la actual República Checa antes que en su país. "En general, casi todos los grandes compositores tuvieron problemas en su época, porque mucho de lo que escribían era a veces revolucionario y el público y la crítica no estaban preparados para aceptarlo, y llevó tiempo darse cuenta de lo genial que eran", dice el pianista.
Terreno de preeminencia históricamente masculina, la música clásica ha comenzado a abrirse a una mayor presencia femenina, como atestigua Tiempo. "Hay grandes solistas y cada vez más directoras de orquesta. Afortunadamente la música es un medio que permite borrar diferencias sociales, culturales y de género. Mi ídola, Martha Argerich, me decía que para ser buen músico hay que ser hermafrodita, porque la verdadera riqueza de la música toca a todos los seres humanos".
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