Benjamín Salas, exasesor de Piñera: “Boric, como persona, da más garantías que Kast, pero su coalición no lo acompaña”
El abogado, quien llegó a Chile por estos días para colaborar con el gobierno en el acto de promulgación de la ley de matrimonio igualitario, toma distancia de la postura general del gobierno y asegura que votará nulo este 19 de diciembre porque ninguno de los abanderados entrega garantías. "La segunda vuelta que vive Chile es un gran fracaso para todos aquellos que han trabajado por tener gobiernos de centro y moderados", dice. Sobre la carta del Partido Republicano asegura que "significa un retroceso brutal en todo lo que Chile ha hecho para garantizar mayores derechos sociales".
Se encuentra haciendo un posgrado en Estados Unidos y llegó el miércoles al país para ayudar al Presidente Sebastián Piñera en su discurso de promulgación de la ley de matrimonio igualitario, iniciativa que él mismo empujó desde adentro de La Moneda. El exasesor de asuntos internacionales de Palacio, Benjamín Salas -quien fue uno de los colaboradores de mayor confianza del Mandatario-, en esta entrevista, aborda el escenario presidencial, lo que significa, a su juicio, para el país que gane José Antonio Kast o Gabriel Boric en segunda vuelta. De entrada, recalca que habla a nombre personal y que no ha tocado este tema con el Mandatario. Así, toma distancia de la postura general del Ejecutivo y asegura que no le convencen ninguno de los dos abanderados y explica por qué votará nulo este 19 de diciembre.
¿Cómo evalúa que quedaran fuera de la segunda vuelta los candidatos considerados “tradicionales”?
Eso es algo que nos tiene que hacer reflexionar para entender por qué durante la primera vuelta la mayoría de los chilenos optaron por opciones más extremas. Es interesante que, en todas las candidaturas, con más o menos intensidad, se ha tratado de instalar un clivaje entre comunismo versus libertad o el clivaje entre democracia o dictadura. La verdad es que no creo que eso sea cierto, lo que sí creo es que, independiente de quién salga, vamos a tener un país más polarizado durante los próximos cuatro años.
¿Por qué esas definiciones no son tan ciertas?
En primer lugar, ha habido una moderación ineludible por parte de las dos candidaturas, pero en el régimen político chileno, un Presidente puede avanzar mucho por la línea administrativa y, en eso, ninguno de los candidatos ha entregado muchas garantías, y la visión que tienen para el país no ha cambiado.
¿En qué sentido cree que no ha cambiado?
Por ejemplo, si Boric hubiese sido el candidato de una primaria con toda la izquierda, como se pensó originalmente, el escenario sería muy diferente. En ese caso, no tendría dudas de votar por Gabriel Boric, pero Apruebo Dignidad fue una coalición que hizo campaña con un cambio estructural al modelo de desarrollo chileno, que ha renegado del progreso de Chile en los últimos 30 años, que ha validado la violencia como método de acción política y que no estuvo de acuerdo en validar el acuerdo que dio inicio al proceso constituyente. Le tengo muchísimo respeto a Gabriel Boric y, aunque no comparta todas sus ideas, creo que es un gran político, pero el corazón de su gobierno no comparte todas las virtudes que puede tener. José Antonio Kast, por otro lado, significa un retroceso brutal en todo lo que Chile ha hecho para garantizar mayores derechos sociales durante los últimos 30 años. Y, además, algo que me preocupa especialmente es el aumento de crímenes de odio que puede ocurrir durante un gobierno de Kast.
¿Por qué?
Si uno ve, por ejemplo, lo que ocurrió durante los gobiernos de Trump en Estados Unidos, de Bolsonaro en Brasil, cuando la ultraderecha llega al gobierno, aumentan los crímenes de odio con respecto a la diversidad sexual o con respecto a los migrantes porque un grupo que existe, obviamente, con posturas extremas, cuando estos gobiernos llegan al poder, se sienten validados y empoderados con ese discurso de odio. De hecho, lo vemos ahora, por ejemplo, con los videos del diputado electo Kaiser, sus últimos dichos transfóbicos contra la diputada Emilia Schneider, uno no ve que exista una condena categórica del candidato a este tipo de violencia.
Usted plantea que la candidatura de Kast significa un retroceso en derechos sociales, sin embargo, en el oficialismo evaden eso. ¿En qué se ve ese retroceso?
Hay muchas cosas. Primero, obviamente, las posturas conservadoras que ha tenido históricamente con respecto a la diversidad. Lo segundo, si uno lo piensa con respecto a la protección de los derechos humanos en general, uno ve -por ejemplo- la reforma al INDH que, si bien en un principio habló de eliminarlo y después reformarlo, en su propuesta de reforma él dice que quiere que cumpla un rol distinto al que por ley fue encomendado a cumplir (...). También la propuesta de trabajo en las cárceles; nosotros en Chile tenemos obligaciones internacionales para erradicar el trabajo forzado y hacer trabajar a las personas que están privadas de libertad en forma obligatoria, a mi juicio, se puede acercar a la esclavitud en los tiempos modernos. En estos asuntos puede haber retrocesos importantes.
¿No le convencen las modificaciones que Kast ha hecho a su programa?
Hay que esperar a ver cuál de los dos gobierna para ver si efectivamente cumplen con sus promesas de campaña. Veo con buenos ojos las señales de moderación de los dos candidatos y los anuncios que han hecho en sus respectivas candidaturas; lo hemos visto en materia económica en el caso de Boric y en materia de protección ambiental y equidad de género en Kast. Ahora, eso no quita que uno conoce el historial de cuáles son las convicciones que tienen los candidatos, el corazón de las personas que los rodean y cómo se construyeron sus programas de gobierno.
¿No lo convence, entonces, ninguno de los candidatos?
Voy a votar nulo.
¿Ninguno le da las garantías?
No.
Pero usted planteó que, si Boric hubiese ido a las primarias, hubiese votado por él...
Boric, como candidato y persona, da más garantías que Kast, pero su coalición no lo acompaña. Apruebo Dignidad nos ha demostrado en el último tiempo convicciones como renegar del progreso de Chile en los últimos 30 años, validar la violencia como método de acción política, la mayoría de las personas que están en esa coalición no quiso participar del acuerdo que permitió el proceso constituyente. Al final, uno también vota por las personas que están con ese candidato.
¿Por qué cree que Boric da más garantías?
Para mí es muy importante la postura que tienen sobre la defensa de los derechos humanos, sobre sus convicciones de generar más espacios de participación democrática, su compromiso con el cambio climático y la lucha contra el calentamiento global. También obviamente para mí es muy importante, como miembro de la comunidad LGTBI, un candidato que esté comprometido con los derechos de la diversidad sexual. Para mí los principios básicos democráticos los encarna mejor alguien como Gabriel Boric. Pero insisto, su coalición no los encarna en la misma forma que él. Y, por lo tanto, como él no va a gobernar solo, no podría votar por una candidatura de Gabriel Boric.
¿En primera vuelta votó por Sichel?
Voté por Sichel y con absoluta convicción de que ofrecía al país un proyecto de una centroderecha liberal, con la cual me siento muy representado.
¿Kast no le da garantías en derechos humanos? En la coalición oficialista tienen una mirada distinta.
Es un candidato que en más de una ocasión ha defendido algunas partes de la obra de una dictadura. Eso es gravísimo.
Una de las cosas que no incluyó Kast en su programa es la política exterior, lo que se incorporaría en los próximos días. ¿Qué le parece eso?
Esperaba que en la nueva propuesta hubiese correcciones, porque lo que hay en esa materia de su programa original es muy preocupante. Lo que más me preocupa es el punto de partida de la concepción de la política exterior que tiene la candidatura de Kast que se para sobre la base de que Chile solamente va a cumplir con sus obligaciones internacionales y con el derecho internacional en la medida de que eso sirva para los intereses nacionales (...). Tiene otros temas que me preocupan en materia migratoria: querer por la vía administrativa expulsar a inmigrantes, sin otorgarles el derecho a poder acceder a la justicia para revisar la expulsión, me parece una vulneración gravísima a nuestras obligaciones internacionales.
Pero este gobierno, cuando usted formaba parte, impulsó ese tipo de expulsiones...
Y fui muy crítico de eso. Pero Kast lo lleva a otro nivel, porque quiere derechamente evitar que cualquier persona pueda ir a la justicia.
“No es un fracaso para este gobierno, es un fracaso para el centro político de este país”
¿Qué significa para el gobierno del Presidente Piñera que haya pasado Kast a segunda vuelta? El Mandatario calificó a Kast como un extremo.
Más allá de este gobierno en particular, la segunda vuelta que vive Chile es un gran fracaso para todos aquellos que han trabajado por tener gobiernos de centro y moderados (...). Y ahí es donde nuevamente me siento absolutamente desilusionado de la actitud que tuvo Evópoli como en la candidatura de Kast y la actitud que tuvo la DC con la candidatura de Boric. Hubiese esperado que estos partidos, que pueden ser el inicio de una construcción de un centro democrático, hubiesen tomado esta oportunidad para comenzar un proceso de fortalecer un proyecto.
¿Es un fracaso para el Presidente Piñera no darle la banda al candidato que era de la coalición?
No es un fracaso para este gobierno, es un fracaso para el centro político de este país.
¿El Presidente no le ha transmitido cómo se siente sobre este proceso?
No, nada.
El ministro Figueroa dijo que el gobierno no debe ser neutral y marcó preferencia por Kast. ¿Qué le parece?
No voy a comentar sobre eso, cada uno es dueño de sus propias palabras.
Igual se le ha acusado al gobierno de intervencionismo.
Todos los gobiernos, incluido éste, han siempre seguido una tradición de mantener neutralidad frente a las elecciones. Lo que manifieste cada individuo es responsabilidad de los individuos que expresan dichas opiniones.
¿El Presidente debería mantenerse neutro?
Este gobierno ha seguido la tradición que han seguido todos los gobiernos desde el retorno a la democracia.
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