Una relación incómoda: la administración de Boric y el mundo de la cultura
Tres ministros, dos proyectos legislativos y tres paros de funcionarios en dos años. Errores, controversias y promesas incumplidas: la gestión de cultura ha provocado desazón en un ambiente que apoyó al gobierno desde el inicio y que ha comenzado a manifestar su disconformidad.
A inicios de diciembre, profesores de todo el país se reunieron en la Cineteca Nacional. Todos ellos forman parte de las Escuelas de Cine, un programa que ha impulsado más de 400 cine clubes en colegios y con un alcance de más de siete mil alumnos. “Es un programa impactante, que está formando públicos para el cine chileno”, dice Bárbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales. Pero ocurre algo insólito, agrega: “Debería ser parte de la política pública, pero tiene que postular a un concurso del Ministerio de Cultura”.
Por ley, la Cineteca Nacional debe formar parte del Servicio del Patrimonio Cultural y sus programas recibir financiamiento directo. Sin embargo, eso aún no ocurre y “debe postular a la institución de la que debiera ser parte”, apunta Negrón.
Esta es una muestra de la lenta instalación del Ministerio de Cultura, que lleva casi dos años. Ello repercute en una gestión poco eficiente, que ha conocido controversias y ha provocado una sensación de desazón y de expectativas no cumplidas en el medio.
-No es solo una sensación -resalta la directora del Observatorio de Políticas Culturales-. La instalación ha demorado mucho. En dos años se observan muy pocas iniciativas legislativas. Por ejemplo, del estatuto del Trabajador Cultural o la Ley de Patrimonio Cultural no se ven avances. El presupuesto de Cultura si bien aumenta para 2024 está muy lejos de llegar a la promesa del 1%. A este ritmo, es casi imposible de cumplir.
Lector de historia y poesía, cercano al teatro, el Presidente Gabriel Boric llegó al gobierno con el apoyo del mundo de la cultura. Entre sus compromisos anunció aumentar el presupuesto del sector al 1%, crear un Sistema Nacional de Financiamiento en reemplazo de los fondos concursables y elaborar una batería de proyectos de ley sectoriales, entre ellas la Ley de Artes Visuales, de Archivos, de Patrimonio Cultural y Estatuto del Trabajador Cultural.
Hasta junio de este año, esa agenda mostraba nulo avance. En los últimos meses, la agenda se activó con el proyecto de ley de artesanías y la exención del IVA para proyectos culturales. Al franciscanismo legislativo se suman problemas de gestión: la desangelada presentación en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde obras y autores chilenos tuvieron escasa visibilidad; la renuncia a la Feria de Frankfurt, que logró revertirse, y la pérdida del pabellón en la Bienal de Venecia. Sin contar el cierre de bibliotecas y museos por los tres paros de los funcionarios del Patrimonio, además del paso de ya tres ministros.
Un escenario distante del esperado, que comenzó a incubar malestar en el medio.
-Si tú lo pones en la perspectiva de las expectativas generadas, dado que Gabriel Boric es un Presidente que se supone que tiene una sensibilidad especial con el mundo de la cultura, no vista desde la época de Ricardo Lagos, claramente queda en deuda -dijo el artista Patrick Hamilton, tras renunciar a la postulación a la Bienal de Venecia.
Eventualmente, “si este fuera un gobierno de derecha, todos los artistas estarían en la calle”, piensa una editora.
Precisamente desde ese mundo surgieron las primeras voces críticas, como Matías Rivas y Óscar Contardo. La semana pasada se unió la actriz Amparo Noguera. “No se cumplió nada”, dijo. “Este era el gobierno donde la cultura debería haber, digamos, florecido. Si no florecía con Boric, no sé con quién iba a florecer. Y no floreció”.
Paola Lattus, presidenta de Sidarte, apoyó sus palabras: “Es muy cierto, y tiene que ver con acuerdos que este gobierno asumió, como el 1% para cultura, estamos en un 0,38. El Estatuto del Trabajador Cultural está en pausa y no se avanza en la desfondarización”.
¿Es este solo un problema de expectativas? El escritor y columnista de La Tercera, Óscar Contardo, piensa que va más allá.
-Si fuera tan solo de expectativas, estaríamos en el mismo punto de partida sin avance, y la realidad es que se ha retrocedido. La gestión de los dos primeros ministros fue pésima. Con la ministra (Julieta) Brodsky entró una generación al ministerio que tenía un plan que en el papel resultaba muy lindo, pero que como realidad no lo era tanto, porque no tenían ni la más lejana idea de cómo funciona el Estado y, segundo, porque en la práctica significaba desvestir un santo para vestir otro llamado “territorios”. Hubo una diáspora de funcionarios que no han podido reemplazar y una parálisis en las instituciones que debían estar marchando.
Para Contardo, la declaración de Amparo Noguera sinceró lo que muchos piensan y no se atreven a verbalizar: “La mayoría habla en off del tema. Si una actriz reconocida como Noguera cuenta lo que cuenta es porque detrás hay centenares de personas que están sin trabajo, mientras sociólogos sin experiencia práctica organizan seminarios de políticas públicas en el GAM, con invitados internacionales pagados con fondos autoasignados, para rizar un rizo que ya se les quemó. La disconformidad se repite en el ámbito audiovisual y en el editorial”.
De acuerdo con su análisis, la generación que llegó al Mincap “transformó en una burla las promesas del Presidente Boric para el área. Lo que vemos es un Presidente de ceño fruncido, como demostrando una preocupación por una crisis progresiva”.
Modelo anacrónico
Desde la Corporación del Libro y la Lectura (CLL), que reúne a los sellos de mayor envergadura, dicen que han sido años difíciles, no solo por Buenos Aires y Frankfurt. También por la resistencia de las autoridades a trabajar con los grandes actores.
-De hecho, el Festival de Autores Santiago (FAS) quedó fuera de los Fondos del Consejo del Libro 2024. Se desconoció que es uno de los mayores encuentros literarios del país, que tiene entrada gratuita y que ubica a Chile en el mapa de la literatura, convoca a escritores de relevancia nacional y mundial y reúne a miles de personas de distintas comunas -dice Soledad Gutiérrez, directora ejecutiva de la Corporación.
Entre los invitados de este año estuvieron dos premios nacionales, Hernán Rivera Letelier y Gastón Soublette, y el italiano André Aciman (Llámame por tu nombre).
-En la negativa se argumenta que la ubicación actual del FAS (Av. Apoquindo) no es “un lugar accesible para los públicos de menores ingresos de la Región Metropolitana”. Uno se pregunta cuál es el diálogo de Cultura con otras instancias del Estado, con la integración social, con actividades que lleguen transversalmente a diversos sectores de la ciudadanía y que la CLL desarrolla en otras comunas, como Maipú -agrega, y subraya que en el ámbito del libro hay que contar con todos: editoriales internacionales, nacionales, universitarias y emergentes.
Vivian Lavín, presidenta de la Sociedad de Derechos Literarios (Sadel), observa que la rotación de ministros ha sido un problema.
-Me siento desalentada, porque los dos primeros años eran fundamentales para entender que este es un ministerio que aún no se termina de implementar. Asimismo, había que solucionar los problemas heredados; armar equipos y planificar para la ejecución de los grandes cambios que se requieren en cultura en los dos años que quedan. La publicación de la Política de la Lectura, Libro y Bibliotecas fue un hito del gobierno, pero requiere ser cumplida de manera urgente. No es automática -dice.
El artista y académico Pablo Chiuminatto apunta a un tema más de fondo:
-Hay problemas, pero es fundamental salir de la queja -dice-. El diseño del ministerio es el problema, varios lo advertimos antes de su aprobación en el Congreso. Los gremios tienen un rol central en esa estructura, son parte de la toma de decisiones, sin embargo, dicha representación no se refleja en la operatividad. Los antiguos consejos de cultura prácticamente ya no figuran, fueron centrales para el funcionamiento del CNCA originalmente alojado en Educación. Es urgente incorporar otras voces y visiones.
En esta nueva orgánica, la instalación de seremías y direcciones regionales absorbió recursos y energías, y afectó el trabajo en programas y proyectos legislativos.
-Quedan dos años de gobierno, y para dar un ejemplo, comenzar ahora con la implementación del proyecto de Puntos de Cultura puede ser tarde. El objetivo era apoyar pequeñas organizaciones culturales, pero sólo pensar en los procesos de rendición de esos fondos puede ser crítico -observa.
Hoy, la ministra Carolina Arredondo tiene poco margen, dice Contardo:
-Ella ha tenido que responder por todas las torpezas acumuladas de gente que pensaba que la función estatal era lo mismo que organizar una kermés de beneficencia. Fueron dos años de anuncios sobre un plan que jamás explicaron. Para peor, la reacción ante las críticas desde el mismo Frente Amplio es que hay otras prioridades, que cultura no lo es.
Desde la CLL, Soledad Gutiérrez expresa su voluntad de colaborar, y subraya que “no basta con que el Presidente sea un gran lector y aprecie la cultura, eso debe traspasarse a políticas y recursos bien gestionados que permitan salir del trance en que estamos”.
Vivian Lavín considera que las organizaciones sociales y la ciudadanía deberían implicarse más activamente en las soluciones para los problemas del sector. Pero no en asambleas y mesas sino en acciones concretas.
-Y se levantan nuevas expectativas: el desaguisado de Frankfurt abrió una enorme ventana de oportunidad como es que, por primera vez, se habló de esta feria y su importancia para la internacionalización de la industria editorial chilena. Lo que haga la ministra y sus equipos sobre nuestra presencia en Frankfurt lo veremos recién en octubre de 2027, por lo que requerimos trabajar en conjunto desde ahora para no estar de nuevo quejándonos.
En ese sentido, aporta Pablo Chiuminatto, es necesario cambiar la mirada.
-Hay toda una estructura regional que es preciso articular con la metropolitana; el Estado no puede ser la caja pagadora, sino debe integrar urgentemente al mundo privado, la filantropía y a los propios públicos, como parte de un sistema de contribución socioeconómico abierto y dinámico. Las quejas reflejan la exigencia de un modelo estatal y centralizado que hoy es inviable y desatiende las miles de iniciativas que ya han migrado a otros formatos -dice.
Bárbara Negrón recuerda el legado del Presidente Lagos, desde las conversaciones de intelectuales de renombre mundial a la creación del Centro Cultural La Moneda y la Comisión Nemesio Antúnez del MOP. Y se pregunta cuál será el legado del gobierno actual.
-En el Observatorio de Políticas Culturales hacemos un informe de cada gobierno una vez que finaliza. Si este gobierno mantiene el mismo rumbo, podría terminar como el de peor desempeño en cultura.
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