La nueva amenaza de Kast que se cierne sobre la UDI
La tentación de sus candidatos a alcaldes y concejales -o cualquier líder local con deseos de competir- por ir junto al líder republicano en las elecciones municipales del 27 de octubre de 2024 preocupa al gremialismo. El plazo para renunciar a un partido y postular por otro, según la Ley Antidíscolos, es un año antes de la votación.
Según el último informe del Servel realizado en abril- la Unión Demócrata Independiente (UDI) hoy cuenta con 34.709 militantes, siendo el sexto partido más grande del país, muy por encima del undécimo lugar que ocupa el Partido Republicano, con 21.149.
Hasta ahí todo parece bien para el partido que lidera el senador Javier Macaya. Sin embargo, las alarmas se encienden inmediatamente al comparar la cifra actual de afiliados, con los 40.654 que tenían en mayo de 2018.
La pérdida de 5.945 militantes en cinco años coincide con la creación de Republicanos -en junio de 2019- y la irrupción de su líder, José Antonio Kast, con un discurso mucho más radical y conservador que el de los partidos de la derecha tradicional.
Aunque algunos parlamentarios insistan en bajarle el perfil al triunfo de la joven colectividad en la reciente elección de constituyentes, las bases de la UDI-a través de los órganos y chats internos - han manifestado su preocupación ante el escenario en que quedó el partido, revela un dirigente.
El gran temor que cruza hoy al gremialismo es que Kast repita su triunfo en las municipales del próximo año, elecciones que históricamente han anticipado el resultado de las presidenciales del año siguiente.
En la UDI también preocupa la tentación que pudieran tener sus candidatos a alcaldes y concejales -o cualquier líder local con deseos de competir- por ir en la lista de quien hoy es la figura mejor posicionada del sector y quien el 7 de mayo ganó en 265 de las 346 comunas (76.5% del país).
El plazo antidíscolos
La Ley Antidíscolos establece que el plazo para renunciar a un partido y poder postular por otro, es un año antes de la votación, es decir, el 27 de octubre.
A cinco meses de esa fecha, el miedo a una fuga de líderes comunales radica en la estrategia que hasta ahora ha tenido Kast, llevando e invitando a candidatos que, al igual que él, sienten que no se les dio espacio para crecer en la UDI.
Cuatro de los 12 diputados republicanos tienen pasado en la UDI -Gloria Naveillán (aunque ya no es republicana), Cristián Araya, Luis Sánchez y Juan Irarrázabal- y uno de RN -Harry Jürgensen-, además del senador Rojo Edwards, también exRN.
De los 23 constituyentes electos el 7 de mayo, varios tienen pasado en la UDI.
El círculo de hierro de Kast también lo conforman exgremialistas o exactivistas de Fundación Jaime Guzmán: Arturo Squella, presidente del partido, sus asesores Cristián Valenzuela, Antonio Berchiesi, Martín Arrau y Sebastián Figueroa -actual convencional-, y Carlos Frontaura -representante en el grupo de expertos que elabora el borrador constitucional-, por mencionar algunos.
Cercanos al abogado de la U. Católica aseguran que él nunca tuvo por objetivo quitarle militantes UDI. Y que su apuesta, señalan, fue recorrer el país invitando a independientes afines a sus ideas. Y que a medida -agregan- que su proyecto fue tomando cuerpo, comenzaron a llegar figuras y dirigentes de la UDI y RN, a quienes por supuesto recibió con los brazos abiertos.
Una lenta y silenciosa fuga
La decisión de ser candidato en las presidenciales de 2017 y enfrentarse a Sebastián Piñera en primera vuelta (ocupó el cuarto lugar con un 8% de los votos) produjo las primeras grietas en la UDI, colectividad no acostumbrada al llamado discolaje.
En abril de ese año, Squella respaldó a Kast desmarcándose de la definición de su partido de respaldar nuevamente a Piñera y advirtiendo que había un “sector silencioso” en la UDI que tenía su misma postura.
Por esos días se acababa el plazo que obligaba a los militantes a reficharse, en el marco de la Ley de financiamiento a la política. Y aunque la UDI y el PCfueron los partidos que reficharon más adherentes, Cristián Valenzuela ha recordado que en ese momento de definición él y otros jóvenes intelectuales optaron por no reinscribirse y ver nuevos rumbos.
Posteriormente, el mensaje de Kast, de estar dispuesto a una segunda aventura presidencial abrió el camino a más descuelgues.
“Soy el primer diputado que renuncia a la UDI para apoyar a Kast, pero no seré el último”, sentenció el 17 de diciembre de 2018 el polémico diputado Ignacio Urrutia.
Astilla del mismo palo
Pero la historia del partido que hoy tiene en vilo a Chile Vamos había comenzado varios años antes, cuando el exjefe de la bancada de diputados -en 2007, 2008 y 2011 renuncia a su partido tras 20 años de militancia.
Y lo hace cuestionando el estilo de los llamados “coroneles” (Jovino Novoa, Andrés Chadwick, Pablo Longueira y Juan Antonio Coloma) quienes bloquearon su paso al Senado en 2013 y su intención de liderar una generación de recambio que pudiera enfrentar el avance de la izquierda frenteamplista, que Kast veía como entraba al escenario político sin contrapesos ideológicos.
La mañana del 31 de mayo de 2016, el entonces diputado por La Reina y Peñalolén llegó a la sede del partido a entregar su carta de renuncia al presidente, Hernán Larraín, pero le dijeron que no se encontraba, y se la recibió con desazón el secretario general, Guillermo Ramírez, otro de los jóvenes afines a Kast, pero que veía en la UDIel camino para llegar al Parlamento.
Días antes de su salida, Kast había planteado a Novoa que debía dejar el partido por su vinculación con el caso Penta, a lo cual el senador no sólo se negó, sino que estimó una deslealtad de marca mayor que se encargó de comunicar a Larraín y a los coroneles.
Esa vez y en otros momentos álgidos los “históricos” le enrostraron al exconcejal de Buin (1996-2000) que su hermano Miguel fue uno de los forjadores del movimiento gremial.
“Ser amigo o familiar significa ser honesto al plantear lo que uno piensa, mirando el bien superior que convoca un proyecto de amistad, de familia y mucho más si se trata de un partido político o un proyecto país”, puso Kast en su carta de renuncia.
Y como un anticipo de lo que serían los ejes de su proyecto político agregó: “Dejamos de destinar tiempo a preparar candidatos que entendieran de qué se trataba pertenecer a la UDI, de entregar espacios a las nuevas generaciones y transmitir las ideas que defendíamos y el por qué las defendíamos. Dejamos todo lo que inspiró y dio tanta fuerza al origen de la UDI”.
Su renuncia tuvo un moderado impacto mediático y nadie imaginó en ese momentoque años después reconfiguraría la derecha.
Además, ninguno de los dirigentes jóvenes que había apoyado -Jaime Bellolio, Pepa Hoffmann, Javier Macaya, Ena von Baer, Guillermo Ramírez- se fue con él. Incluso Squella, optó por terminar su periodo parlamentario en la UDI. Todos ellos veían con buenos ojos la posibilidad de volver ser gobierno, como ocurriría en marzo de 2018.
Un ejemplo es el caso de Bellolio, quien a fines de 2017 -tras la reelección de Jacqueline Van Rysselberghe como presidenta del partido- anunció su inminente salida, la cual nunca se concretó y siendo después uno de los ministros emblemáticos de Piñera 2.
“En ese momento muy pocos creían, por no decir nadie, que Kast sería capaz de levantar a pulso un partido a nivel nacional, más aún, cuando la derecha volvía a alinearse detrás de Piñera”, cuenta un dirigente UDI. “Hoy en cambio -señala la misma fuente- el debate es cómo para el trasvasije a gotas y reparar una cañería que está filtrando en forma permanente”.
Los caminos de la UDI
Al respecto, las opiniones en la UDI van desde formar un nuevo partido con Republicanos -que defiende Rodrigo Álvarez-, hasta continuar con la doctrina Macaya-Coloma, confiados en que la ciudadanía valorará el habérselas jugado por acuerdos con el oficialismo que permitieron avanzar en temas como la seguridad y una nueva Constitución.
Una posición intermedia, que defiende el exministro Claudio Alvarado, es dejar de confrontar Republicanos y empezar a recomponer relaciones para suscribir un “pacto electoral” en las elecciones que vienen.
“Nuestro adversario político está en el gobierno y no con quienes tenemos afinidad ideológica... Nuestra pérdida de votación no se solucionará saliendo a confrontar a republicanos”, señala Alvarado, uno de los referentes del ala derecha del partido.
La directiva se encuentra analizando convocar a un cónclave para definir en conjunto una salida a uno de los momentos complejos del partido, desde su fundación como movimiento hace 40 años.
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