Primer aniversario gobierno de Boric | El lento aprendizaje en el poder de los exdirigentes estudiantiles
A once meses de desembarcar en La Moneda en los pasillos de Palacio aún se habla de “habitar el cargo”, frase acuñada por el propio Presidente Gabriel Boric, para aludir a la serie de errores y desprolijidades que han marcado el debut de los ex líderes estudiantiles en el gobierno y que -en menos de un año- los obligó a reacomodar sus roles y el rumbo de su administración.
-”La cagué...ya, la cagué”. Los jefes de partido de las alianzas oficialistas -Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad- apenas lograban asimilar el tono distendido que comenzaba a transformarse en el sello de la debutante ministra del Interior, Izkia Siches.
Era el primer comité político ampliado, que reúne los lunes a los ministros con sede en La Moneda y al titular de Hacienda con los líderes partidistas, tras el frustrado viaje de Siches a Temucuicui, en La Araucanía, cuando la secretaria de Estado debió salir abruptamente en medio de disparos al aire y cortes de camino con barricadas.
Los timoneles esperaban encontrar explicaciones frente a lo que consideraban un duro traspié a menos de cuatro días de llegar al gobierno en marzo de 2021 y la titular de Interior intentaba justificar el bochorno.
-”Haré todo lo posible para que estas cosas no vuelvan a suceder”, comprometía con entusiasmo Siches.
Un silencio sepulcral se instaló en el Salón Democracia y Memoria, en La Moneda, donde se sigue realizando la cita.
Los ministros Giorgio Jackson (Segpres), Camila Vallejo (Vocera), Mario Marcel (Hacienda) y Antonia Orellana (de la Mujer) mantenían los rostros impávidos.
Los líderes del Socialismo Democrático -Andrés Santander (PS), Natalia Piergentili (PPD), Patricio Morales (PL) y Alberto Robles (PR)- los más críticos del episodio- intercambiaban miradas.
Los representantes de Apruebo Dignidad- Guillermo Teillier (PC), Flavia Torrealba (FRSV), Diego Ibañez (Convergencia Social), Margarita Portuguez (Revolución Democrática) y Carolina García (Comunes)- no emitieron mayores comentarios.
Participantes de la cita coinciden en que la gravedad en sí misma del cuasi atentado a la ministra del Interior parecía no ser advertida por los nuevos inquilinos de Palacio ni tampoco que ese “bautizo de fuego” en La Araucanía -donde hasta hoy el gobierno mantiene estado de excepción, una medida que aseguraban antes de llegar al poder que no ocuparían- pudo hacer tambalear a poco andar a la nueva administración.
Pero había algo más que los otrora representantes de la exConcertación -coalición que había gobernado la mayor cantidad de tiempo desde 1990 y que se transformó en una suerte de “invitada de piedra” del nuevo ciclo- comenzaban a percibir: la inexperiencia y cierta embriaguez con el triunfo meteórico que había permitido a una reciente generación de dirigentes estudiantiles conquistar La Moneda en apenas 10 años.
-”Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo”, afirmó Gabriel Boric con voz firme en el Salón de Honor del Congreso Nacional el viernes 11 de marzo de 2022.
Con apenas 35 años -el mínimo exigido por la Constitución para asumir la primera magistratura- Boric se convirtió no sólo en el Mandatario más joven que haya dirigido el país sino que también el de menor edad en funciones del mundo.
El nombre del exdiputado había irrumpido en el escenario público poco más de 10 años antes en medio de las movilizaciones estudiantiles universitarias del 2011 que golpearon al gobierno de Sebastián Piñera y que son consideradas las mayores desde el retorno a la democracia.
Boric ni siquiera era el líder de las protestas cuyos principales voceros fueron los presidentes de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), Camila Vallejo, y de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (FEUC), Giorgio Jackson.
Sin embargo, el alumno de Derecho oriundo de Magallanes -que también presidió su Federación- terminó convirtiéndose en el rostro de esa generación y quien la lideró en el “sorpasso” más espectacular del que se tenga recuerdo en la política nacional de las últimas décadas.
Esta vez en segundo plano, Vallejo y Jackson seguían con atención, visiblemente emocionados, la ceremonia de juramento presidencial de Boric.
La tríada había afianzado su cercanía personal y política en los últimos diez años. Aunque militantes, todos, de partidos distintos -Vallejo del PC, Jackson de Revolución Democrática y el hoy Mandatario de Convergencia Social- los tres habían cultivado complicidades e historias comunes durante su paso por el Congreso donde habían sido diputados antes de embarcarse en la aventura presidencial de Apruebo Dignidad, alianza que reúne a comunistas y el Frente Amplio.
Esta vez -con Boric presidente- Vallejo y Jackson asumieron puestos clave en el comité político. Ella como vocera y él -en primera instancia- como ministro secretario general de la Presidencia estaban destinados a ser el centro de poder de la recién instalada administración.
A la dupla se sumaría Antonia Orellana, como Ministra de la Mujer -quien había sido clave en el manejo del caso de acoso sexual que amenazó a Boric durante la campaña presidencial- y -la gran sorpresa- la doctora Izkia Siches, invitada de último momento al corazón del gobierno.
Siches era una apuesta de Boric y sentía una deuda personal con ella. La expresidenta del Colmed -que había visto disparada su popularidad con críticas férreas al manejo de la pandemia de la administración de Piñera- se sumó como jefa de campaña para la segunda vuelta y un grupo no menor -que incluía al Mandatario- estaba convencido de que su apoyo había sido decisivo para el triunfo de Boric sobre el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast.
Para el acto de cierre de campaña -en el Parque Almagro- la multitud parecía tan fascinada con ella como con el propio Boric. Hasta “Queen Izkia” se le llamaba y brazo en alto en el escenario celebró con el ya Presidente electo la victoria del 19 de diciembre de 2021. La imagen generó la abierta molestia de Vallejo, quien se restó posteriormente de los festejos más íntimos.
Cercanos a la doctora reconocen que algo de lo que se llama síndrome de altura la terminó por afectar. Y que fue ella la que pidió al Mandatario encabezar el Ministerio del Interior, cuyo candidato natural era Jackson, aunque éste mismo tuviera serias dudas para asumir el cargo.
Sin ninguna experiencia ni en el Ejecutivo ni el Parlamento -sólo con un perfil gremial- Siches fue nombrada la primera mujer Ministra del Interior de la historia nacional con apenas 36 años.
Su estilo desenfadado-que varios de los consultados coinciden en que fue clave en el rápido deterioro de su desempeño- quedó de manifiesto para los líderes del Socialismo Democrático la misma noche del triunfo de diciembre de 2021. En el Hotel Fundador -donde la champaña y las cervezas se compartían y se bailaba reguetón-los jefes partidarios del PS, PPD, PL y PR fueron invitados a una improvisada cita a solas con Boric.
Un miembro del comando los guió hasta una sala del hotel y mientras se intentaban acomodar alrededor de una mesa Siches entró intempestivamente y anunció que “ya viene, ya viene” aludiendo al Mandatario electo.
En sus brazos, la jefa de la campaña cargaba a su hija de ocho meses a la que comenzó a amamantar, intercambiándola de pecho, mientras hacía comentarios sobre la jornada que ya se terminaba. Incómodos, algunos timoneles intentaban mantener la conversación, otros dirigían su vista al techo.
Alumnos en práctica
Medio en broma, medio en serio, no son pocos los que recuerdan la primera inquietud de las nuevas autoridades apenas instalados en La Moneda.
-¿Cuál es la clave del wifi?
En marzo de 2022 era relativamente fácil identificar a las nuevas jefaturas y sus asesores, no sólo por su juventud: los militantes de los partidos del Socialismo Democrático usaban corbata y los del Frente Amplio llamaban “Gabriel” al Presidente.
Por ese entonces, la ministra del Interior ostentaba un amplio poder que fue resentido desde un comienzo por un sector del Frente Amplio. Y es que Siches estaba rodeada por un grupo de médicos -todos excompañeros suyos del Colmed- quienes asumieron las principales labores del ministerio y que constituyeron una suerte de “círculo de hierro” que rodeaba a la titular de Interior.
Entre ellos destacaban su jefe de gabinete, Roberto Estay; Matías Libuy que quedó a cargo del tema de los migrantes y José Peralta que la asesoraba en diversas materias.
Su condición de independientes y su estilo reservado -al filo de lo secretoso- generaba ácidos comentarios en el Frente Amplio. Fuentes de este sector lo grafican de esta manera: “los médicos querían cogobernar”.
El grupo -en todo caso- también tiene sus descargos. El principal que se les endosó responsabilidades que no tenían (por ejemplo, señalan que el viaje a Temucuicui estaba en conociemiento del entorno presidencial) y que también asumieron costos por cambios de decisiones imprevistas-como la vez en que Siches comunicó a los parlamentarios de la región de Los Ríos que se extendería el estado de excepción a esa zona -porque así se había decidido en el comité político- y a última hora Boric y su equipo decidieron no hacerlo. Vallejo se resistió a realizar esa vocería y Siches debió enfrentar públicamente la voltereta.
Los desencuentros terminaron por abrir una brecha insalvable entre “los doctores” y el Frente Amplio.
El estilo de la ministra -quien enfrentó la primera acusación constitucional de la oposición-desde un inicio fue comentario obligado en el gobierno y las colectividades. Los jefes de partido que han participado del comité político -por ejemplo- suelen señalar que Siches los esperaba con empanadas o panqueques, pero que apenas conducía la instancia y -más bien- se limitaba a pedirles su opinión, las que anotaba en una libreta. También que acostumbraba darles “tareas para la casa” -así las llamaba- sobre sus impresiones respecto del rumbo del gobierno, las que metódicamente consultaba en la reunión siguiente.
Un episodio que se recuerda entre los timoneles alude a la vez en que Boric viajó a Argentina -en abril de 2022- y Siches asumió como vicepresidenta de la República, siendo la primera mujer que desempeñaba ese cargo en la historia de Chile.
En esa calidad, la doctora encabezó el comité político ampliado con los jefes partidarios a quienes señaló apenas entró al salón de la cita.
-¡Felicítenme, soy vicepresidenta!
La relación de la ministra tampoco fluía armoniosamente con el resto del comité político, con excepción de Marcel, quien -al menos en la primera parte del gobierno- emitía escasas opiniones que no fueran de su área.
Por ejemplo, el interés de Siches por instalar una sala cuna en Palacio -en ese entonces su hija tenía poco más de un año- chocó con la negativa de la ministra Orellana que consideró que las prioridades para un servicio de este tipo no podían estar encabezadas por la sede de gobierno, lo que calificó internamente de “un privilegio”.
La vocera Vallejo -en tanto- enfatizó públicamente en los errores cometidos por su par de Interior y señaló que debía fortalecer su equipo desatando la molestia de Siches. “Evidentemente ha cometido errores, lo hemos dicho públicamente, ella lo ha asumido públicamente, se ha hecho cargo de esos errores y eso también implica reforzamientos de equipos, cuidarnos más en las exposiciones, ha sido parte de la conversación”, afirmó Vallejo por esos días.
Diversas fuentes oficialistas destacaron también que la vocera no estuvo disponible -en varias oportunidades- para salir en defensa de los desaciertos de la titular de Interior.
Así pasó respecto del fallido viaje a Temucuicui y -también- luego de que Siches abriera una crisis política tras entregar a la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados información que resultó ser falsa al asegurar que en el gobierno de Piñera un vuelo de expulsión de migrantes habría despegado y regresado al país con los mismos pasajeros. Y fue más allá al acusar a la administración anterior de encubrir el hecho.
Ambos episodios -estimulados por el tono coloquial de la ministra- terminaron por sellar el destino de Siches en la nueva administración, donde sus relaciones con el gabinete estaban resentidas. Un ministro cuenta -por ejemplo- que el grupo de WhatsApp de secretarios de Estado apoyó masivamente a Siches después de lo de Temucuicui, pero que tras el incidente del avión sólo hubo silencio.
El primer aviso del drástico cambio de escenario de Siches en el gobierno fue la solicitud de Boric de que removiera a su jefe de gabinete y pusiera a un personero de mayor peso político en su círculo cercano.
El martes 3 de mayo de 2021 , la ministra subió al despacho presidencial. En una áspera reunión con el Mandatario éste le planteó que sus errores habían terminado por debilitar a su administración. Siches resistió la embestida. Incluso escuchó estoica la solicitud de remoción de Estay. Pero al regresar a su oficina se reunió con su equipo cercano -este último entre ellos-, quienes la convencieron de que intervenir a su círculo de hierro la dejaba políticamente interdicta. La titular de Interior -entonces- se devolvió al despacho de Boric y le señaló que no removería a su hombre de confianza y que -si la obligaban a hacerlo- la estaban llevando en una dirección insostenible donde sólo le quedaba dejar su cargo.
“Obviamente desde el Ministerio del Interior siempre estamos trabajando por fortalecer nuestro equipo, pero cuando existan anuncios los voy a hacer yo personalmente y no por transcendidos por la prensa”, comentó la titular de Interior al día siguiente.
La suerte de Estay -sin embargo- estaba echada. A fines de mayo, Siches fichó a la ex jefa de gabinete Michelle Bachelet, Ana Lya Uriarte, y el médico se replegó para asumir semanas después la jefatura del programa Elige Vivir Sano en el Ministerio de Desarrollo Social, entonces a cargo de Jeanette Vega (PPD).
Las desconfianzas de Estay con el resto del comité político -una extensión de la deteriorada convivencia de la misma Siches con los integrantes del corazón de La Moneda- se hicieron palpables tras el cambio de gabinete obligado por el triunfo del Rechazo en el plebiscito de septiembre en que Boric removió a la ministra de la cartera de Interior -reemplazándola por Carolina Tohá (PPD)- y trasladó a Jackson desde la Segpres a Desarrollo Social.
Dos semanas después, cuando Jackson empezaba a instalarse, visitó a Estay en su oficina.
-Sé de los rumores... pero quiero que te quedes en el cargo, le planteó Jackson.
Estay respondió:
-No están las confianzas para eso.
Y presentó su renuncia.
Casi tan fallido como el paso de Siches en Interior -cuyo desempeño en buena parte le valió al gabinete el calificativo de “alumnos en práctica” acuñado por Kast - fue la travesía del líder de Revolución Democrática en la Secretaría General de la Presidencia.
Jackson nunca contó con la simpatía de sus expares del Congreso. Su nombramiento como enlace del nuevo gobierno y el Poder Legislativo generó desde un inicio ácidos comentarios sobre el “estilo altanero” -así se calificó públicamente- que se atribuye al ministro.
No ayudó en nada que -incluso antes de asumir formalmente sus funciones trascendieran dos reuniones suyas con el senador RN Manuel José Ossandón, carta de su partido para presidir el Senado.
Jackson negó que estuviera negociando la testera, pero entre los senadores oficialistas -donde asomaba una mayoría en favor de Álvaro Elizalde (PS)-, sus contactos fueron considerados una afrenta. Por esos días -marzo de 2022- también se le responsabilizaba de estar detrás de la ofensiva de los constituyentes del Frente Amplio y el PC que incluyeron la eliminación del Senado en la fallida propuesta de nueva Constitución.
Un grupo de senadores socialistas no ocultaba su aversión por la figura de RD. “Aquí ha habido ministros, uno que salió de la sala recién, que han estado más preocupados de la destrucción de las instituciones democráticas que de preparar verdaderamente una agenda de seguridad para el país”, espetó en una sesión de la sala del Senado Fidel Espinoza.
La brecha insalvable se produjo en agosto de 2022 cuando Jackson participó de una trasmisión en vivo de Twitch y estableció una barrera moral entre el Frente Amplio y el resto de la izquierda, sus socios de gobierno. “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango de espectro político, como la centro izquierda y la izquierda”, comentó el ministro desatando una crisis en el oficialismo.
Las palabras de Jackson -aunque el ministro pidió disculpas públicas- no han sido olvidadas y desde las mismas filas oficialistas se las hicieron pagar meses después -ya removido desde la Segpres al Ministerio de Desarrollo Social- cuando en enero de este año debió enfrentar una acusación constitucional presentada por el Partido Republicano.
“Este no es un concurso de simpatía”;”ser arrogante y muy altivo no es argumento suficiente para una acusación” y “no hay que evaluar la personalidad del ministro”, fueron parte de las frases con que los parlamentarios rechazaban el libelo.
Los desaciertos ministeriales y la lenta instalación del gobierno generaron temprana preocupación en Boric, ya que vino acompañada de una baja considerable en las encuestas en los primeros meses de gobierno. El diagnóstico del Presidente quedó plasmado en una entrevista a La Tercera de mayo de 2022 cuando los errores de Siches se tomaban la agenda pública: “La idea de habitar un cargo que es más grande que uno mismo, implica que en todo momento estamos siendo evaluados, en todo momento estamos siendo representantes del gobierno y, por lo tanto, hay que actuar con una concentración y un respeto a la dignidad del cargo que exige mucho más de nosotros”.
Llanto en el baño
En septiembre de 2022 Siches y Jackson ya habían sido reemplazados por figuras del Socialismo Democrático: Carolina Tohá (PPD) y Ana Lya Uriarte (PS), respectivamente. Aunque sobrevivieron al drástico giro que implicó el ingreso de ese mundo a la primera línea del gabinete, Vallejo y Orellana también tuvieron un año difícil.
Es el estilo de Orellana -sin embargo- el que ha tensionado más las filas oficialistas. En el gobierno señalan que la ministra de la Mujer -militante del partido de Boric y por estos días la única representante del Frente Amplio en el corazón de La Moneda- suele hacer escuchar su voz.
Lo tuvo que hacer el titular de Vivienda, Carlos Montes (PS), cuando Orellana vetó la convocatoria al sacerdote jesuita Felipe Berríos a encabezar un equipo que asesorara a su cartera en materia de campamentos. La ministra planteó al interior del gobierno que la figura del jesuita era “revictimizatoria” para quien habían sido abusadas sexualmente por miembros de la congregación de Berríos.
La voz de Orellana la escucharon con aún más claridad la entonces ministra de Salud, Begoña Yarza, y el subsecretario Carlos Cuadrado cuando se informó al comité político la suspensión de clases de los escolares ante el temor de rebrote de Covid-19 en junio de 2022.
Orellana no cabía en sí de indignación. La ministra manifestaba -a viva voz- su desacuerdo con la medida.
-¡Están haciendo lo mismo que le criticábamos a Piñera! ¡Son las mujeres las más perjudicadas ! ¡y lo anuncian a última hora!, se quejaba.
Vallejo -en tanto-, a quien por estos días se considera una de las principales confidentes del Mandatario en el comité político, cultiva un perfil menos intenso, pero que raya en lo frío, según manifiestan distintos timoneles de partido.
De la ministra comunista se recela su autonomía en el manejo de la vocería y es comentario que no suele arriesgar su capital político en las crisis y que en esas oportunidades-más bien- opta por el repliegue. En Palacio -además- se toma nota de su asidua presencia en redes sociales y que no deja de grabar Tik-Tok aunque algún desencuentro sacuda a Palacio.
La parquedad de Vallejo sólo se ha visto abiertamente alterada en una ocasión afirman en La Moneda. Y fue para el cambio de gabinete del 6 de septiembre que implicó un duro golpe para los exdirigentes estudiantiles, ya que evidencia que su diseño de gobierno había fracasado.
Contra casi todo el equipo de gobierno -desde la entonces jefa del Segundo Piso, Lucía Dammert al mismísimo PC- Vallejo convenció a Boric de nombrar a su correligionario Nicolás Cataldo como subsecretario del Interior en reemplazo de Manuel Monsalve (PS), quien asumiría la Segpres.
La filtración de su nombre en La Tercera a horas del anuncio presidencial generó una ola de críticas por sus tweets en contra de Carabineros y una dura arremetida de la UDI que amenazó con bajarse de las conversaciones por un nuevo acuerdo constitucional. La situación obligó a Boric a mantener a Monsalve en el cargo e improvisar a último minuto en los cambios, lo que empañó buena parte del ajuste con que el Mandatario buscaba dar por superada la derrota del Apruebo en el plebiscito constitucional.
Cataldo ya ensayaba las primeras declaraciones que daría como subsecretario que -además ponía a un PC por primera vez desde el gobierno de Salvador Allende a cargo del orden público- cuando Boric le comunicó que revertiría la decisión.
Vallejo no lo podía creer y rompió en llanto. Secundada por Orellana, ambas ministras se encerraron en el baño desconsoladas.
El Mandatario ya bajaba las escaleras que lo llevarían al Patio de Las Cañones para iniciar la ceremonia de cambio de gabinete -que nominaba a Tohá como nueva jefa en Interior- cuando un asesor le pide esperar: Vallejo y Orellana no salían de su encierro y obligaron a atrasar el acto.
Boric ordenó ir a buscarlas. El Presidente no ocultó su molestia.
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