Harold Mayne-Nicholls: De blanco a negro
El ex presidente de la ANFP llegó a Colo Colo con un proyecto ambicioso y bajo el alero de Aníbal Mosa. Pero una vez adentro se encontró con un directorio polarizado, una crisis económica y un plantel molesto, que hacen que hoy Mayne-Nicholls enfrente demasiadas batallas simultáneas.
Recién había terminado la votación para elegir los directores de Blanco y Negro, cuando Aníbal Mosa tomó la palabra para hablar como presidente. Quiso presentar a Harold Mayne-Nicholls, el ex funcionario FIFA y ex presidente de la ANFP que él mismo había ido a buscar unas semanas atrás para incorporar a este directorio, cumpliendo funciones ejecutivas. Era el 29 de abril de 2019. Mosa dijo que Mayne-Nicholls ayudaría a transformar a Colo Colo y cuando Harold tomó el micrófono, dijo que estaba feliz.
Entre algunos asistentes había ciertas dudas. No sólo porque Mayne-Nicholls durante su paso por la ANFP tuvo una relación áspera con los dirigentes que entonces lideraban a Blanco y Negro. De hecho, tuvo discrepancias públicas con ellos por el reparto de los dineros del Canal del Fútbol hace once años. Esa vez, cuando los clubes grandes de Santiago exigieron una tajada más grande, Mayne-Nicholls dijo “quieren que los ricos sean más ricos y los pobres sigan igual”.
Aunque eso no era todo. También había cierto desconcierto porque esta presentación, decían estas personas, pasaba por alto todas las formalidades de la sociedad anónima. De partida, dicen algunos miembros de la concesionaria, no existía el cargo de director ejecutivo.
En la posterior reunión entre directores se enfrentaron los tres bloques presentes en Colo Colo. Estaban los dos representantes del Club Social y Deportivo (CSD), Edmundo Valladares y Daniel Morón; los cuatro apuntados por la corredora Larraín Vial, Alfredo Stohwing, Diego González, Ángel Maulén y Carlos Cortés. Y, por supuesto, Aníbal Mosa con sus dos designados.
Era un choque de mundos. El CSD, tras llevar al club a la quiebra en 2002, siempre ha sido crítico de que una sociedad anónima dirija a Colo Colo. El bloque Vial, en cambio, no comparte el estilo de gestión de Mosa, por encontrarlo poco prolijo y muy personalista. Pero Mosa no tenía que estar preocupado. Ya tenía los votos del CSD y, por lo tanto, la mayoría en la mesa con 5 votos. En esa reunión, por ejemplo, nombró a Rodrigo Quintana, abogado PS, consejero del CDE y además su asesor legal, como abogado de Colo Colo. También impuso a Juan Carvajal: antiguo asesor de Michelle Bachelet y ex consultor de Imaginacción, como el encargado de las comunicaciones.
Hubo críticas. La oposición le dijo que era politizar mucho al club. O que era un conflicto de interés poner a su propio abogado trabajando para la concesionaria. Pero cada vez que eso pasaba, Mosa decía “se vota” y ganaba 5 a 4.
El punto siguiente fue cuánto se le pagaría a Mayne-Nicholls, que había presentado un proyecto con tres pilares: fútbol joven, modernización del estadio Monumental y potenciar la parte administrativa. La propuesta de Mosa al directorio fue de 16 millones de pesos. Sólo que, para encargarle labores ejecutivas a un director, según estatutos, necesitaba de seis votos. Y el bloque Vial no estaba de acuerdo en cederle el voto que necesitaba. Decían que los directores no cobraban, que sólo recibían una dieta de 25 UF mensuales.
Mosa, dicen algunos asistentes, se molestó. Dijo que estaba su palabra de por medio. Que era lo que le había prometido a Mayne-Nicholls. Finalmente, los directores opositores cedieron. Acordaron una remuneración por objetivos de 8 millones de pesos, que se extendería hasta el 30 de marzo del año siguiente. Su misión, entonces, era implementar su proyecto. Para eso, Aníbal Mosa le dio una oficina con secretaria en el estadio y le entregó uno de los dos vehículos que el sponsor MG ponía a disposición del club.
En una entrevista posterior con La Tercera, Harold Mayne-Nicholls, que no quiso participar de este reportaje, dijo: “No quiero trascender como un tipo que ganó mucha plata, sino como un tipo que hizo cosas. La plata no es tema”.
Fue el 13 de julio. En la misma entrevista, criticaba la gestión anterior: “Antes de llegar acá, leí varias notas en las que se decía que el club iba a quedar con 4 mil millones de pesos a favor. Pucha que vamos a hacer cosas, pensé. Llegué aquí y no era así (…) La situación es que recibimos Colo Colo con 1.000 millones de pérdida o utilidad negativa, no lo podía creer”.
No era de conocimiento de todo el directorio que fuese a hablar con la prensa. Menos aún que fuese a decir eso y gatillara que otro director, Alejandro Stohwing, saliera desmentirlo tres días después. El club había ganado 4.233 millones de pesos en 2018. Pero iban a cubrir los 6.300 millones que se habían perdido entre 2015 y 2017.
“Yo espero hablar con Harold para conocer cuál fue su propósito y si efectivamente fue producto de que él viene llegando y, como él mismo dice que no sabe mucho de números, esto sea producto de su ignorancia respecto a las cifras de Colo Colo”, respondió Stohwing esa vez.
Algo se había quebrado. Desde el bloque Vial no sólo comenzó una noción de que Mayne-Nicholls no entendía mucho sobre números, sino que, además, estaba puesto en el directorio para ejecutar en público lo que Mosa planeaba en privado.
-No cuadraba que viajara a otros países para la renovación del estadio, si públicamente decía que no había plata -asegura una fuente interna del club.
El estadio, entonces, comenzó a volverse un tema controversial. Había directorios en que le preguntaban cuánto salía la renovación y de dónde iba a salir la plata, considerando que tras la ley de quiebras que se pasó producto de su situación en 2002, Colo Colo no puede tomar deuda bancaria.
El equipo jugó el último partido de ese año el 16 de octubre. Luego vino el estallido social y el torneo se dio por terminado. Quedaron segundos. El problema era que sin fútbol, se mermaban los ingresos. Y sin ingresos, era difícil pagar la modernización del estadio. Y sin modernización del estadio, Harold Mayne-Nicholls se quedaba sin uno de los objetivos que justificaban sus honorarios.
Empatar
Lo que recuerda uno de los presentes, es que les dijeron que esto era una oportunidad. Marcelo Espina, el gerente deportivo, aseguraba que Luiz Felipe Scolari, entrenador campeón del mundo con Brasil, quería venirse a Chile. Y asomó la idea de que, ofreciendo 2 millones de dólares, sería posible cerrarlo. La misma fuente describe que Harold Mayne-Nicholls dijo que podía influir, que tenía llegada con Scolari. La idea fue partir a verlo.
El 5 de marzo de 2020, Mosa, Mayne-Nicholls y Espina subieron a las redes sociales del club una selfie sacada en el avión. El mensaje decía que se encontraban en Brasil gestionando la incorporación del próximo director técnico.
A sus pares les comunicaron que les había ido bien. Que Scolari sabía mucho del fútbol chileno. Pero luego de cuatro días, desde Brasil rechazaron la oferta. Cuentan que las conversaciones se volvieron duras entre los directores. Dijeron que lo de la selfie había sido un volador de luces y acusaron una maniobra comunicacional orquestada por Carvajal.
Una semana después se suspendió el torneo por el Covid-19. Eso amenazaba con golpear aún más al club que ya pasaba por estrecheces económicas. De hecho, el 6 de abril Mosa presentó su plan de ajustes. Durante abril, todos los funcionarios del club aceptaron. Menos el primer equipo. Según un ejecutivo de Blanco y Negro, Mosa dijo que trataría de convencer a los futbolistas. Mayne-Nicholls también se unió a las conversaciones. La misma fuente dice que se mostraban confiados. Pero la posibilidad de tener que pasar al plantel a Ley de Protección del Empleo (LPE), lo que significaba congelar sus situaciones contractuales y hacerlos cobrar su seguro de cesantía, tenía inquietos los directores.
El 2 de mayo, Colo Colo pasó a todo su plantel a LPE. La votación en el directorio fue unánime y tuvo un efecto en la amistad entre el presidente y el capitán.
-Ahí -sostiene un director- se quebró la relación entre Mosa y Esteban Paredes.
El mismo ejecutivo dice que se había acordado enviarles una carta a los futbolistas explicando esto, como poniendo la pistola sobre la mesa, para presionarlos a negociar. Pero esa carta nunca se habría enviado. Los jugadores, decían Mosa y Mayne-Nicholls, no se bajaban del 100%. Algunos futbolistas se quejaron con otros directores, diciendo que Mayne-Nicholls no los había tratado bien. Y eso, como dice una alta fuente de ByN, era complejo. Porque la merma económica de no contar el tercio de los ingresos que obtenían por venta de boletos era enorme:
-Llegábamos con plata a agosto. Así de crítica era la situación.
Ese era el escenario cuando Aníbal Mosa dijo públicamente que pasar a los jugadores a la LPE, permitió un ahorro más de $1.500 millones.
El 29 de julio el directorio se volvió a juntar para discutir los honorarios de Mayne-Nicholls. Días antes un director llamó a Mosa para decirle que el tema no se veía favorable. Así que le pidió un gesto: que se desprendiera de Juan Carvajal, porque necesitaban mejorar las relaciones del club con la prensa. Mosa no aceptó la idea. El día del directorio, el bloque Vial argumentó que no había plata para el estadio, ni para el fútbol femenino. Que en ese contexto, no se justificaba renovarle las remuneraciones por proyecto al vicepresidente. Además, agregaron, desde abril todos los directores habían renunciado a sus dietas. La votación, donde Harold no podía sufragar, quedó 4-4. Le faltaron dos votos para ser aprobada.
Un testigo dijo que Mosa se molestó. Que gritó que se estaban aprovechando de un estatuto para prescindir de la experiencia de Harold.
Ese día, asegura un director, Mayne-Nicholls tomó la palabra e hizo un discurso emocional. Dijo que trabajaría gratis para Colo Colo.
Perder
A principios de agosto los futbolistas llevan un par de semanas de regreso a los entrenamientos. Pero aún seguían molestos por la merma en sus ingresos que había significado verse obligados a cobrar su seguro de cesantía en vez de su sueldo. Aníbal Mosa vio eso y le planteó al directorio una idea para recuperar su cariño: pagarles 550 millones de pesos por derechos de imagen y cuota de pase a Esteban Paredes, Carlos Carmona, Matías Zaldivia, Nicolás Blandi, Juan Manuel Insaurralde y a Pablo Mouche: seis de los más veteranos y mejor pagados del equipo para dar vuelta al camarín. Varios de ellos, además, terminaban contrato a final de año. Eso escandalizó a algunos directores.
Uno planteó que por último lo repartieran entre los 25 jugadores del plantel. Pero no entre los que más cobraban, porque iba a partir al equipo. Y eso, dice un director, fue lo que pasó cuando la moción se aprobó 5-4. El defensa Julio Barroso se enfrentó a los beneficiados, defendiendo a los más jóvenes que no estaban incluidos. El mismo Paredes dijo públicamente que nunca en Colo Colo había visto tal grado de conflicto.
El 20 de agosto, Harold Mayne-Nicholls renunció en otro directorio de los que participaba en el club: el de la Inmobiliaria Estadio Colo Colo, una filial de ByN, pero controlada por el CSD. El día siguiente Daniel Morón asumió la presidencia de esa entidad, que hizo noticia pronto: el 16 de septiembre se publicó que la inmobiliaria contrató a Mayne-Nicholls, que recién había renunciado a ese directorio, como asesor. Su sueldo sería de $4.763.280 durante al menos un año.
Para ese minuto ya habían pasado dos otros eventos: el torneo nacional había regresado hace dos semanas y el 4 de septiembre la Dirección del Trabajo sancionó al club “por no otorgar el trabajo convenido (60 UTM), no pagar las remuneraciones (60UTM) y no exhibir toda la documentación exigida para fiscalizar (20 ingresos mínimo mensuales)”.
La multa fue discutida en el directorio extraordinario del 11 de septiembre. Esa vez un director expresó que esto generaba una contingencia financiera muy importante para la concesionaria, porque podría verse expuesta a una demanda laboral millonaria por parte de los 25 jugadores del plantel al final de año.
El costo de esa demanda, que podía superar los $1.500 millones, ponía al club en el abismo.
El 26 de septiembre a Colo Colo le tocaba recibir a Antofagasta, que viajó desde la II Región. Pero el partido fue suspendido cuando la visita ya estaba en Santiago: un miembro de la delegación colocolina, que había viajado días antes a Brasil con el plantel para acompañarlos en su partido de Copa Libertadores, dio positivo por coronavirus.
Ese día, en el grupo de Whatsapp del directorio, Aníbal Mosa escribió un mensaje: “Salí premiado con el Covid”.
La gerencia de comunicaciones de Colo Colo no confirmó ni desmintió esta información.
A fin de mes el club aún no confirmaba un entrenador. Por eso es que el 1 de octubre en la tarde se le encargó a Marcelo Espina que presentara una terna de candidatos. Mosa la pidió para el día siguiente al mediodía y los directores opositores se rieron: era imposible que pudiesen captar a alguien en tan poco tiempo, a menos que ya estuviese listo sin que les hubiesen avisado. Así que lo movieron para el sábado 3 de octubre. Ese día les presentaron tres nombres: Gabriel Heinze, Matías Almeyda y Gustavo Quinteros. Había un detalle: el único que estaba disponible inmediatamente era Quinteros. Tres días después estaba firmando contrato.
En las semanas siguientes Colo Colo quedó eliminado de Copa Libertadores, impidiendo el ingreso del dinero fresco que habría significado esa clasificación. También se hizo público que pasarían al lesionado Zaldivia a licencia médica en vez de seguir pagándole el contrato, como dictaba la costumbre en el fútbol. Nada de eso, dice un director, fue conversado en el directorio. Lo mismo pasó con los despidos del gerente de seguridad y un miembro del equipo de comunicaciones. Ese estilo de gestión ha sido percibido en el mercado. Y no sólo porque el precio de la acción de Blanco y Negro haya caído a la mitad. Fuentes de Colo Colo dicen que la búsqueda de auspiciadores no está fácil. Lo describen así:
-Antes el teléfono sonaba todos los días con marcas interesadas. Ahora hay que llamar.
En la cancha el equipo tampoco ha rendido. Desde el regreso han jugado 9 partidos por el torneo chileno. Aún no pueden ganar y están penúltimos.
Como un intento de acercar distancias, Mosa propuso una tregua en uno de los últimos directorios. El gesto fue acompañado por un mail enviado por Mayne-Nicholls a todos los miembros de la mesa. Decía: “el martes 3 de noviembre los espero en mi casa. Compramos una carnecita y hablamos de lo que se tenga que hablar”.
Hubo directores que le dijeron que un asado no era lo que el club necesitaba. Otros lo sintieron como una emboscada. Una operación que al otro día se filtraría a la prensa.
Así que ninguno del bloque Vial fue ese día.
El precio de la tregua para ellos, aseguran en la concesionaria, ya tenía un nombre: la cabeza de Harold Mayne-Nicholls.
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