Robert Lighthizer: el arquitecto de la guerra arancelaria iniciada por Donald Trump

Robert Lighthizer
Robert Lighthizer, el exrepresentante comercial de EE.UU. durante el primer gobierno de Donald Trump. Foto: Archivo

Alejado del segundo gobierno de Trump, Lighthizer fue el cerebro de la guerra comercial contra China en la primera administración del republicano. Defensor durante toda su carrera del proteccionismo estadounidense, el abogado habría dejado a su “protegido” como uno de los gestores de la actual lista de aranceles impuesta por Washington a países a aliados y rivales por igual.


Cuando Donald Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos por primera vez, lo hizo con una promesa de campaña en mente: cumplir su cuasi profética frase Make America Great Again, hacer a Estados Unidos grande otra vez. ¿Cómo? Mediante el impulso del empleo en el sector manufacturero estadounidense y hacer más caras las importaciones.

Y nadie podía impulsar mejor esa tarea que Robert Lighthizer, una de las mentes maestras detrás de la polémica política arancelaria estadounidense que Trump ha defendido por años. El último gran acto llegó el miércoles, cuando el mandatario republicano anunció una serie de sobretasas a aliados y rivales por igual, pero con algunas naciones especialmente afectadas.

Si bien Lighthizer no estuvo involucrado directamente, pues ya no trabaja en la administración republicana, la prensa estadounidense asegura que dejó un sucesor que levantó la tanda de tarifas globales. Sus huellas todavía son rastreables en la política económica exterior de Trump.

Una carrera arancelaria

El exrepresentante comercial de EE.UU. durante la primera administración de Donald Trump es un hombre que lleva más de medio siglo entrando y saliendo de Washington. Su infancia en Ashtabula, una ciudad industrial de Ohio a orillas del lago Erie, explica su aversión a los pactos comerciales con Japón, China y México, los que considera como un “desastre absoluto” para los trabajadores.

De algún modo se emparenta con el desamparado Cinturón del Óxido (Rust Belt, en inglés), aquella franja geográfica del centro de Estados Unidos donde en los tiempos de gloria de la superpotencia norteamericana se construían vehículos y se generaba trabajo. Esa época dorada a la que Trump hace constantemente alusión y cuya promesa de recuperar le ha valido el apoyo electoral de sectores antiguamente ligados de manera íntima con el Partido Demócrata.

Abogado de la Universidad de Georgetown, Lighthizer pasó varias décadas trabajando entre la industria privada y el sector público, señaló The New York Times, llegando incluso a servir como vicerepresentante de Comercio en el primer mandato del Presidente Ronald Reagan. Y fueron esos años los que marcaron a fuego su impronta arancelaria, donde hizo gran parte de su carrera protegiendo a la industria siderúrgica estadounidense frente a la competencia extranjera.

Para esa fecha, la industria japonesa crecía fuertemente en los mercados estadounidenses de automóviles, acero y semiconductores, a lo que Lighthizer se oponía duramente. Tal fue su frustración que, en un momento de especial impotencia durante una reunión con representantes del país asiático, tomó una de las hojas en que los nipones imprimieron sus propuestas, la dobló, la convirtió en un avioncito de papel y la lanzó a volar sobre la mesa de negociaciones.

Robert Lighthizer
Robert Lighthizer. Foto: Archivo

La acción -que evoca al propio Donald Trump- le valió el apodo de “el hombre misil” en Tokio. Debido a la agresiva jugada, al azar o al buen ojo, Japón decidió, por voluntad propia, autolimitar sus exportaciones de automóviles, acero y otros productos a Estados Unidos. Fue el origen de una política exterior cuyos ecos se pudieron ver en los primeros días de la actual administración Trump, cuando negoció los aranceles con sus vecinos, Canadá y México.

Ese fue el inicio de una carrera que lo vincularía para siempre con políticas proteccionistas en favor de EE.UU., lo que terminó siendo conocido como “restricciones voluntarias a las exportaciones”. Mediante la amenaza de aranceles punitivos, Washington persuadía a países extranjeros a limitar “voluntariamente” las exportaciones, explicó el medio Vox.

Tras salir del gobierno, ya como particular, Lighthizer ayudó a U.S. Steel y a otros fabricantes del rubro siderúrgico a demandar y ganar millonarios juicios contra empresas extranjeras, acusándolas de prácticas comerciales desleales. Pero sus intervenciones para impulsar aranceles proestadounidenses por parte del Estado continuarían.

A principios de los 2000, cuando empresas metalúrgicas norteamericanas se declararon en quiebra, Lighthizer volvió a la carga para convencer al gobierno de que impusiera sobretasas agresivas para proteger a la industria estadounidense, recordó The New York Times.

Pero no fue hasta 2011 que la cruzada del abogado se topó con la del entonces empresario Trump. En aquel año, el magnate empezaba a barajar la posibilidad de una carrera presidencial. Sin embargo, su visión proteccionista de la economía provocó el repudio de muchos republicanos. De alguna manera, contradecía décadas de una política de multilateralismo y tratados de libre comercio.

Allí, Lighthizer fue un aliado: “Durante la mayor parte de sus 157 años de historia, el Partido Republicano ha sido el partido de la construcción de la industria nacional mediante el uso de la política comercial para promover las exportaciones de Estados Unidos y defenderse de las importaciones comercializadas injustamente”, escribió en una columna en The Washington Times.

Lo cierto es que el interés del ahora presidente por los aranceles se puede rastrear hasta décadas atrás, lo que demuestra que no es una preocupación pasajera. Para John Pitney, analista político estadounidense del Claremont McKenna College, “Trump ha cambiado su postura en muchas cosas, pero siempre ha apoyado los aranceles”, dijo a La Tercera.

Así lo ratifica la cadena británica BBC, que asegura que “la política de Trump ha cambiado considerablemente a lo largo de sus décadas en la esfera pública. Pero una cosa en la que ha sido constante, desde los años 80, es su creencia de que los aranceles son un medio eficaz para impulsar la economía estadounidense”.

Su obra definitiva

El arribo de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017 cambió definitivamente el rumbo que Washington tomaría en términos arancelarios. Tanto así, que la revista Foreign Policy describió el trabajo de Lighthizer como el de desviar “a Estados Unidos desde seis décadas de apoyo a un sistema comercial multilateral basado en normas, encaminándolo hacia un enfoque marcadamente nacionalista”.

La política comercial de EE.UU., añadió, “se ha rehecho a imagen de un solo hombre: Robert Lighthizer”. Tanto así, que la sucesora en el puesto de representante comercial en el gobierno de Joe Biden, Katherine Tai, continuó el camino que él trazó, manteniendo muchos de los aranceles que dejó la administración anterior.

¿Por qué Lighthizer logró tal prominencia en el gobierno MAGA? Pues compartía “el escepticismo del presidente respecto al libre comercio y cuenta con décadas de experiencia operando en Washington”, añadió el citado medio. William Allen, politólogo y profesor emérito de la Universidad Estatal de Michigan, señaló a La Tercera que el abogado “fue identificado como un lugarteniente capaz basándose en su historial” relativo al proteccionismo, lo que le permitió ingresar al gobierno y consolidar su rol.

La corona de su reinado de cuatro años llegó con la imposición de aranceles de hasta el 25% a las importaciones de acero y aluminio de gran parte del mundo, sobretasas similares a las que afectaron a tres cuartas partes de las exportaciones de China a Estados Unidos, y forzó a Canadá y México a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

FILE PHOTO: FILE PHOTO: FILE PHOTO: U.S. Trade Representative Robert Lighthizer listens as Chinese Vice Premier Liu He talks while they line up for a group photo at the Diaoyutai State Guesthouse in Beijing
El entonces representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, escucha mientras el viceprimer ministro chino, Liu He, habla previo a una foto grupal en la casa de huéspedes estatal de Diaoyutai en Beijing. Foto: Archivo

De igual modo, funcionó como un freno para los impulsos más extremos de Trump, consignó The New York Times. Evitó que EE.UU. se retirara de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como la eliminación total del TLCAN, por ejemplo. Pero, al mismo tiempo, su oficina estuvo detrás de la llamada guerra comercial contra China y fue, de alguna manera, su arquitecto.

Amparado en una ley comercial de 1974 que permitía a su equipo responder más rápidamente a las prácticas extranjeras “injustificables” e “irrazonables”, impulsó aranceles a más de 360.000 millones de dólares en productos procedentes de China. Esto forzó a Beijing a sentarse a negociar, donde hizo varias promesas que nunca cumplió.

Una política de Estado

No mucho tiempo atrás, los aranceles, como tópico país, no eran un tema relevante. Pero para Trump, lo han sido toda su carrera pública. Cuando llegó por primera vez al poder, en 2017, hizo de ellos una herramienta fundamental en su guerra comercial contra China, pero en su actual período ha sido uno de sus ejes principales de gobierno, y no lleva más de tres meses en el Salón Oval.

El momento clave llegó el miércoles. Con una puesta en escena que incluyó grandes pancartas, el mandatario lideró el llamado “Día de la Liberación”, anunciando aranceles recíprocos contra todos los países que impusieran medidas similares contra EE.UU., además de otras mucho más profundas, ya sea por razones económicas o ideológicas.

Según la lógica que por años ha seguido Trump, esto ayudará a que los productores hagan las manufacturas dentro del país -y no las envíen a hacer al extranjero- y, con el pasar de los años, que la producción se genere de manera interna. Con los aranceles, de paso, forzará a que los consumidores prefieran bienes creados en EE.UU., considerando el esperado aumento en el costo de vida.

Y en ese esquema, Robert Lighthizer ha sido un agente clave. Sin embargo, también hay una paradoja: mientras en su primer mandato Trump impulsó aranceles con el abogado a su lado, nunca llegó a los extremos que cruzó este miércoles. En cambio, en su actual gestión, donde no es parte del gobierno, aceleró a fondo en las medidas proteccionistas.

Al no estar en la lista de cargos de la presente administración, algunos se preguntaron si hubo un quiebre. “Parece que lo están excluyendo”, dijo a Politico una persona cercana al equipo de transición de Trump y a Lighthizer.

Según el diario británico The Times, fueron cuatro las figuras que influyeron en el “Día de la Liberación”, y una de ellas es apuntada como sucesor de nada menos que Lighthizer. Se trata de Jamieson Greer, “uno de los principales defensores ideológicos del financiamiento del Tesoro estadounidense no con impuestos personales, sino con un programa arancelario estadounidense universal”, señaló el medio.

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostiene un gráfico mientras pronuncia un discurso sobre los aranceles recíprocos en la Casa Blanca, en Washington el 2 de abril de 2025. Foto: AFP

Actualmente es el Representante de Comercio, mismo cargo que tuvo el protagonista de esta historia en la primera gestión de Trump. En esa administración, Greer fue jefe de gabinete de Lighthizer, y el diario londinense lo catalogó como su “protegido”.

“Lighthizer fue el cerebro detrás de los aranceles del primer mandato de Trump y a menudo se lo describe como el verdadero cerebro de los grandes planes actuales a través de Greer, su protegido”, señaló The Times.

Los otros tres apóstoles de la actual política serían Peter Navarro, el principal asesor de comercio quien ve en los aranceles una herramienta de recaudación de fondos y que también estuvo involucrado en las tarifas a China en el primer gobierno de Trump; Howard Lutnick, el secretario de Comercio que ha emergido como el máximo defensor de la medida proteccionista dentro del gabinete actual; y Scott Bessent, el secretario del Tesoro quien, según The Times, es el más reacio de los cuatro a los aranceles, pero que se sumó de igual manera.

Pese a estar fuera del gobierno, Lighthizer aplaudió el “Día de la Liberación”. “El presidente Trump hizo una declaración clara y contundente: los países ya no se aprovecharán del mercado estadounidense con prácticas comerciales desleales que han vaciado nuestra base manufacturera, deprimido los salarios y amenazado nuestra seguridad nacional”, escribió en un comunicado compartido por America First Policy Institute, un think tank sin fines de lucro fundado en 2021 para promover la agenda de políticas públicas de Trump.

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