Joe Biden: El debate por la edad del candidato
El presidente más viejo de la historia de Estados Unidos lanzó su candidatura para las elecciones de 2024. Mientras algunos temen por sus capacidades para gobernar, el mandatario responde: “Yo también lo analicé a fondo antes de decidir presentarme, y me siento bien”.
“Vamos a terminar el trabajo”. Con esas palabras, el Presidente Joe Biden lanzó esta semana su candidatura a un segundo período en la Casa Blanca, en un video donde se presentó como el oponente de aquellos que amenazan la democracia. “Cada generación tiene un momento en el que tiene que alzarse por la democracia. Alzarse por sus libertades fundamentales. Creo que es la nuestra”, aseguró el mandatario en el registro.
El anuncio, que desde hace rato se tenía por un hecho, deja a Biden como el gran candidato del Partido Demócrata, y si alguna vez se pensó que Kamala Harris podría sucederlo, es ella misma la que lo acompaña de nuevo como vicepresidenta. Pero en medio del balance de su gobierno, los asuntos económicos y la posición norteamericana en la guerra de Ucrania, uno de los principales temas que se comentan en los medios estadounidenses, es el tema de la edad de Joe Biden, que cumplió 80 años en noviembre.
“La gran razón por la cual los demócratas están nerviosos respecto a la edad del Presidente Biden no es su habilidad para hacer el trabajo en un segundo período”. Con esa frase, The New York Times comentaba los temores, de orden más bien electoral, que sobrevuelan la casi segura nominación de Biden como candidato del Partido Demócrata.
Desde luego, la salud del Presidente de Estados Unidos es importante, pero según el diario neoyorquino, “extraño como suena, un gobierno norteamericano puede funcionar sin un presidente sano”. Para esto, cita el ejemplo de Franklin D. Roosevelt, que ya estaba muy enfermo entre 1944 y 1945, precisamente mientras su país se dirigía a la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Y el ejemplo, también, de Ronald Reagan, cuyo gobierno pudo gestionar momentos de alta tensión con la Unión Soviética a pesar del declive de las capacidades del presidente republicano.
El historiador presidencial estadounidense Larry Cook, comenta para La Tercera: “Me vienen tres ejemplos si pienso en presidentes cuya edad haya resultado un factor para su gobierno. El primero es William Henry Harrison, en 1841, que entró al cargo a los 68 años, y murió al mes siguiente. Dwight D. Eisenhower sufrió un muy serio ataque al corazón en 1955, cuando era presidente a los 64 años. A pesar de eso, consiguió la reelección en 1956. Y claro, Ronald Reagan siempre viene a la mente cuando se piensa en presidentes mayores, con la especulación de que haya vivido el inicio de su alzhéimer al final de su segundo período, aunque no hay evidencia de eso”.
“Otras presidencias mostraron problemas relacionados con la salud, y que de hecho tuvieron impacto en sus gobiernos. Woodrow Wilson sufrió un infarto hacia al final de su segundo mandato, y su esposa, Edith, tomó el control para manejar los asuntos de su presidencia. Reagan comenzó a mostrar problemas de memoria durante su gobierno. Franklin Pierce, Abraham Lincoln y Calvin Coolidge, ellos tres, sufrieron de depresión durante sus mandatos”, comenta Mike Purdy a La Tercera, autor del libro Presidential Friendships: How They Changed History.
Más que su capacidad para gobernar, lo que temen los demócratas sobre Joe Biden es que su edad le impida ganar una segunda elección, sobre todo si muchos votantes se convencen de que es un factor importante. Esto podría darles la posibilidad a los republicanos de volver a ganar la Casa Blanca en 2024.
Las encuestas no son promisorias en ese sentido. Un reciente sondeo de NBC News muestra que apenas uno de cada cuatro estadounidenses se muestra a favor de un segundo mandato, índice que aumenta a un 49% entre los demócratas. De quienes se oponen a un segundo término, el 48% cita la edad como aspecto clave a considerar.
El analista y encuestador John Zogby, de la consultora John Zogby Strategies, señala a La Tercera: “Ningún presidente estadounidense había estado en cargo después de los 77. Biden tiene 80, para su reelección tendrá 82 y tendrá 86 cuando deje el cargo. Los republicanos han decidido usar eso como un tema importante, para mostrar que está muy débil para el cargo. Los demócratas temen que tenga un lapsus o diga algo que le dé municiones a la oposición”.
De todos modos, la política norteamericana parece moverse a un promedio de edades más avanzadas: el Senado, hoy, tiene un promedio de edad de 63,9 años, convirtiéndolo en el segundo más viejo de la historia de EE.UU. desde 1789. La situación es similar con la Cámara de Representantes, donde su promedio de 57,5 la vuelve la tercera de mayor edad de sus integrantes. Frente a esto, la edad promedio en EE.UU. es de 38,8 años.
“(El electorado) va a ver una carrera, y va a juzgar si tengo o no lo que se necesita. Respeto que miren (la edad) con lupa. Yo también lo analicé a fondo antes de decidir presentarme, y me siento bien, estoy entusiasmado con las perspectivas”, dijo Biden, en el poder desde 2021, cuando le preguntaron sobre su edad durante una conferencia de prensa este miércoles, en la Casa Blanca.
En la opinión de Zogby, Biden tiene cosas de que presumir en sus años de gobierno. “El presidente ha conseguido más cosas en sus dos primeros años que cualquier otro presidente desde Lyndon B. Johnson en los años 1960. Ha mostrado ser una mano firme en la política exterior, un negociador duro pero dispuesto con el Congreso, y un astuto lector de la opinión pública. Su último discurso del Estado de la Unión es visto por muchos como un tour de force, donde se lo vio salirse del guión muchas veces e intercambiar con los republicanos en un modo que los puso a la defensiva”, evalúa el consultor.
Respecto al discurso del Estado de la Unión, Navigator Research, una consultora demócrata, reclutó a un pequeño grupo de votantes indecisos para que opinaran al respecto. Antes de ver el discurso, un 35% lo veía como “apto para la presidencia”. Al terminar la alocución, que incluyó un intercambio entre los republicanos y Biden, el 55% consideró al presidente como alguien con las capacidades necesarias para el cargo.
Más allá de su edad, otro problema que se complementa en la historia de Joe Biden es que, incluso durante su juventud, era conocido por su facilidad para caer en lapsus o errores al hablar en público. No han sido pocas veces en las cuales se ha equivocado de palabra o ha cambiado el nombre de una persona. “Biden está a la altura de su reputación de propenso a cometer errores en público”, decía un título de The New York Times en 2008.
Slate, ese mismo año, escribió al respecto: “Habla mal con tanta frecuencia que apenas es noticia, y apenas es dañino”. De todos modos, con el paso de los años ese defecto se ha visto exacerbado, y eso pone nervioso a muchos demócratas que piensan que quizás algún lapsus pueda cambiar la opinión de los swing votes, los votantes que no son estrictamente demócratas ni republicanos y que, al final de cuentas, deciden las elecciones.
Por esto mismo, aún cuando las encuestas muestran que tres cuartos de los demócratas aprueban el gobierno de Biden, menos de la mitad quiere que se postule a una segunda vuelta. Mike Purdy comenta al respecto: “Biden a veces camina un poco rígido y, en ocasiones, se aleja de sus discursos preparados, se sale del guión. Pero siempre ha tenido una propensión a los ‘gafes’ o meteduras de pata. Biden debe ser juzgado en función de lo que ha logrado como presidente”.
En una primera instancia, Donald Trump usó la edad de Biden en la campaña de 2020 como un defecto de su contrincante. Llegó, incluso, a usar el sobrenombre de “Sleepy Joe” (Joe, el dormilón), en la contienda que terminó por perder.
De todos modos, si Biden es el presidente más viejo de la historia norteamericana, Donald Trump es precisamente quien le sigue en la lista, y por eso mismo, el debate de la edad tampoco le acomoda tanto. En unos meses, el magnate cumplirá 77, y tendrá 78 para el momento de la elección, si llegara a ser el candidato del Partido Republicano. A pesar de la emergencia de ciertos desafiantes y los juicios en su contra, el expresidente es hoy la figura con más ventaja en su partido para 2024.
“Creo que el debate de la edad afectará de algún modo a Trump, pero no del mismo modo que afecta a Biden. Aunque su edad también es avanzada, sigue siendo cuatro años menor a Biden. Además, la personalidad de Trump y su despliegue de energía en los muchos mítines que hace, entrevistas, todo eso tiende favorecerlo en el tema de la edad”, comenta Cook.
El historiador Mike Purdy apunta a las desventajas de Trump en el ámbito de la salud. “Desde luego, un presidente en sus tardíos 70 o tempranos 80 levanta preguntas sobre su capacidad de desempeñarse en el trabajo más estresante del mundo. De todos modos, Biden aparece como alguien robusto para tener 80 años. La salud de Trump es más cuestionable, porque es técnicamente obeso y no hace nada para cuidarse”.
Por su parte, John Zogby comenta el rendimiento electoral del hoy presidente: “Hay que recordar que Biden le ganó a Trump dos veces: una en 2020, y otra en 2022, cuando desafió todas las predicciones ganando asientos en el Senado y reduciendo las pérdidas en la Cámara de Representantes a tan solo unos pocos escaños”.
“Trump ha necesitado ayuda para bajar escaleras, está en la definición de obesidad y no tiene muy buenos hábitos alimenticios. Creo que el tema de la edad es una pendiente resbaladiza para el Partido Republicano, y ambos partidos tienen que ser muy cuidadosos con eso”, recuerda Zogby.
Viejo o no lo suficiente, Joe Biden sigue siendo visto como la única opción viable, de momento, para el Partido Demócrata. De hecho, el senador Bernie Sanders, un eterno de las primarias de la colectividad, aseguró que no se postulará a las elecciones, y que apoyará al actual presidente para 2024.
Los otros dos nombres que se perfilan como posibles alternativas serían la escritora Marianne Williamson y el abogado Robert F. Kennedy Jr., pero no cuentan de momento con el apoyo para ganarle una primaria a Biden.
Más allá de su edad, Biden sí puede presumir un primer término con ciertos logros: según indica The New York Times, en lo económico, 12,6 millones de puestos de trabajo se agregaron desde el momento que llegó a la Casa Blanca, además del enfriamiento de la inflación, que fue un problema clave a medida que se salía de la pandemia.
Por otro lado, el acceso a la salud ha mejorado en Estados Unidos, y el gobierno de Biden ha aprobado muchas leyes para luchar con el cambio climático. Por último, un tema crucial durante su administración ha sido la política internacional y la guerra en Ucrania, donde Biden ha sabido juntar a Europa y la OTAN detrás de Kiev.
Aún siendo el presidente de más edad en la historia de Estados Unidos, no es el primero en el mundo. En 2018, el malayo Matathir bin Mohamad asumió el cargo de primer ministro de su país con 92 años. Esto, luego de 15 años de ausencia en la política, tras haber gobernado durante 22 años Malasia, entre 1981 y 2003.
El Nobel de la Paz Shimon Peres fue presidente de Israel entre 2007 y 2014, puesto al que llegó con casi 84 años, aunque en este caso se trata de un cargo más “ceremonial” y menos ejecutivo que el de primer ministro, que ejerció en dos ocasiones.
El año 2013, en Zimbabue, Robert Mugabe consiguió su séptimo mandato como presidente a los 89 años, ingresando así al ranking de mandatarios más viejos. En 2017, con 93, renunció al cargo, muriendo dos años después y habiendo liderado el país africano durante 37 años.
En Latinoamérica está el caso de Joaquín Balaguer, Presidente de la República Dominicana en tres ocasiones. La última vez, entre 1986 y 1996, dejó el cargo a los 89 años.
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