Jimmy Carter en dos tiempos: biógrafos analizan su legado
No fueron sencillos los problemas que enfrentó el 39º Presidente de EE.UU., Jimmy Carter, muerto la semana pasada a los 100 años. Desde la crisis política que dejó Vietnam y Watergate, hasta una dura situación económica, biógrafos detallan los pormenores de la administración de un mandatario íntimamente ligado al reconocimiento de los DD.HH. en la política exterior de Washington.
Julian E. Zelizer, autor de Jimmy Carter: The American Presidents Series: The 39th President:
“Institucionalizó la idea de los derechos humanos en la política exterior de Estados Unidos”
Considerando el momento histórico en el que le tocó gobernar al Presidente Jimmy Carter, ¿cómo definiría su figura?
El Presidente Jimmy Carter gobernó en un momento extraordinariamente difícil para Estados Unidos. Por un lado, la economía era un caos y la posición de la nación en el extranjero estaba en entredicho, y por el otro, el país en general estaba descontento. Carter logró mucho en un solo mandato, aunque fue uno solo, de cuatro años. Su sucesor, Ronald Reagan, representaba un movimiento conservador que atacó gran parte de lo que él había hecho.
¿Dejará un legado en la historia de Estados Unidos? Pregunto, comparando con los otros mandatarios del país. Si es así, ¿cuál sería ese legado?
Sí, de hecho, muchas de sus políticas perduran hasta el día de hoy. Ejemplos de ello son el acuerdo de Camp David, la conservación y la defensa de los derechos humanos como temas centrales de la política estadounidense, y la idea de que la diplomacia puede ofrecer un camino mejor que la fuerza militar. Al mismo tiempo, su legado también incluirá el haber presidido a Estados Unidos durante la implosión de la coalición del New Deal.
¿Cuáles fueron los mayores retos políticos a los que se enfrentó el Presidente Carter durante sus cuatro años de mandato?
La economía fue el más importante de su gestión en la Casa Blanca. Le siguió la desconfianza de la población en el gobierno como consecuencia de la guerra de Vietnam y el escándalo Watergate, así como la incertidumbre sobre el papel que tenía y tendría Estados Unidos en el exterior después de Vietnam.
Jimmy Carter tuvo una particular cercanía con nuestro continente, Latinoamérica, fundamentalmente por el enfoque previo que EE.UU. mantuvo con la región. ¿Cómo calificaría esa relación entre América Latina y la administración Carter?
Aunque le supuso un costo político, el Presidente Jimmy Carter invirtió mucho de su capital político en los Tratados del Canal de Panamá, cuyo objetivo era calmar las tensiones con América Latina. Era su forma de responder a décadas de tensiones e incluso de políticas imperialistas que habían erosionado la confianza de Estados Unidos en la región vecina.
¿Qué tan importante fue el concepto de los derechos humanos para el gobierno de Carter? ¿Forma parte también de su legado?
El exmandatario institucionalizó la idea de los derechos humanos en la política exterior de Estados Unidos a través del Departamento de Estado. Fue una contribución importante que terminó sobreviviendo a su propia caída.
En la misma línea que la pregunta anterior, ¿la posterior llegada de Ronald Reagan a la presidencia afectó el corazón de esa política de derechos humanos que Carter quería implantar?
A lo largo de las décadas posteriores al gobierno demócrata de Jimmy Carter, el compromiso con los derechos humanos fue quedando relegado a un segundo plano frente a otros objetivos, con su ejemplo más evidente en la guerra contra el terrorismo. Sin duda, sigue siendo un tópico relevante, pero no ha alcanzado la preponderancia que Carter esperaba que tuviera para el futuro del país.
Algunos sectores del Partido Demócrata criticaban al Presidente Carter por ser muy blando con las dictaduras latinoamericanas, mientras que otros en el Partido Republicano lo consideraban flexible en la lucha contra el comunismo internacional. Según su opinión, ¿cómo navegó en esas aguas turbulentas? ¿Salió vencedor o perdedor en esa lucha política?
Esta cuestión es complicada, porque el Presidente Carter, en algunos países, hizo caso omiso de las mismas cuestiones de derechos humanos de las que hablaba y defendía cuando se trataba de otras partes del mundo. Con un grupo de naciones fue más flexible que con otras, especialmente cuando buscaba relaciones pacíficas con China y los soviéticos en la época de la Guerra Fría. Estas incoherencias lo expusieron a ataques políticos de sus rivales.
Jonathan Alter, autor de His Very Best: Jimmy Carter, a Life:
“Hizo mucho por poner fin a la Guerra Fría, porque se enfrentó a la antigua Unión Soviética”
¿Cree que Jimmy Carter dejó un legado histórico para Estados Unidos?
Sí, creo que sí. Me parece que dejó un legado histórico. No está en la primera fila de los presidentes estadounidenses, pero sí en la parte media alta del conjunto. Consiguió una serie de logros, y yo diría que dos o tres de ellos fueron grandes. Sus mayores éxitos fueron los Acuerdos de Camp David, que establecieron la paz entre Israel y Egipto, que habían librado cuatro guerras. Desde 1978, no han vuelto a librar ninguna, y es el tratado de paz más duradero desde la Segunda Guerra Mundial. Junto con ello, considero que normalizar las relaciones con China fue un gran logro, pero en lo que respecta a los lectores chilenos, diría que la política de Carter de derechos humanos y la ratificación de los tratados del Canal de Panamá ocupan un lugar destacado.
¿Cuáles fueron los mayores retos políticos a los que se enfrentó el Presidente Carter durante sus cuatro años de mandato?
Tuvo dos grandes retos políticos. Uno era la economía, que fue bastante mala en los dos últimos años de su presidencia: tanto las tasas de interés como la inflación alcanzaron los dos dígitos. Es muy difícil ser reelegido teniendo esos números a cuestas. No estoy seguro de que fuera culpa suya, pero estaba al mando. Y la otra fue la crisis de los rehenes en Irán, cuando el ayatola Jomeini, su gente, secuestró a más de 50 rehenes estadounidenses y los retuvo allí durante lo que resultaron ser 444 días. Fue un verdadero problema para él. Por otro lado, todos volvieron a casa sanos y salvos, así que no fue un desastre tan grande como la gente pensaba, y no creo que deshonrara a Estados Unidos en absoluto.
El mandatario llegó al poder con Vietnam y Watergate frescos en la memoria estadounidense. ¿Qué efectos tuvieron estos dos hechos históricos en su administración?
Jimmy Carter no habría sido elegido de no haber sido por Vietnam y Watergate, porque era un desconocido. El país estaba en un período muy difícil después de Vietnam y Watergate, y la gente estaba abierta a la idea de que un desconocido prometiera no mentir. Tanto Vietnam como Watergate tenían muchas mentiras. Así que la integridad de Carter tuvo mucho éxito y fue esencial para que fuera elegido presidente en 1976.
El demócrata “Ted” Kennedy impulsó enmiendas que limitaron la venta de armas estadounidenses a la dictadura de Augusto Pinochet, mientras que republicanos decían que Carter mantenía una postura blanda ante los comunismos, especialmente de China y la Unión Soviética. ¿Cómo navegó entre esas posturas tan distantes?
En general, Carter fue un fracaso político, pero un éxito de fondo y a menudo visionario. Nunca iba a ser lo suficientemente conservador para los conservadores o lo suficientemente liberal para los liberales: era un moderado. Así que siempre iba a dejar descontento a alguien. Pero creo que, en el lado más conservador, hizo mucho por poner fin a la Guerra Fría, porque se enfrentó a la antigua Unión Soviética y a otros Estados comunistas. Y en el lado liberal, fue el primer presidente que se enfrentó a los dictadores. ¿Lo hizo tanto como a mí me hubiera gustado? No, porque tenía que hacer frente a ciertas consideraciones de la Guerra Fría. Pero lo hizo bastante, y utilizó la credibilidad que le dio devolver el Canal de Panamá a los panameños para presionar a estos hombres fuertes latinoamericanos, incluido Augusto Pinochet, en una amplia variedad de asuntos. ¿Cortó todas las ventas de armas estadounidenses a estos países? No, porque había, ya sabes, otras cuestiones. Leeré lo que escribí en mi libro. “En Chile, el número de desapariciones durante el mandato de Carter se redujo de cientos cada año a solo un puñado. El infame hombre fuerte del país, el general Augusto Pinochet, sintió la presión de la administración por el atentado con autobomba de 1976 contra el exdiplomático chileno Orlando Letelier en Washington. Este despidió al jefe de la policía secreta responsable del asesinato y reestructuró sus servicios de seguridad para que fueran algo menos abusivos”. Esto no significa que Carter logró forzar su salida, conseguir un cambio de régimen o despojarlo de su relación con los traficantes de armas estadounidenses, pero no era el gobierno de Estados Unidos el que le vendía armas, sino traficantes de armas privados. Por lo que he aprendido, en particular sobre Argentina, algunos de los efectos de la administración Carter en esta política de derechos humanos solo se sintieron en años posteriores. Pero gente como Jacobo Timerman le debían mucho a Carter, al igual que otras personas que estaban en prisión por apoyar los derechos humanos. Todos ellos escuchan a Carter, y fue claramente el mejor presidente para ellos, de todos los que han sido presidentes de Estados Unidos. Se preocupaba más por los derechos humanos que cualquiera de los otros en la Casa Blanca.
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