Vladimir Cerrón: El médico fundador de Perú Libre que pugna con Pedro Castillo

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Vladimir Cerrón (derecha) junto al candidato presidencial de Perú Libre, Pedro Castillo. Foto: Twitter

Para la prensa peruana, el exgobernador de Junín es el verdadero poder en las sombras del candidato de izquierda. Su paso por Cuba lo marcó mucho, dicen quienes lo conocen.


Acá las decisiones las toma Castillo. El señor Cerrón está impedido judicialmente y no lo van a ver ni siquiera de portero en ninguna entidad del Estado”. Con esas palabras el candidato de izquierda, Pedro Castillo, buscó dar tranquilidad sobre cuál sería el rol que tendrá el fundador de su colectividad en un eventual gobierno suyo. El profesor de 51 años consiguió el 50,125% de los votos en la segunda vuelta presidencial que se realizó el 6 de junio en Perú, frente al 49,875% de su rival, la derechista Keiko Fujimori, pero aún no es proclamado como vencedor a la espera de que se resuelvan las impugnaciones de las actas presentadas tanto por Perú Libre como por Fuerza Popular, sus respectivos partidos.

A medida que Castillo se afianzaba en la carrera electoral de cara a la primera vuelta que se realizó el 11 de abril pasado, comenzaron las especulaciones sobre el posible papel que tendría Cerrón en su eventual gobierno. La prensa peruana ha señalado que Vladimir Cerrón, de 50 años, es una suerte de mano negra detrás del profesor, el verdadero poder en las sombras, quien maneja los hilos no solo del partido, sino que también del mismo candidato y desde hace años.

Sin embargo, Castillo, quizás teniendo en cuenta la mala imagen del fundador de su partido entre los peruanos, ha tratado de alejarse de su figura. “Somos claros y las cosas que se den las haremos con el pueblo, respetando al pueblo. Está lucha no es de Cerrón, esta lucha no es de Pedro Castillo, está lucha es del pueblo”, indicó el maestro rural en mayo pasado. Incluso, ha señalado: “Nosotros hemos trabajado un programa de gobierno y más allá de lo que diga o deje de decir Cerrón, el que va a gobernar soy yo”.

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Keiko Fujimori y Pedro Castillo, protagonistas de una compleja disputa por la presidencia de Perú.

No todos están convencidos de que Cerrón pueda dar un paso al costado. El congresista electo de Perú Libre, Guillermo Bermejo, señaló que no se puede descartar nada en relación con la participación del secretario general de la colectividad. “Personalmente, no descarto nada. No puedo hablar por el resto de la bancada, pero sí puedo decir mi opinión. Soy una persona solidaria con el compañero Vladimir Cerrón, creo que es un hombre de partido, creo que es un hombre que ha sido injustamente judicializado”, manifestó.

“Castillo busca la presidencia. Cerrón busca el poder. Cerrón es el dueño de Perú Libre y es un partido regional que fue ganando terreno, expandiéndose. Y tiene una organización que ya lleva años, tiene varias electorales, ha sido gobernador dos veces. A diferencia de Castillo, tiene una estructura orgánica que maneja. Y en un país con organizaciones partidarias débiles, Cerrón tiene una organización respetable para los estándares peruanos”, explica a La Tercera el académico peruano de la Universidad Diego Portales e investigador del COES, Carlos Meléndez.

“Él es quien ha armado una estructura de movilización en el interior del país. No solamente en Junín, sino que tiene capacidad de movilización en otras regiones de los Andes. Él ha logrado articular a gran parte del radicalismo provinciano peruano. Y siempre ha estado en la búsqueda de alianzas con cuadros radicales. Él trató en algún momento de articular a toda la izquierda peruana, pero sobre todo a la izquierda más provinciana. No le gusta mucho, toma distancia y es muy crítico de la izquierda ONGs como él le dice, que es la izquierda caviar. Está más preocupado por movilizar a la izquierda regional. Si ves a manifestantes a favor de Castillo, lo más probable es que efectivamente sean cerronistas y no sean castillistas. Porque Castillo, pese a que ha sido un dirigente sindical y que viene de una organización de rondas campesinas, no tiene capacidad de movilización propia. No tiene organización, no hay un movimiento social detrás de Castillo. En cambio, sí hay cuadros movilizados detrás de Cerrón”, agrega.

Pedro Castillo se dirige a los medios de comunicación durante un desayuno con miembros de su familia antes de emitir su voto, en Chugur, el 6 de junio de 2021. Foto: Reuters

Cerrón es un viejo conocido de la política peruana. Compitió por la presidencia en las elecciones de 2016. Sin embargo, fue su puesto como gobernador regional de Junín (desde 2011 a 2014) el que acaparó más atención. En 2019 volvió a dicho cargo, pero siete meses después fue suspendido luego de ser sentenciado en dos instancias por el delito de negociación incompatible. Desde el 2015, tras concluir el primer período, la fiscalía abrió distintas investigaciones por delitos contra la administración pública y otros como querellas por difamación.

Fue sentenciado a prisión efectiva de cuatro años y ocho meses. Posteriormente, la pena fue cambiada a prisión en suspenso de tres años y nueve meses. El tribunal lo halló culpable de favorecer con el equivalente a US$ 230.000 al consorcio de construcción Altiplano por una obra de saneamiento que nunca fue concluida.

El 11 de junio pasado, el juez Alain Salas Cornejo, del Juzgado de Investigación Preparatoria de Acobamba, anuló la sentencia del líder de Perú Libre por corrupción, tras dar como fundado un habeas corpus presentado a favor del político.

El diario El Comercio viajó hasta Junín recientemente para indagar sobre los problemas judiciales de Cerrón y señaló que actualmente tiene 20 investigaciones en curso en la fiscalía de Junín. La mayoría de estos casos se iniciaron hace seis o cinco años y algunos continúan sin una acusación concreta, otros siguen en período de investigación y algunos no registran avance.

Partidarios de Pedro Castillo sostienen una gran pancarta con su imagen el día después de la segunda vuelta en Lima, el 7 de junio de 2021. Foto: Reuters

“La gran mayoría de los gobernadores regionales tiene líos con la justicia. Los casos de corrupción a nivel subnacional son quizás más o igual de frecuentes que los que involucraron a los presidentes. Así como ha visto presidentes a nivel nacional desfilar cada uno por la justicia, a nivel subnacional es lo mismo. Y Cerrón tiene líos judiciales pendientes que están en procedimiento. Lo particular del caso de Cerrón es su adscripción marxista-leninista, es un cuadro partidario hiperideologizado, que está más pensando en el socialismo del siglo XX que el siglo XXI. Estamos hablando de un cuadro con una estructura partidaria con experiencia en gestión de gobierno y que sería un buen grupo de apoyo para un outsider como Castillo. Él es un novato de la política. Cerrón no, tiene más de 10 años haciendo política en el país”, dice Meléndez.

Carrera en la medicina

Nacido en Junín en 1970, en 1991 Cerrón fue becado a Cuba para seguir estudios de Medicina Humana en la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey Carlos J. Finlay, graduándose como doctor en Medicina en 1997. Se especializó en neurocirugía, la cual ejerció de vuelta en el Hospital Nacional de Salud de Huancayo, antes de cambiar de actividad y volcarse a la política.

Cercanos al político dijeron a este medio que fue un muy buen estudiante de medicina, al punto que consiguió en Cuba el “título de oro”, que se les otorga a todos aquellos que a lo largo de la carrera lograron acumular un promedio igual o superior a 4,75 puntos de un máximo de 5.

Sus cercanos señalan que su paso por Cuba lo marcó mucho. Estudió durante el “Período Especial”, como se conoce a la larga etapa de crisis económica que comenzó como resultado del colapso de la Unión Soviética en 1991 y por el recrudecimiento del embargo estadounidense desde 1992, que fue un período, indican, de gran ideologización en la isla. “Replicó muchas de las prácticas gubernamentales del castrismo en su gobierno regional. La influencia de Cuba es muy fuerte en la mentalidad de Cerrón”, indicaron a La Tercera sus cercanos.

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Pedro Castillo y Vladimir Cerrón durante un acto de campaña. Foto: Perú Libre

En ese sentido, el diario Perú 21 recordó que en 2011, en las Pampas de Junín, un grupo de peruanos uniformados desfiló como parte del lanzamiento de un programa de alfabetización de Cerrón, que tenía muchas semejanzas con las campañas cubanas. “Las similitudes no se limitan únicamente a que se trata de campañas de alfabetización, el uso de uniformes o la presencia del lápiz como símbolo. El calco y la mala copia se refleja hasta en la insignia de los trajes de la brigada de Perú Libre. Se evidencia un logotipo idéntico al del ejército de alfabetizadores de Cuba”, indicó el medio.

En 2012, Cerrón fundó el partido Perú Libertario y en 2016, Perú Libre, del que es su secretario general. En marzo pasado, el político destacó en un video que su colectividad “es internacionalista, es decir, defiende los procesos revolucionarios en Cuba, Nicaragua, Ecuador, Venezuela y Bolivia”.

Cerrón, admirador de una izquierda quizás cercana a la de Evo Morales en Bolivia, defendió, sin embargo, los regímenes de Venezuela y Cuba, lo que sembró dudas sobre sus inclinaciones, no ya sociales, sino democráticas. Al ser consultado por un informe sobre Venezuela de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, afirmó: “Michelle Bachelet responde a una izquierda liberal, que debe tener su propia opinión”.

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