El gigante que cambió a republicanos
Felipe Costabal, un creativo que mide dos metros, cambió la estética del partido de José Antonio Kast. Metió funk en sus jingles, los hizo bailar en TikTok y les puso ropa a medida a sus candidatos. Todo eso movido por una certeza poco usual en su sector: la entretención trae votos.
El mundo de Felipe Costabal (42) no era la política. Ni siquiera estaba cerca de serlo. Su universo, más bien, estaba compuesto por las pequeñas certezas que había aprendido sobre entretener en la vida que comenzó después de salir del Colegio Tabancura, Periodismo en la Universidad de los Andes y un magíster en Navarra, España. A pesar de que no era lo suyo en ese ciclo, que lo paseó por programas de CHV, TVN, Start Up Chile, la docencia y un par de agencias, Costabal sí vio política. O campañas, al menos. Y no le gustaban.
–No te topabas con una pieza entretenida, ¿cachái? Te topabas con la épica, con el discurso político. Con eso querían llegar a una audiencia que quería entretención, música. Que consumía conceptos fáciles de digerir, ¿cachái?
En 2021, otro académico de la Universidad de los Andes se acercó a él y a su agencia 975 para que lo ayudaran en su campaña para la Convención Constitucional por el distrito 13, en una tarea que parecía delirante: un profesor de Derecho Opus Dei de derecha quería ganar en un feudo de la izquierda. El candidato se llamaba Luis Silva Irarrázaval.
Costabal, recuerda, le contó una historia personal.
–Le dije que yo era el tercero de cuatro hermanos. Y que, para diferenciarme, tuve que ser el distinto. Necesitábamos meternos eso en la cabeza: generar diferenciación. No ser el mejor, pero sí el distinto. Presentarnos de otra forma, ¿cachái? Así fue como nació El Profe Silva.
Ahí comenzaron a perfilar al candidato: le sacaron la chaqueta, pero le mantuvieron las corbatas.
–Se iba a meter en un mundo que no le pertenecía. Entonces no se tenía que disfrazar o mimetizar. Tenía que ser siempre profesor y por eso jugaba con una corbata. Teníamos que llenarlo de elementos que generaran una diferenciación en él. Acercarlo de la forma más sencilla y entretenida posible, pero sin quitarle seriedad.
La orden, entonces, fue tomar un pizarrón y pasearse por todas las fuentes de soda y plazas de El Bosque, La Cisterna, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda, San Miguel y San Ramón, enseñándoles a los vecinos sobre la Constitución. Costabal iría atrás, grabando ese material.
–Su primer video, el que agarró más fuerza, fue uno en que explicaba en qué se parece la Constitución a un completo. Y el tipo explicaba que para que exista un completo tiene que haber pan y vienesa. Y que para que exista la Constitución tiene que haber derechos y limitaciones del Estado. Lo explicaba en el mismo local en que la gente se estaba comiendo un completo.
Costabal creó una cumbia para la campaña y le pidió a Silva que siempre hablara en términos concretos y sencillos, porque, pensaba, la gente no entendía la política, “porque la política llevaba mucho tiempo hablándole a la gente en complicado”.
A pesar de la pizarra, los videos, las cumbias y los conceptos sencillos, Luis Silva perdió esa elección de mediados de mayo. Obtuvo el 2,15% de los votos.
–La campaña funcionó, pero claro, faltó un poquito más de tiempo para poder agarrar un poquito más de volumen. Vivir la derrota también hace súper bien. Es más sano partir perdiendo que partir ganando.
Funk republicano
Felipe Costabal no lo sabía, pero el equipo de José Antonio Kast lo estaba mirando.
–La campaña del Profe Silva era fresca. Convirtió a alguien serio, académico, en alguien mucho más cercano. Eso nos pareció llamativo –recuerda Cristián Valenzuela, asesor del líder del Partido Republicano.
No sólo era el tono lo que los sorprendió. También por los canales en que llegaba: redes sociales y videos YouTube, en vez de los espacios políticos en medios tradicionales.
–Creo que en la derecha tradicional no utilizábamos ese tipo de forma para hacer política, que ayuda a que los mensajes no solamente queden en una cuña o frase –explica la encargada de comunicaciones de Kast, Carolina Araya.
El nexo fue Julio Feres, el encargado de la campaña presidencial de Kast para 2021, a quien Costabal conocía anteriormente por trabajos que le hizo con su agencia a Agrosuper, donde Feres había sido gerente.
–Julio me llamó y me dijo: “José Antonio Kast te quiere conocer”. Me pasó lo mismo que cuando se acercó el Profe Silva: era un desafío.
La reunión fue en una casa en Las Condes, donde se instalaría el comando. El equipo de republicanos quería saber cómo enfocaría una campaña de Kast si es que su agencia 975 se la adjudicaba. Costabal se sentó con Kast y sus seis asesores más cercanos, les hizo una serie de preguntas, como si este era un intento testimonial o no, y les pidió que las anotaran en unos post its. Después los pegó en una pizarra.
–La conversación que se generó era de que querían ir con todo. Que había problemas, como los de La Araucanía, que se podían solucionar, pero que nadie se atrevía, porque había que tomar medidas duras, que significaban costos políticos. Yo dije que aquí había una osadía, un gallo que se atreve. Ahí apareció el Atrévete, que mezclaba dos cosas: el atreverse a votar por Kast y a solucionar los problemas que nadie ha querido solucionar, ¿cachái? –cuenta Costabal.
La idea convenció, dice una persona del equipo, por la propuesta más juvenil. No era usual ver a un candidato tradicional de derecha usando colores distintos a los de la bandera de Chile. Y eso, explica Carolina Araya, podía ser la respuesta a una de las principales falencias que tenían.
–Teníamos muy claro que era importante enfrentar toda esta caricatura que existía en relación a José Antonio.
Lo primero que hicieron fue hacerle una sesión de fotos a Kast, recuerda Costabal. Le pidieron que fuera con la ropa que usualmente ocupaba:
–Se veía que mucha ropa le quedaba grande. Por ejemplo, con el polar que ocupaba se le hacía como un globo a la altura del estómago. Entonces, cuando se sentaba, quedaba como tatita. Si queríamos proyectar seguridad, atrevimiento, osadía, no podías andar con un polar que te quedara grande.
El otro problema que identificaron era el rechazo que el candidato generaba, asegura Costabal.
–Si cualquiera te decía que, por ejemplo, había que poner mano dura en La Araucanía, la gente decía: sí, es buena idea. Pero si lo decía Kast, era malo. Entonces teníamos un emisor que mataba el mensaje. Usar como eslogan el Atrévete nos permitió entregar la idea primero. Si te fijas, en todas las piezas que hicimos del Atrévete, estaban relacionadas a una problemática: nunca al candidato. Primero la solución, después el candidato.
La orden fue vestirlo con ropa de su talla, con un estilo un poco más joven, y pasearlo por Chile. Los votantes tenían que saber que el candidato más a la derecha en la oferta presidencial, que competía contra nombres como Boric, Sichel, Parisi y Provoste por pasar a segunda vuelta, podía caminar tranquilo por las calles.
Luego, cuando supieron que irían segundos en la papeleta, tenían que definir lo de la canción.
–Estaba costando mucho traer a artistas. Llamar y decir “vente a la campaña de Kast” era enfrenarse a una puteada rápida y que te dijeran que era un tipo extremo y nazi –dice Lalo Prieto, director de cine y encargado de la franja de Kast.
Costabal estaba probando bases distintas para un jingle. Lo que sabía, dice, es que no quería una cumbia. También, que quería algo con una voz profunda, como la de Barry White, pero entretenido, como una canción de Bruno Mars. El resultado fue un funk, un sonido demasiado lejano al imaginario republicano.
–Llegó con una pista y una letra que él mismo cantaba. Decía “vota 2, vota Kast”, haciendo un juego con los dedos. A nosotros se nos ocurrió que podíamos agregarle voces femeninas en un coro. Fue como un accidente, en verdad. Salió tan bien que llamamos al productor y lo grabamos altiro –cuenta Sofía Lermanda, de la agencia 975.
El jingle resumió todo lo que Costabal quería que la campaña de Kast fuera:
–Nos alejaba de la épica y nos hacía ver entretenidos. Si queríamos que la cuestión entrara, tenía que ser así, porque José Antonio ya era alguien muy duro, muy del mundo de la épica, del caudillo, del personaje que se fue de la UDI. Eso ya estaba resuelto. Lo que teníamos que hacer era llevarlo a un plano donde pareciera cercano. Si querían épica que vieran a William Wallace en Corazón valiente.
La canción y el gesto con los dedos índice y anular emulando el número dos y la K se esparció por redes sociales a una velocidad que ninguno de ellos anticipó. Tuvieron más de un millón de reproducciones en Spotify y cerca de 15 mil videos cortos de bailes en TikTok, publicados por usuarios que no necesariamente votarían por el republicano.
Contra cualquier pronóstico, Kast ganó la primera vuelta. Sacó el 27,9%. Costabal, que ya era conocido como “Yeti” en el comando, por sus dos metros de altura, lo celebró cantando el éxito que inventó arriba del escenario.
–Dimos las notas que teníamos que dar en los medios, pero todo lo que hicimos tenía un gancho muy fuerte en el contacto directo, en la masividad, en las conversaciones que se producían en otros lados. Eso nos dio el piso para avanzar –asegura un asesor de Kast.
Gabriel Boric llegó segundo. Su jefe de comunicaciones en la primaria presidencial, Felipe Heusser, entendió que Kast había logrado algo difícil: “Conectar y activar a un electorado de derecha mayoritariamente crítico a Sebastián Piñera”:
–El estilo visual, sonoro y narrativo de la campaña de Kast fue especialmente novedoso para la derecha tradicional chilena, pero no es totalmente nuevo si se observa a nivel internacional. Las campañas de la ultraderecha en países como Francia, Austria y Estados Unidos han seguido la misma fórmula, logrando empaquetar con colores y símbolos modernos un contenido que en realidad es profundamente conservador y reaccionario.
Encontrar el Re
José Antonio Kast no fue elegido presidente en 2021. Perdió con el 44,13% de los votos. Felipe Costabal recuerda la noche de ese 19 de diciembre. Pidió un Uber desde el comando, para que lo llevara a su casa. Iba con su esposa, Alejandra Pérez, que trabaja con él en su agencia. Se escuchaban bocinazos en las calles:
–Eran dolorosos esos bocinazos –recuerda–. Nos habíamos involucrado tanto, con tanta intensidad, sacándonos la cresta, siendo, además, una agencia chica, que no conseguir el resultado que queríamos y, además, escuchar esas bocinas sonando, era duro. Yo pensaba ¿cómo me voy a despertar mañana?
Al día siguiente, acompañando a sus hijos, tuvo una respuesta: el plebiscito de salida.
–Yo no sabía si republicanos me iba a llamar – asegura Costabal–, pero iba a estar disponible.
Marco Antonio González fue designado como el enlace de republicanos en la campaña del Rechazo de salida. El abogado fue quien lo convocó para trabajar en la franja.
En ese equipo trabajó con el exdirector de la Secom Jorge Selume:
–Creo que la división del espectro político en izquierda y derecha está un poco caducada. Y en estos momentos las expresiones audiovisuales también se salen de esas casillas. Si uno ve un producto, ya es difícil decir si es de derecha o izquierda. El trabajo de “Yeti” es parte de ese síntoma.
La necesidad de alejar esa opción de la derecha más tradicional y acercarla a los votos de centro y, sobre todo, la posibilidad de trabajar el concepto de “rechazar por una mejor” distanció el proceso creativo de los ejes republicanos. Aun así, la del 4 de septiembre de 2022 fue la primera victoria que Costabal tuvo en política.
Después vino la normalidad. Retomar los clientes en la agencia, acomodarse al nuevo estatus que tenía en el rubro y mudarse a una oficina más nueva. La elección del Consejo Constitucional del 7 de mayo de 2023 lo trajo de nuevo para la política. Ya no a cargo de un candidato, sino que de la campaña del partido. A Costabal le gustaba el concepto “Refréscate”, porque podía ayudar mucho en la pelea por la RM, donde los candidatos de Chile Vamos eran viejos rostros de la política, como Rodrigo Delgado, Gloria Hutt y Jaime Ravinet.
–Pero también nos gustaban los conceptos de reconstrucción y recuperación. Ahí dijimos ya, acá hay algo. Ahí sale el RE, que era la mínima expresión a la cual podíamos llevar la idea del Partido Republicano y las diferentes bajadas que tenía, como reimpulsar, reactivar, reunir –explica Costabal–. Eso nos sirvió para ordenar a los candidatos y unificar el discurso, porque les decíamos que hablaran de los RE y que no se movieran de eso.
Sólo faltaba definir el tono. Ahí Costabal enfrentó una paradoja:
–El último capítulo de la franja, donde José Antonio hablaba, tenía un llamado a recuperar, reconstruir. Y uno no puede hacer eso sin recurrir a la épica.
Hacer eso era contradecir todo lo que antes había planteado.
–Pero entendimos que la gente no lo estaba pasando tan bien como para hacerla bailar. Que no había motivos para celebrar. Y en tiempos tan complejos, tal vez el país necesitaba épica.
El 7 de mayo, republicanos se convirtió en la principal fuerza política. Obtuvieron 23 escaños para el Consejo que redactaría la nueva Constitución. Luis Silva Irarrázaval, el profesor de Derecho Opus Dei, fue el candidato más votado de Chile.
Ese aporte le valió dos invitaciones. La primera, a asesorar permanentemente al Partido Republicano y, también, la posibilidad de exponer en la cumbre que sostendrían en Casablanca el 10 de mayo. Ese día, cuentan asistentes, habló de la paradoja de Zinedine Zidane en 2006. Costabal contó cómo, a pesar de que el mediocampista jugó un Mundial sobresaliente hasta perder la final, lo que todo el mundo recuerda es el cabezazo y la expulsión que sufrió después de haber sido provocado por el defensor italiano Marco Materazzi, que le dijo al francés que quería a su hermana.
“¿Tenía razón Zidane en pegarle un cabezazo? –preguntó–. Porque la hermana no se toca, la familia no se toca, los viejos no se tocan, los hijos no se tocan, y hay gente que no entiende esos códigos. Pero por hacer eso, Zidane dejó de ser campeón del mundo”.
Después, cuentan los mismos asistentes, les habló a los consejeros recién electos.
“Ustedes siempre van a tener un Materazzi. Alguien en la calle que va a querer sacarles la madre. No porque sean republicanos, sino por el rol que están cumpliendo. La gracia es entender que no pueden actuar como Zidane y que se la tienen que comer. Porque si pegan el cabezazo, no van a pasar a la historia”.
La fábula deportiva caló en los oyentes.
–“Yeti” nos está sacando de la lógica tradicional –dice un asesor de Kast–. Es distinto ver al conservador de derecha vestido de colores y pensando así, ¿no?
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.