Gonzalo Winter (FA): “Está muy bien que la violencia envejezca mal, porque la que hubo en el estallido es un fracaso de la política y de la democracia”

Gonzalo Winter (FA): “Está muy bien que la violencia envejezca mal, porque la que hubo en el estallido es un fracaso de la política y de la democracia”. Foto: Mario Tellez/La Tercera

El parlamentario y dirigente frenteamplista cuestiona al "estallidismo", al que acusa de haberse enamorado de las herramientas de la movilización y no de las causas. Y aunque admite que los “sueños de justicia social que llevaron al estallido y a votar por Boric siguen vigentes”, responsabiliza del no cumplimiento de las promesas al 1% del país que concentra los máximos niveles de poder y riqueza.


A cinco años del estallido social, el diputado Gonzalo Winter (FA) -uno de los más cercanos al Presidente Gabriel Boric y uno de los protagonistas de ese período- reivindica las razones que llevaron a millones de personas a salir pacíficamente a las calles a expresar su malestar ante una desigualdad centenaria, que sitúa como la protagonista ininterrumpida de los conflictos que ha tenido nuestra historia.

¿Qué expuso ese 18-O?

Aspectos muy positivos y otros muy negativos. Primero, lo positivo: un lado luminoso, de esperanza, de unidad, de sueños, de equidad, de reencuentro. Y, segundo, lo negativo: la violencia. Hubo sectores a los cuales yo les llamo el estallidismo, que se enamoraron de la herramienta y no de las causas. O sea, se enamoraron del estallido, no de la esperanza de algo mejor. Y eso le hizo muchísimo daño a la posibilidad de concretar cambios sociales. Luego, dentro del estallidismo hubo sectores que se politizaron de manera muy abrupta y que tuvieron una inclemencia con todo lo que no fuera parte de ese estallido.

¿Inclemencia con qué?

Una inclemencia con el pasado, que era incompatible con el diálogo; un desprecio hacia la historia de nuestro país y a la República que habíamos construido, que, aunque insuficiente, sin duda, tiene méritos. Eso fue muy negativo e hizo que gran parte del país tomara distancia.

Foto: Mario Tellez / La Tercera

La mayoría de las encuestas dicen que Chile está peor que antes del 18 de octubre, que hay una mayor división entre los chilenos.

La unidad de los chilenos es un elemento fundamental y en eso quiero destacar que el Presidente Boric es un Presidente que eligió tener un tipo de discurso que va hacia la unidad y no hacia la derrota del adversario. Como contrapartida, ciertos sectores, al intentar cancelar el debate sobre la justicia social, al tratar de cancelar el debate sobre un nuevo modelo de desarrollo, han ocupado la palabra octubrismo para reducir el estallido solo a lo delictual, cuando no fue así.

El estallido terminó, al final, teniendo un mal envejecimiento.

Lo que tuvo un mal envejecimiento fue la violencia. Y está muy bien que la violencia y el estallidismo envejezcan mal, porque la violencia que hubo en el estallido es un fracaso de la política y de la democracia. En lo que tenemos que poner atención es en el otro lado del 18-O, con los millones y millones de personas, que de manera pacífica, salieron a las calles a expresar sus demandas, sus sueños, sintiendo que, por primera vez, eran visibles.

¿Cuál es el mea culpa de su sector por no haber condenado en esa fecha con fuerza la violencia?

Nunca avalamos la violencia. Hay una intención de parte de quienes controlan la narrativa en Chile de que el autor del estallido es el Frente Amplio y el PC, lo cual es falso. No hay ningún militante del Frente Amplio ni del PC vinculado a ningún acto de violencia durante el estallido. Lo que sí hay es un sector de la élite que quiere transformar el estallido solo en una expresión de violencia. Y nosotros debemos ser muy cuidadosos de no aceptar ese marco. Pero si me pregunta ¿qué opino yo de la quema de una iglesia? Opino lo mismo que José Antonio Kast.

¿En serio?

Lo mismo. Pero no voy a aceptar que, por criticar la violencia, se me trate de encuadrar en una crítica a la totalidad del movimiento. Porque ese movimiento hay que rescatarlo y hay que entender que por algo ocurrió. Y ojo, si el 2006 fue como fue, si el 2011 fue como fue y el 2019 fue como fue y la élite se esmera en no cambiar nada, entonces ¿qué espera?

¿Prevé un nuevo estallido?

Mi rol como político es evitar a toda costa que las demandas se canalicen a través de la violencia. Quiero transformaciones sociales y condiciones de igualdad para nuestro pueblo a través de los mecanismos democráticos. Ese 1%, que concentra el 50% de la riqueza, está intentando volver ilegítima y cancelar la discusión sobre la desigualdad. Y lo quiero decir con toda claridad: los niveles de concentración del poder y riqueza que hay en Chile son incompatibles con una democracia sana, plena y profunda.

¿Por qué incompatible con la democracia?

Porque la democracia requiere niveles de igualdad básicos entre ciudadanos para poder participar de ella. Y creo que estamos, la totalidad de la clase política, al debe en la construcción de un proyecto de patria donde quepamos todos, en donde haya justicia social y donde haya prosperidad.

Foto: Mario Tellez/La Tercera

Este gobierno lleva tres años en el poder y persisten una serie de demandas sociales. En definitiva, también está al debe.

Voy a ser claro. Los sueños de justicia social que llevaron al estallido y a votar por Boric no se han cumplido, siguen vigentes, siguen latentes, siguen incumplidos. Pero gran parte de quienes tenemos esos sueños vemos en el gobierno a quien los está empujando y no a quien los está frenando. Las trabas están principalmente en ese 1% del país que concentra niveles escandalosos de poder y riqueza, que quiere cancelar la discusión sobre justicia social y para eso da una permanente batalla ideológica a través de centros de estudios, encuestadoras y universidades.

¿Dónde está la autocrítica de ustedes?

La parte autocrítica es que nosotros tampoco, a pesar de nuestro esfuerzo, hemos sido capaces de cuajar un proyecto país que convoque a la mayoría de la sociedad a un sueño de patria en donde haya prosperidad y justicia social.

¿Está cerrado el camino de una nueva Constitución, tras dos propuestas fracasadas?

No es una discusión que esté ocurriendo. Por el contrario, hay un debate superrico dentro de la izquierda en este momento, no concluido, de análisis sobre si hubo un error o no en hiperconstitucionalizar la discusión.

El Presidente Boric ha pedido no olvidar las demandas del estallido social, porque a su juicio “nos va a terminar pasando la cuenta”.

Todo lo que hemos hecho, podríamos haberlo hecho mejor. Pero en las demandas específicas, como educación, pensiones, jornada laboral, etcétera, que hemos levantado, es tan fuerte la oposición de la derecha que nuestra insuficiencia tiene una responsabilidad menor. Lo que sí creo es que el gobierno del Presidente Boric va a entregar un país con mayor capacidad de diálogo que el que encontró; con más seguridad -a pesar de la grave crisis- que la que encontró y con mejores herramientas para lograr el desarrollo, lo que incluye una mayor justicia social y una mayor prosperidad.

Foto: Mario Tellez/La Tercera

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