La caída de Alex Jones: El golpe de la justicia de EE.UU. al “rey de las teorías conspirativas”
Uno de los más grandes impulsores de ideas como que EE.UU. propició los atentados del 11-S, que Barack Obama y Hillary Clinton son demonios o que la matanza de Sandy Hook fue realizada por actores, fue condenado a pagar una millonaria compensación a familiares de las víctimas de este último caso.
Si se armara una lista de los hechos más atroces relacionados con atentados y armas en EE.UU., probablemente para todos ellos se encontrará una respuesta basándose en una teoría de conspiración de parte de Alex Jones. Su perfil agresivo, sumado a una fanaticada que le compra sus productos de salvación, le valieron una audiencia de millones de personas y una billetera de números similares.
A través de su programa de difusión, el llamado “rey de las teorías conspirativas” acusó a Barack Obama e Hillary Clinton de ser demonios que “huelen a azufre”; dijo que el gobierno estadounidense pone sustancias químicas para convertir a las personas en homosexuales, o que detrás de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 estaba George W. Bush.
Pero la mentira que venía esparciendo hace casi una década sobre la masacre de la escuela primaria de Sandy Hook en Newtown, Connecticut, lo hizo caer ante la justicia. Este terrible hecho, donde 20 niños y seis profesores perdieron la vida en 2012 en un tiroteo, fue una mentira, según Jones.
El pasado 4 de agosto, un jurado de Texas lo obligó a pagar a familiares de las víctimas US$ 4 millones por daños compensatorios y otros US$ 45,2 millones en daños punitivos, a la espera de más juicios levantados por familiares. Previo al veredicto, la jueza Maya Guerra Gamble debió decir algo que, en el contexto de una declaración bajo juramente, se asume como algo lógico. Pero con Jones, había que repetirlo. “Parece absurdo instruirle de nuevo que debe decir la verdad cuando testifica, pero aquí estoy: debe decir la verdad mientras testifica”, explicitó. “Este no es su programa”.
En aquella última sesión, Jones admitió que lo ocurrido en la escuela fue “100% real”. ¿Cómo fue que este comunicador amasó su fama y fortuna a base de conspiraciones, llegando incluso a gestionar la invasión al Capitolio del 6 de enero de 2021 y ser validado por el expresidente de Estados Unidos Donald Trump?
Un fanático de las conspiraciones
Alexander Emerick Jones (48) nació en febrero de 1974. Dallas es su ciudad de origen, la tercera urbe más grande de Texas, y desde pequeño mostró interés por las historias. En el documental Alex’s War, estrenado en julio pasado, detalló que era un voraz lector de cómics e historias de ciencia ficción de niño. Uno de los libros que lo marcaron fue None Dare Call it Conspiracy (Nadie Se Atreve a Llamarlo Conspiración), de Gary Allen.
Como destacado miembro de John Birch Society, una organización de extrema derecha conocida por esparcir teorías conspirativas, Allen aseguraba que un grupo de empresarios, todos comunistas y socialistas, buscaban controlar en secreto al mundo, lo que posiblemente inspiró su pasión por estas historias.
Su salto a las comunicaciones llegó en los 90, cuando ingresó a la radiodifusión de acceso público en Austin, Texas, e inició el esparcimiento de teorías conspirativas. Sus favoritas en la época eran el asedio de Waco, en 1993, y el atentado de Oklahoma City, en 1995.
El primero ocurrió cuando la policía se enfrentó a disparos a una secta acusada de abusos contra niños. Cuatro agentes y 82 miembros del grupo murieron. En Oklahoma ocurrió el ataque terrorista más grande previo a los atentados del 11 de septiembre de 2001, el cual fue perpetrado en represalia a la redada de Waco, dijo su autor, el terrorista Timothy McVeigh. Una explosión en el centro de la ciudad causó la muerte de 168 personas y dejó 680 heridos.
Ambos hechos tenían un factor común, comentó Jones. Estaban relacionados con el gobierno. “Comprendí que hay una cleptocracia que trabaja con gobiernos psicópatas, garras del mal que conocen los trucos del control”, dijo en la ocasión, según la revista Rolling Stone.
La dificultad de la radio para encontrar auspiciadores luego de que estos escucharan las teorías de Alex Jones hicieron imposible que se mantuviera en la señal, por lo que tuvo que salir. Corría 1999 y el auge de internet lo llevó a fundar InfoWars, cuna y hogar de todo tipo de conspiraciones respaldadas por el texano. Transmitido desde una habitación libre que había en su casa, vendió el programa a casi 100 emisoras FM y AM de Estados Unidos.
Su primer salto a la fama llegó de, probablemente, uno de los peores recuerdos de la sociedad estadounidense: los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Tras la caída de las Torres Gemelas, Jones no perdió el tiempo y aseguró que la administración del entonces Presidente George W. Bush estaba detrás. De ahí en más, la lista de tiroteos y asesinatos que el comunicador relaciona al gobierno no paró de crecer.
El atentado en el maratón de Boston de 2013, el atropello de Charlottesville en 2017, la masacre en la disco gay Pulse, en Orlando en 2016, y el listado continúa. Todos fueron parte de un plan para quitar las armas a los ciudadanos norteamericanos, clama entre gritos con frecuencia.
Pero quizás la clave para entender el personaje no está en las teorías, sino en las soluciones que entrega. El fluoruro en el agua es parte de un proyecto malévolo, así que Jones vende la pasta de dientes sin fluoruro, Superblue, a 11,95 dólares la unidad. Los humanos necesitan más yodo, por lo que la tienda de InfoWars ofrece el Life Survival Shield X-2 a 29,95 dólares.
Las reseñas de usuarios de eBay son decidoras. El usuario Nonyabidnesswatmynameiz le otorgó 5 estrellas y aseguró que “estaba tomando píldoras de suplemento de yodo de algas marinas y sentí que no estaría de más probar el yodo de Alex para variar, porque leí en línea que puedes tomar hasta 1.100 microgramos de yodo por día y pensé ‘650 no va a dañar’. Escuché en su podcast que tarda cinco o seis días en funcionar, así que espero ver resultados para entonces”.
La influencia de su medio de difusión era masiva. Para 2017, InfoWars registraba cerca de 10 millones de visitas mensuales, superando con creces la de medios internacionales de prestigio mundial.
“Sorprendentemente, el sabor no es tan malo. Me gusta. ¡Es un fuerte sabor dulce!, pero no tome más de la dosis regular (una gota) o terminará con envenenamiento por yodo. 1 gota= 650 microgramos de yodo en comparación con la ingesta máxima de 1.100, terminó la reseña del usuario de complejo nombre en eBay.
Otro usuario llamado cpappa27 coincidió. “Puedo ir tan lejos como para decir que mi vida cambió después de tomar estas cosas. Perdí grasa corporal, y aumenté claridad mental, energía por las nubes. Los seres humanos son severamente deficientes en yodo y no podemos obtener suficiente en los alimentos. La dosis sugerida es mucho más de lo que sugiere la FDA, pero haga su propia investigación”, cierra.
Sus conexiones con la política
Según un economista forense contratado para el juicio contra Jones por sus dichos sobre Sandy Hook, la empresa matriz de InfoWars recolectó 64 millones de dólares con la venta de suplementos alimenticios y de supuesta supervivencia, según informaron medios locales. El valor neto de su fortuna combinada con la de la empresa estaría entre los 135 y 270 millones de dólares.
La influencia de Alex Jones creció casi tan explosivamente como lo hizo la de Donald Trump en la política estadounidense. De hecho, el cruce entre el ascenso de ambas figuras se dio en períodos similares. El politólogo holandés experto en extremismo político y populismo, Cas Mudde, dijo a La Tercera que “las teorías conspirativas no se limitan a los actores e ideologías políticas extremistas, pero tienden a ser más centrales en ellas”.
Fue en 2015 cuando el show de Jones se ganó un fanático y un invitado regular muy especial. Trump, quien luego sería candidato presidencial respaldado por el Partido Republicano, le decía a Jones que tenía “una reputación increíble. No los decepcionaré”, rescató CNBC.
Luego llegarían las mentiras políticas directas. Cuestionaron la nacionalidad de Obama, afirmando que era un agente infiltrado del Islam; aseguraron falsamente que Hillary Clinton y otros miembros del Partido Demócrata dirigían una red de tráfico sexual de niños desde una pizzería en Washington, entre otros. Fue esta última teoría, conocida como Pizzagate, la que pudo haber terminado en una tragedia.
Días después de que Jones instara a sus seguidores a investigar la teoría, un fanático que escuchó el programa en la radio le dijo a The New York Times que quiso cumplir el mandato del comunicador. Entró a la pizzería y disparó un rifle donde, afortunadamente, no murió nadie. El comunicador esquivó la demanda bajando toda la información del sitio y disculpándose públicamente.
Años después, cuando el entonces Presidente Trump se negaba a reconocer la victoria de Joe Biden y llamó a sus partidarios a ir al Capitolio en enero de 2021 y “estar allí”, pues “¡será salvaje!”, Jones nuevamente jugaría un rol. “Este es el llamado a la acción más importante en suelo nacional desde Paul Revere y su paseo en 1776, dijo el comunicador el 19 de diciembre de 2020 en alusión al patriota de la Guerra de la Independencia.
El comité de la Cámara de Representantes que investiga el ataque al Capitolio reveló que fue Jones quien se encargó de recolectar al menos 650.000 dólares para financiar el mitin, donde 200.000 dólares fueron depositados en una de sus cuentas. Política y teorías conspirativas se unieron de forma clara.
“Está claro que las teorías de la conspiración, desde que Obama es un musulmán secreto hasta la teoría de la conspiración del Gran Reemplazo, se han convertido en ideas centrales del amplio campo ‘conservador’ en Estados Unidos. No solo dominan el discurso, sino que se utilizan cada vez más para fundamentar las políticas”, explicó Mudde a este medio. “Cuando el Partido Republicano vuelva al poder, tenemos que esperar no solo un discurso radicalizado, sino también políticas basadas y justificadas por las teorías de la conspiración”, agregó.
Días atrás, una jueza de Texas le dijo a Jones que “cree que todo lo que dice es verdad, pero no lo es. Tus creencias no hacen que algo sea cierto. Eso es lo que estamos haciendo aquí”. El primero de los juicios de familiares de víctimas de la masacre de Sandy Hook lo obligó a pagar una millonaria suma por sus mentiras. Los padres aseguraron ser acosados por sus seguidores a través de llamados o confrontaciones.
No habían pasado muchas horas desde el tiroteo, allá en 2012, cuando el comunicador inició su cruzada asegurando que era una “bandera falsa”, que los padres eran “actores” y que ningún menor había fallecido. Todo era un plan “diseñado para quitarles las armas” a los ciudadanos. “Mi hijo existió”, fue lo que dijo entre lágrimas la madre de uno de los menores en el juicio. Fue necesario ir a una corte para aclarar que el padre tuvo que sostener la cabeza ensangrentada de su hijo, y que no, no era un actor pagado.
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