Abdul Ghani Baradar, el cofundador de los talibanes que dirigiría el nuevo gobierno de Afganistán
Se espera que los insurgentes den a conocer en las próximas horas la formación de su régimen, que sería encabezado por Baradar, según fuentes citadas por Reuters. Ya se habría desestimado un acuerdo con la oposición que se enfrenta al grupo fundamentalista en el valle del Panjshir.
En momentos en que enfrentan grandes presiones tanto a nivel local como internacional para gobernar con mayor tolerancia, los talibanes dan los últimos pasos para formar un gobierno y sería el cofundador del grupo insurgente, el mulá Abdul Ghani Baradar, quien encabezaría la nueva administración de Afganistán.
Así lo dijeron fuentes cercanas a la agencia Reuters, que señaló que la prioridad más inmediata del nuevo gobierno sería evitar el colapso de una economía que lidia con la sequía y los estragos de un conflicto de 20 años, que mató a unos 240.000 afganos antes de que las fuerzas estadounidenses completaran una caótica retirada el 30 de agosto.
El anuncio del nuevo gobierno podría darse a conocer después de las oraciones de hoy por la tarde, indicaron dos fuentes talibanes a la agencia de noticias France Presse. Esto en momentos en que intentan controlar un desafío armado de los rebeldes en la región del valle de Panjshir, al norte de Kabul.
Según Reuters, lo que está en juego es si los talibanes pueden gobernar un país que enfrenta un colapso económico, un desastre humanitario y amenazas a la seguridad y la estabilidad de grupos yihadistas rivales, incluida una rama local del Estado Islámico. Baradar, quien encabeza la oficina política de los talibanes, estaría acompañado por el mulá Mohammad Yaqoob, hijo del difunto cofundador de los talibanes el mulá Omar, y Sher Mohammad Abbas Stanikzai, en altos cargos del nuevo gobierno, dijeron tres fuentes.
“Todos los principales líderes han llegado a Kabul, donde los preparativos están en las etapas finales para anunciar el nuevo gobierno”, dijo a Reuters un funcionario talibán, que habló bajo condición de anonimato.
Haibatullah Akhundzada, el líder religioso supremo de los talibanes, se centrará en los asuntos religiosos y la gobernanza dentro del marco del Islam, dijo otra fuente talibán.
Si bien los talibanes han hablado de su deseo de formar un gobierno de consenso, una fuente cercana al movimiento militante islamista comentó a Reuters que la administración interina que se está formando estaría integrado únicamente por miembros del Talibán. Comprendería 25 ministerios, con un consejo consultivo, o shura, de 12 eruditos musulmanes, agregó la fuente.
También se planea dentro de seis a ocho meses una loya jirga, o gran asamblea, que reúne a ancianos y representantes de toda la sociedad afgana para discutir una Constitución y la estructura del futuro gobierno, señaló la fuente.
Previo al esperado anuncio, un grupo de mujeres y activistas de la sociedad civil afgana salieron hoy a las calles de Kabul para reclamar ser incluidas en el futuro gobierno de los talibanes, también en puestos de toma de decisiones.
La manifestación ocurrió un día después de la protesta registrada en la ciudad de Herat por el mismo asunto. Los insurgentes han avanzado, no obstante, que “podría” no haber mujeres en puestos prioritarios.
Los talibanes han prometido que las mujeres no perderán derechos, o al menos no retrocederán a la irrelevancia que tenían entre 1996 y 2001, durante la anterior etapa del Emirato Islámico, como es conocido su primer gobierno. Sin embargo, han dejado claro que la sharia o ley islámica será la línea roja que tendrán en cuenta.
Si bien Occidente ha adoptado un enfoque de esperar y ver qué sucede con los talibanes, hubo algunas señales de compromiso con los nuevos líderes que se están acelerando. Naciones Unidas dijo que había reiniciado los vuelos humanitarios a partes del país, uniendo la capital de Pakistán, Islamabad, con Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán, y Kandahar, en el sur.
Decenas de miles de afganos han sido desplazados internamente debido a la reciente violencia. También se estima que hasta medio millón de personas más se convertirán en refugiados en países vecinos como Pakistán e Irán.
El principal aeropuerto del país en Kabul permanece cerrado, pero se espera que vuelva a abrir en unos días con la ayuda de expertos técnicos de Qatar. En ese sentido, Doha espera tener corredores humanitarios en los aeropuertos afganos en un plazo de 48 horas.
Las potencias occidentales y otros dicen que el reconocimiento formal del gobierno talibán y el flujo resultante de ayuda económica dependerán de las acciones que los insurgentes tomen para salvaguardar los derechos humanos, el Estado de Derecho y los medios de comunicación.
“Para apoyar a la población afgana, tendremos que comprometernos con el nuevo gobierno en Afganistán, lo que no significa reconocimiento. Es un compromiso operativo”, dijo hoy el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, en una conferencia de prensa.
La resistencia en el norte
Los talibanes, que tomaron Kabul el 15 de agosto después de arrasar con la mayor parte del país, se han enfrentado a la resistencia en el valle de Panjshir, donde ha habido informes de intensos combates y bajas.
Varios miles de combatientes de milicias regionales y restos de las Fuerzas Armadas del gobierno se han concentrado en el escarpado valle bajo el liderazgo de Ahmad Massoud, hijo del excomandante muyahidín Ahmad Shah Massoud.
En este contexto, dice el diario The Wal Street Journal, los insurgentes presionaron hoy en una ofensiva contra la resistencia, mientras se desvanecían las perspectivas de un acuerdo negociado con los combatientes de la oposición que podría conducir a un gobierno de coalición más inclusivo.
Los talibanes dijeron que entraron en el distrito de Shotul, en el extremo sur del valle, invadieron los puestos de control en la carretera y tomaron un centro del distrito, según informes de noticias locales. Ahmadullah Wasiq, un líder talibán de alto nivel, tuiteó hoy que otro distrito estaba “bajo ataque desde cuatro direcciones y muchas áreas de él han sido capturadas”.
Sin embargo, los guerrilleros de la resistencia en Panjshir aseguran que repelieron los ataques de los talibanes, quienes se habrían visto obligados a retirarse con un gran número de bajas. “Al menos 40 cadáveres quedaron atrás que no podían llevar con ellos”, dijo Fahim Dashti, portavoz del grupo de resistencia Panjshir, citado por Tolo News de Afganistán.
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