El dispar legado de la mejor película de cómics
Diez años después, pocos discuten el lugar de Batman: El caballero de la noche como el punto más alto de las historietas en el cine, pero su influencia en Hollywood no ha sido todo lo que se esperaba.
"El caballero de la noche validó el género de los superhéroes, para bien o para mal", aseguraba un artículo de la revista The Atlantic durante la semana, un comentario representativo de las decenas de artículos, ensayos y análisis que han aparecido los últimos días a propósito del décimo aniversario de la cinta de Batman, la segunda en la trilogía del director Christopher Nolan, y que hoy pocos se atreven a discutir su lugar como la mejor película de superhéroes de la historia. Pero al momento de analizar la década que ha pasado desde que Batman: El caballero de la noche revolucionara Hollywood y transformara su visión del hombre murciélago en una historia de prestigio, la mayoría presenta una óptica menos positiva, no por los méritos cinematográficos de la cinta, sino por las dispares formas en las que transformó la industria a su alrededor.
* ¿Por qué tan serio?
Ninguna obra de arte, por más superlativa que sea, puede garantizar que su influencia será positiva. Y si El caballero de la noche es Nirvana en el mundo de los superhéroes, muchas de las películas del género que se declaran explícita o implícitamente sus descendientes son el post-grunge: obras que imitaron la forma de la original, pero poco y nada del fondo, dejando resultados deslucidos. Tras el éxito de la película de Nolan, a los estudios se les abrió el apetito de cintas de superhéroes "oscuras y crudas", pero sin prestar mucha atención a la complejidad temática de la cinta de 2008, que abordaba desde el derrumbe moral de la sociedad norteamericana hasta la naturaleza del heroísmo. En cambio, Hollywood se ha llenado de cintas del género oscuras sin mayor propósito: desde los mismos intentos de DC Comics de repetir el estilo de Nolan con El hombre de acero o Batman vs Superman, hasta Spider-Man, que apenas duró dos películas cargadas a la tragedia, protagonizadas por Andrew Garfield, antes de que la franquicia tuviera que ser reiniciada con otro actor y tono. Desde entonces, cada película de superhéroes que apueste a la categoría de "prestigio", debe luchar con la sombra de la cinta de Batman. Quizás por eso no es coincidencia que las más elogiadas desde entonces -Logan, Mujer Maravilla, Pantera Negra-, se han preocupado menos de imitar y más de plantear nuevas ideas.
* Con las manos vacías
Quizás el cambio más profundo que generó en la industria El caballero de la noche fue haber forzado a cambiar las reglas de su premio más importante. Luego que la cinta fuera ignorada entre las nominadas al Oscar a Mejor Película de 2009, las críticas fueron tales que la Academia anunció que desde el año siguiente, nominaría hasta diez cintas en su categoría máxima, para hacerle espacio a cintas de géneros más pop rara vez reconocidos. Pero si bien en diez años la medida ha servido para nominadas atípicas -desde El origen a Mad Max: Furia en el camino-, todavía ninguna película de superhéroes ha estado si quiera considerada.
* La broma asesina
"Pareciera que estamos destinados a hacer esto por siempre", le decía el Guasón (Heath Ledger) a Batman (Christian Bale) en el clímax de la película. La frase no sólo hacía eco de una de las relaciones antagónicas más importantes de la historia de las historietas, sino también la tesis de la película: la lucha entre el héroe y el villano nunca se detendría, porque ninguno estaba dispuesto a cambiar. Por supuesto, cuando el público escuchaba esa frase, sabía que sería una promesa incumplida: Ledger murió a los 28 años de sobredosis, antes del estreno del filme. La interpretación que le valió un Oscar póstumo es quizás lo más recordado, así como también una de las mayores cargas de su legado. No sólo el personaje no pudo regresar a cerrar su historia cuatro años más tarde en El caballero de la noche asciende (2012), sino que ha sometido a cada villano del género desde entonces a comparaciones casi siempre poco favorables. La última ironía del Guasón fue que su promesa de eternidad terminó siendo una situación irrepetible.
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