Fuera de cámara: Los acercamientos al primer mes de la Convención
Es temprano para pensar en que así se armará ese texto definitivo. Pero en las comisiones, pasillos y patios de la Convención Constituyente hay diálogo incipiente entre facciones, lejos del ruido del pleno y de las redes sociales.
Jorge Arancibia (distrito 7, Vamos por Chile) se asomó un rato al inicio, cuando la explanada del frontis del ex Congreso se comenzaba a poblar. Después no se le vio. Cristian Monckeberg (D10, RN) -y otros- miró todo bien de cerca, pero no se mezcló con el resto cuando se armó la ronda. Teresa Marinovic (D10, Vamos por Chile) prefirió irse del recinto y después tuiteó que se había ido a comer un cebiche. Hubo otros constituyentes de derecha que a la hora de almuerzo del miércoles no estaban ahí cuando partió la Pawa, ceremonia ancestral andina de agradecimiento a la pachamama con que se abrochó el primer mes de la Convención. Pero al menos tres sí se involucraron.
Bárbara Rebolledo (D17), Alfredo Moreno (D17) y Ruggero Cozzi (D6) siguieron las instrucciones del ritual, que abrió con flautas de madera. Los ceremoniantes -dirigía el cacique diaguita Hugo Riquelme- dispusieron al casi centenar de convencionales en un círculo. Sobre el pasto, mantas multicolores con las ofrendas. Les pidieron que se tomaran de las manos y que se movieran hacia su derecha. Más allá de la reja que da a calle Catedral se juntaban curiosos.
“Esta es la convivencia que quería la Tere”, bromeaban algunos delegados de Vamos por Chile, aludiendo a un comentario irónico que había hecho ella días antes. De las flautas y otros instrumentos andinos se pasó a la música envasada. Vino El Derecho de Vivir en Paz, de Víctor Jara, himno del 18/O. “Ni se la saben”, comentaba al pasar una voz, mirando a los oficialistas.
La ronda comenzó entonando las estrofas en honor al “Poeta Ho Chi Minh” y a “Indochina es el lugar” y cerró clamando justicia para el cantautor y libertad a los presos del estallido.
A Cozzi le tocaron de compañeros de ronda Christian Viera (D17, Lista del Apruebo) y Helmuth Martínez (D23, Lista del Pueblo). Había decidido participar convencido -su esposa ha estudiado a los pueblos originarios-, y algunos pares de otras listas se le acercaron para celebrar que participara. Pero las canciones y el tono le molestaron y a medio camino se descolgó. Al resto luego les pidieron soltarse y mezclarse.
“Relájate, (Jaime) Bassa, suéltate”, le decía Bessy Gallardo (D8, Lista del Apruebo) al vicepresidente de la Convención (D7, Apruebo Dignidad), al que luego le tocaría encarar otra controversia con el gobierno por el asunto de los gastos. Rebolledo, que en la ronda estuvo de la mano con Moreno, siguió y se sumergió entusiasta en unos minutos de baile con frenteamplistas, pueblos originarios y delegados de otras listas.
“¡Jallalla! ¡Jallalla!” (“está bien”, “estamos de acuerdo” en aimara) se gritó varias veces. Otra cosa era en la barra brava de las redes sociales ante las fotos y videos: unos celebraban emocionados la ceremonia, otros criticaban y se mofaban que si eso era trabajo o qué. Las mismas reacciones irreconciliables que han despertado en los primeros días las escaramuzas en el pleno de la asamblea, por Twitter o ante las cámaras o en puntos de prensa, como algunas esta semana. Cuando todos los ven.
Pero ahora que esto entra a su segundo mes y el grueso de las y los 155 están de cabeza laborando en las ocho comisiones provisorias que se transmiten en vivo o diferido, que el tiempo corre (tienen 30 días), que se debaten, votan o acuerdan normas procedimentales básicas, y que la hora de entrar al articulado de fondo no parece tan lejana, en esos grupos la película constituyente es otra. Los de un lado conversan con otros, hay confluencias puntuales.
Quizá atisbos de acuerdos, quieren pensar algunos. Otros creen que es adelantarse varios pueblos.
Vamos a fumar
“El pleno es así porque es performático”, es lo primero que sale de boca de constituyentes de distintos colores. Ahí ha habido rounds a viva voz, unos que denuncian a sus rivales a punta de posteos por Instagram, y polémicas a favor y en contra cuando otros entran disfrazados, como lo hicieron Giovanna Grandón (D12, Lista del Pueblo) y Cristóbal Andrade (D6, Lista del Pueblo) enfundados en sus uniformes populares de Tía Pikachu y Dinosaurio Azul.
Tanto cachacascán ha proyectado muchas veces la imagen de que la Constituyente es pura trifulca, bulla y trinchera. “En el pleno, muchos actúan o hablan para quienes los ven afuera, para el like en Instagram”, ataja un delegado del Frente Amplio.
“El pleno es extremadamente ideologizado, y muchas veces se tocan puntos o temas que para mí no tienen que ver con una Convención Constituyente”, tercia Rocío Cantuarias (D20, Vamos por Chile). “En lo de performático pienso lo mismo, ahí hay muchas declaraciones, no todas por cierto, para la galería”, se suma Daniel Stingo (D8, Apruebo Dignidad).
Desde que echaron a andar las comisiones el peso recae ahí y los horarios marcan un ritmo. “No hay tiempo para perderlo en peleas o meter otros temas ajenos”, es otra frase que se repite harto. Las sesiones matinales -unas presenciales, otras telemáticas-paran cerca de las 13 horas; además, hay breaks. En la tarde se tiende a terminar alrededor de las 18, a veces después.
La pausa del almuerzo es un clásico: grupos sentados en los patios, escalinatas o mesas bajo las columnas del edificio. A veces de una sola lista, otras son comensales cruzados cuando se alarga el trabajo. A veces, conversaciones transversales. Lo mismo cuando salen a fumar.
Salvo en la comisión de Derechos Humanos -donde la tensión seguirá, al menos, mientras dure el affaire Arancibia-, en las otras relatan que no hay nada de revoltijo mediático y confrontacional. Que el uso de la palabra es ordenado y que por encima de las diferencias ideológicas, se convive.
También hay pasilleo, conversaciones fuera de sala, como en el Parlamento. Pero no se ven de cerca: la prensa no puede ingresar por el aforo.
Una de las comisiones más “pacíficas” parece ser la de Comunicaciones, Información y Transparencia. Hay 15 convencionales, entre ellos Patricia Politzer (D10, Independientes No Neutrales), Ignacio Achurra (D14, Convergencia Social), Pollyana Rivera (D1, Vamos por Chile), Victorino Antilef (escaño mapuche), Monckeberg y otros. Sus coordinadores son Loreto Vallejos (D15, Lista del Pueblo) y Patricio Fernández (D11, Lista del Apruebo) y en el grupo no reportan choques, ni con Marinovic, que se ha trenzado en agrias discusiones en el pleno con la presidenta Elisa Loncón. Ella votó por Beatriz Sánchez (D12, Apruebo Dignidad) cuando se definió quiénes iban a encabezar la coordinación y Fernández salió electo con los votos de ambas.
Entre los delegados de derecha reconocen que Vallejos -que no los conocía antes- ha sido una coordinadora “firme pero conciliadora” y que pone orden, pero “nos da garantías a todos”. Se llaman por sus nombres y armaron un grupo de WhatsApp. El miércoles hicieron un espacio para que cada una y uno expresara cómo se había sentido durante el primer mes de la Convención.
Entre una y otra vereda de Comunicaciones hay intercambios cordiales, a veces tallas. Pero no suele ir más allá de cuestiones procedimentales o técnicas y hay poco trasfondo político. Es muy temprano, dicen. Lo mismo reiteran en otras comisiones.
Algunos de ese grupo sí han tejido algo con pares de otros. A Politzer la han visto departiendo amistosamente con Rodrigo Rojas Vade (D13, Lista del Pueblo, que está en otra comisión, la de Participación y Consulta Indígena). Cuentan que él le habría ayudado a encontrar patrocinios de la LdP para la coordinación en Comunicaciones.
En ese bloque independiente y apartidista otros confiesan que todavía pesa el temor a que los vean confraternizando en demasía con convencionales muy alejados de sus posturas. “Hay un cierto miedo a las fotos, de que no se presten para las fake news”, explica un constituyente.
En la derecha, Monckeberg y Hernán Larraín Matte (D11, Vamos por Chile, Evópoli, comisión de Reglamento) son algunos de los que no quieren quedar en un rincón y que bregan por acercarse a sus rivales, más allá de una comisión puntual. En esa facción oficialista han trabado diálogo incipiente (político, no da para amistad) con el FA, bloque posible eje de la futura Constitución, sobre todo después del triunfo de Gabriel Boric en las primarias.
Se sabe de conversaciones con Bassa y con Fernando Atria (D10), ambos abogados constitucionalistas. Amaya Álvez (D20, RD) también es abogada y fue electa coordinadora de Reglamento con votos FA, INN, PS y de Vamos por Chile. Alondra Carrillo (D12, independiente) y Janis Meneses (D6, independiente) acusaron concomitancia con la derecha, cosa que ella negó.
¿Le servirá de algo a la minoría oficialista? Ahí quieren armar confianzas para la fase decisiva. En el FA algunos creen que “la derecha es irrelevante”, pero que tampoco es la mejor idea que la nueva Constitución sea “una bofetada” para ese sector.
Cozzi está en Reglamento y DD.HH. “La primera funciona súper bien y a veces sube el tono, pero con respeto. La segunda no, cualquier discrepancia se moraliza”, opina.
En Presupuestos tuvieron un jueves con tiras y aflojas para aprobar las asignaciones. Hubo que suspender a ratos y seguir en la tarde hasta que se pudieron sacar propuestas. Pero, por lo general, cuentan ahí, tampoco ha habido mucho conflicto y hay aspectos que han aprobado por unanimidad, y también a veces con votos cruzados.
Ese grupo lo integran 15 delegados, entre electos por la Lista del Pueblo, Vamos Por Chile, Pueblos Originarios, Lista del Apruebo y otros, que eligieron como sus coordinadores a Gloria Alvarado (D16, Independiente) y César Valenzuela (D9, Lista del Apruebo, PS). Por lo que cuenta el resto, incluso los de derecha, ambos han sido un factor que hace fluir el trabajo y el ambiente.
Valenzuela hace notar cuando constituyentes de bandos rivales están de acuerdo en tal o cual punto, aunque sea una minucia técnica o de sentido común. “Está bien, se están generando acuerdos”, rió a mitad de semana cuando les pasó a Rocío Cantuarias, de Vamos por Chile, y Francisco Caamaño (D14, Lista del Pueblo). Este último ve que en el grupo hay pares que entienden de materias financieras y que hasta ahora no hay material para choques por ideología.
“Hemos podido conocernos un poco más”, dice Cantuarias, de quien algunos del bando contrario valoran su perfil académico y que no venga de la política. Ha trabado palabra con Eduardo Castillo (D23, Lista del Apruebo), Adriana Cancino (D16, Lista del Apruebo) y Miguel Ángel Botto (D6, Independiente), que le tocó de compañero de banco (no en todas las comisiones, que van de los 15 a 31 miembros, se sientan siempre donde mismo). Suele juntarse a fumar con Valenzuela y con otros que no son de derecha. “Depende del carácter de cada uno, somos un grupo chico y este tipo de trabajo sale mejor”, dice.
Ella es de las que creen de que la no beligerancia en las comisiones es un anticipo de que la batalla de fondo, por el texto constituyente, no sea tan ruda: “Es un buen precedente si el trabajo definitivo será en comisiones, el método ayuda”. Otros creen que no, que la ideología primará.
Respaldé a una comunista
“Con Bernardo Fontaine (D11, Vamos por Chile) hemos almorzado en el patio y conversado de política sin ningún problema. Incluso, hemos avanzado un poco pensando en qué materias van a salir en la Constitución, que cómo lo ve él o yo. En la comisión (Presupuestos) él tiene buena disposición”, narra Daniel Stingo. Fontaine tuvo sus encontrones con él en algunos matinales en campaña, esta semana se contradijeron en una de las sesiones por lo de las asignaciones para los constituyentes de pueblos originarios, y tuiteó que votó en contra -perdió en minoría- ese aumento. Pero igual dialogan.
“En comisiones es todo más expedito, aunque tenemos problemas con las salas, porque el gobierno es responsable de no habilitar más. Y aunque votamos distinto y a veces no, no tenemos problemas con los constituyentes de derecha”, cierra Stingo.
A Raúl Celis (D7, RN) le pasó que durante “una discusión jurídica en la comisión de Participación, una abogada hizo unas observaciones que respaldé, y después me enteré que era del PC” y que “eso demuestra que en comisiones no aplica demasiado el criterio político. En este mes no he tenido ningún problema con nadie de otro color y nunca me he sentido discriminado”. Incluso, propuso que las conclusiones de una de las subcomisiones las expusieran Tania Madariaga (D7, Lista del Pueblo) y Jorge Baradit (D10, Lista del Apruebo).
“El trabajo de comisiones está demostrando cómo la democracia funciona para la construcción de propuestas comunes a partir de la diferencia y de distintas posturas. Como éstas son convocadas a trabajar temáticamente, los intereses que se articulan no siempre se explican por la lógica tradicional de la política partidista, sino a partir de compromisos, ideas, experiencias que cada constituyente trae. En esos espacios de discusión tienen mucho más en común”, comenta el vicepresidente Bassa.
“Es una dinámica política que no replica esa lógica del pleno, que busca más impacto en redes sociales” dice. ¿Muy pronto para pensar en el texto definitivo? “Hay buenas razones para pensar que esa dinámica de las comisiones provisorias se proyecte a las permanentes, porque éstas también serán temáticas, con constituyentes con vinculación con esos temas”, cierra. D
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