Juan Guaidó: “El principal problema en Venezuela no fue la nueva Constitución, sino que no se respetó”
Abocado a la campaña contra Maduro “No lo llames Presidente, llámalo dictador” y la promoción de primarias para su sector de cara a las elecciones de 2024, el líder opositor venezolano aborda en esta entrevista con La Tercera la situación de su país y la región.
No lo llames presidente, llámalo dictador”. Por estos días, Juan Guaidó está dedicado a promover esta campaña contra Nicolás Maduro. Para el líder opositor venezolano no es una cuestión de mera semántica o retórica, sino que es una forma de hacer justicia. En su petición en Change.org, Guaidó explica que llamar a Maduro “presidente” es ignorar la Constitución venezolana, relativizar la tragedia y revictimizar a las víctimas de la más grande crisis económica que haya vivido el hemisferio occidental sin que haya mediado un conflicto bélico. “Llamar a las cosas por su nombre es visibilizar a las víctimas, buscar justicia y crear memoria histórica. No permitiremos que se normalice una dictadura que relativiza la crisis en Venezuela”, insiste.
Pero no solo esta campaña ocupa la agenda de Guaidó por estos días. Convencido de que fortalecer la unidad del bloque antichavista es la “herramienta más poderosa” para derrotar al gobierno de Maduro, el líder opositor exige más “presión internacional” para lograr un acuerdo integral que permita elecciones “libres y justas” en 2024. De cara a ello, reconoce la necesidad de consolidar la unidad con primarias -que la oposición prevé celebrar en 2023- y presencia en las calles. Sobre estos desafíos, además de su análisis de la situación regional, incluida la llegada a la presidencia de la vecina Colombia del izquierdista Gustavo Petro y el proceso constituyente en Chile, conversó Guaidó con La Tercera a través de Zoom.
La denominada Plataforma Unitaria de las fuerzas de oposición planifica elecciones primarias para 2023 con el objetivo de escoger un líder único que pueda enfrentar a Maduro en las presidenciales de 2024. ¿Cómo marcha ese proceso?
Primero convocado, que para nosotros ya es importante. En el pasado, por ejemplo, en 2015 realizamos primarias para elegir candidatos al Parlamento y fue muy exitoso en materia de unidad, electoralmente hablando, además, ganamos las dos terceras partes del Parlamento. Para nosotros, más allá de saber quién tiene más votos, y obviamente en cualquier democracia es importante, en Venezuela la vivimos en dictadura. No es solamente que un candidato o candidata tenga le legitimación de la expresión popular en una primaria, sino también necesitamos tener a todos los actores comprometidos a mantener la unidad, a organizar la defensa del voto. En Venezuela es muy importante la defensa del voto, porque no hay un Consejo Nacional Electoral confiable, está tutelado, está secuestrado por la dictadura de Maduro
¿Y usted está dispuesto a participar en esas primarias como candidato?
Mi mayor aspiración es que mis hijas crezcan en Venezuela, una tiene cinco años y la otra tiene 10 meses, para eso es necesario la democracia. Mi mayor espiración es lograr esa elección presidencial libre, que se expresen los venezolanos. Yo creo que las aspiraciones personales en este momento son tempranas. Yo creo que hay que consolidar las primarias, convocarlas, hay que presentar un programa, alianzas, un acuerdo de gobernabilidad, un plan país. Lo que sí puedo decir hoy es que Venezuela tiene al candidato o la candidata ganadora, sin duda alguna, contra la dictadura de Maduro que es la unidad. Entonces yo creo que mis mejores aportes en el corto plazo están direccionados a consolidar esas primarias, esa plataforma comunitaria, esa unidad, un plan país, que abracemos todos los que estamos en Venezuela defendiendo la democracia, buscar un respaldo internacional, procurar un acuerdo integral en México que favorezca o facilite mejores condiciones en una elección presidencial.
Sin embargo, el diario español El País apuntaba recientemente que los venezolanos se han “divorciado” de la política ante la polarización y la conflictividad social. Además, un analista citado por el periódico aseguró que “la gente siente que la caída económica se ha detenido”. ¿Cómo hace la oposición para erigirse como alternativa electoral frente a estos fenómenos?
No sé de dónde sacan los números, pero la realidad es que hoy en Venezuela hay 6,3 millones de refugiados y migrantes, 94% de pobreza. Hoy existe un 20% de la población venezolana en el exilio. Hoy el estado más grande de Venezuela es la diáspora. El estado Zulia debe tener unos tres millones de habitantes, la diáspora es más de doble. Esa frustración que un sector importante de la población siente hoy por no haber logrado el cambio, por no haber logrado el objetivo que nos planteamos, no en estos tres años, sino en los últimos cinco, siete, incluso más, es volviendo a presentar soluciones y alternativas, la posibilidad de un acuerdo a través de México, la organización interna y superar nuestras diferencias con la participación de todos los venezolanos en una primaria y consolidar la unidad en Venezuela, enfrentar el régimen en una elección presidencial libre y justa creo que es la mejor alternativa que tenemos para reilusionar a un país, para reilusionar a un país que quiere reencontrarse con su gente, con su familia. Hoy lo cotidiano se vuelve una emergencia en Venezuela. Y algunos pretenden normalizar la emergencia, que es lo grave de esto. Lo cotidiano que es hacer mercado, que es comprar una medicina, reunirse con la familia, hoy es una hazaña en el país. Lo triste de esto es que algunos intentan normalizar esa emergencia hablando de supuesta mejora económica.
Funcionarios de EE.UU. viajaron a Venezuela en junio para retomar el diálogo con Caracas. ¿Esto puede ser interpretado como un espaldarazo de la administración de Joe Biden a Maduro, justo además cuando se presentaba la coyuntura de la crisis petrolera por la guerra en Ucrania?
Ahí hay un dato clave, el funcionario que dirigió la delegación en Venezuela fue (Roger) Carstens, que es el enviado especial para secuestrados americanos en el mundo. Eso hace de Maduro un secuestrador básicamente. El objetivo principal de la visita era negociar la liberación de rehenes americanos en Venezuela, o sea, eso no le da legitimidad a una dictadura, solo lo señala como lo que es. Otro de los objetivos era fortalecer la posibilidad de una negociación en México, un acuerdo integral.
¿Y qué hay de cierto de las versiones que aseguran que el diálogo entre el gobierno y la oposición se reiniciaría en agosto? ¿Está en la mira de ustedes por lo menos?
Nosotros estamos listos desde hace meses, esto hoy depende de Maduro, el momento del reinicio. La alternativa democrática en Venezuela, la plataforma unitaria con su delegación está lista para reiniciar hace dos meses, hoy, mañana. Para nosotros esta es una de las prioridades para lograr de nuevo condiciones de competitividad, garantías a todos los sectores, incluido el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por cierto, de cara a una presidencial. Hoy quien es la traba, la piedra de tope en esto es el régimen de Maduro.
¿Qué le pareció la decisión de Washington de no invitarlo a la reciente Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles?
Digamos que la mejor opción era la presencia de Venezuela o la representación legítima de Venezuela en Los Ángeles. Hubo gobiernos de la región que pusieron piedras de tranca, incluso pedían la invitación de dictadores a la Cumbre de las Américas. Creíamos que lo sensato o que lo correcto era invitar a nuestra representación legítima, el gobierno encargado. Ahora, entendíamos la complejidad y las presiones de gobiernos como el de López Obrador, por ejemplo, en este caso, así que nuestra presencia se dio a través de las mesas técnicas, de las comisiones previas.
El Presidente Gabriel Boric se ha mostrado crítico de los regímenes de Venezuela y Nicaragua. ¿Cómo ha sido su relación con el gobierno chileno en ese sentido?
Yo dije desde el principio del gobierno del Presidente Boric que tenía un claro perfil de defensa de los derechos humanos y lo ha dicho públicamente, por eso la condena a Maduro y a su entorno. Hoy (la relación) ha sido a través de mensajes de diferente forma. A nosotros nos encantaría obviamente normalizar una relación, pero entendemos además la postura y las aproximaciones desde algunos puntos de vista pudiéramos decir ideológicos. Para nosotros el problema en Venezuela no es de ideología, es de derechos fundamentales. No es un problema de derecha o de izquierda. Es un problema de derechos humanos. Entonces nosotros siempre estaremos dispuestos a poder conversar de la mejor manera con el gobierno del Presidente Boric y por supuesto estaremos constantemente pidiendo apoyo y ayuda para la defensa de los derechos humanos y abonar en el camino a la democracia. Porque además hay un problema concreto en el caso de Chile y ustedes lo han vivido: la altísima migración venezolana. También es producto, y lo ha dicho el Presidente Boric, de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Nadie camina miles de kilómetros de un país porque está bien, por gusto. Si bien hoy no hay una comunicación fluida, estoy seguro de que nos une esa defensa de los derechos humanos.
En diciembre, el opositor venezolano Leopoldo López visitó Santiago y dijo que el proceso constituyente que vivió su país “fue el principio del fin de la democracia”. ¿Qué le parece? ¿Qué consejos podría darles a los chilenos de cara al plebiscito constitucional del 4 de septiembre?
Primero, que la participación de los ciudadanos es lo más importante, que sean convocados a decidir sobre el pacto social que va a regir a Chile durante los próximos años creo que es muy importante. Es una decisión que recae hoy en los chilenos y en las chilenas, por supuesto. Creo que esos ejercicios de democracia son muy importantes. Obviamente no he tenido la oportunidad aún de estudiar la nueva propuesta de Constitución de Chile a fondo, más allá de los rasgos generales que han trascendido a la opinión pública y la comunidad internacional. Ahora mi llamado a esto es que participen, que estudien ciertamente la propuesta de nueva Constitución, que el pacto social que rige a las naciones es muy importante. Pero más allá de lo que sucedió en Venezuela, el principal problema en Venezuela no fue la nueva Constitución, sino que no se respetó la nueva Constitución, ese fue realmente el principal problema en Venezuela, y cómo quisieron torcerla de alguna manera luego de haber sido promulgada luego de la constituyente de 1999 en nuestro país. Años después, en 2007, vino una reforma a esa Constitución para la pretensión de Hugo Chávez de la reelección indefinida y nosotros defendimos esa Constitución, la defendimos de su modificación en defensa de la democracia, en ese momento se volvió en la Constitución de todos los venezolanos y también en ese momento empezaron a violarla sistemáticamente, y evidentemente ya sabemos la deriva totalitaria tanto de Chávez como de Maduro. O sea, aquí yo creo que lo importante en la democracia son los contrapesos, es la ciudadanía organizada, la libertad de prensa, las instituciones sólidas y hacia allá tiene que apuntar entonces, que se respeten los resultados y se defiendan también los pilares de cualquier democracia moderna.
El 7 de agosto asume Gustavo Petro como Presidente de Colombia. ¿Qué evaluación hace la oposición venezolana del escenario que se abre para el sector considerando la eventual afinidad ideológica del nuevo mandatario izquierdista y Maduro, aun cuando el primero ha marcado algunas diferencias con su vecino?
La última declaración de Petro con respecto a Maduro en campaña por lo menos hablaba que Maduro no representa a la izquierda, sino una política de muerte, esas fueron las palabras casi textuales del presidente electo de Colombia, Gustavo Petro. Así que de nuevo yo creo que esto no es un problema ideológico, no creo que sea un problema de afinidades ideológicas ni mucho menos, no podemos tratar una crisis tan severa como la venezolana por afinidades mucho menos ideológicas. Así que las decisiones por supuesto las tomará el presidente electo respecto de su aproximación a la dictadura de Maduro, al respaldo de los derechos humanos, a la atención, por cierto, de la mayor población migrante venezolana que está en Colombia, casi dos millones. Yo he hablado mucho, por ejemplo, del proceso de paz de Colombia, de la desmovilización de guerrilleros. Mientras en Venezuela exista un paraíso para guerrilleros, terroristas, narcotraficantes, difícilmente Colombia va a poder terminar el proceso como el que llevan a cabo desde ya hace años, y hoy Venezuela, con el amparo de Maduro, es un territorio seguro de terrorismo regional.
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