Chilenos cuentan su complejo confinamiento en España
Una de las familias afectadas por el Covid-19 en España es la de Natalie, santiaguina de 35 años, de la comuna de Renca, quien dio positivo al realizarse una prueba en la residencia de ancianos donde trabaja. El Gobierno alargó el Estado de alarma hasta el 11 de abril debido a la gravedad de la situación.
Con 56.188 infectados y 4.089 fallecidos, España se ha convertido en el segundo país del mundo con más víctimas del coronavirus, solo por detrás de Italia. En el territorio viven 26.406 chilenos repartidos en varias provincias, y aunque no existe una estadística oficial de cuántos de ellos han contraído la enfermedad, La Tercera consiguió localizar a nueve de ellos gracias a algunas asociaciones locales: dos familias en Valencia, que se están recuperando, y una pareja en la isla de Mallorca, que se encuentra en muy mal estado anímico, pero mejorando cada día.
Una de las familias afectadas por el Covid-19 en España es la de Natalie, santiaguina de 35 años, de la comuna de Renca, quien dio positivo al realizarse una prueba en la residencia de ancianos donde trabaja. Tras conocerse su caso, se dio por hecho que su suegra, su marido y su hijo, también se han contagiado, porque viven en la misma vivienda y habían presentado síntomas.
Desde entonces, todos ellos están en cuarentena obligatoria y no ha recibido ninguna ayuda para conseguir los productos de primera necesidad, a excepción de la Asociación Cultural y Deportiva Chilenos, bien organizada a través de Whatsapp, que les ayuda recogiendo dinero para llevarles comida a casa.
Dice Natalie que lo que más le está costando de la cuarentena es poder conseguir la mercadería. “Te prohíben salir de casa porque das positivo, pero no tienes a nadie para suplir las necesidades básicas como comprar un bote de leche para mi hijo, son cosas que acaban agobiándome más que la enfermedad”, explica la santiaguina enfadada.
La familia de David, también santiaguino, de 44 años, procedente de Quinta Normal, se encuentra en una situación parecida a la de Natalie, porque tanto él, como su mujer y su hija, han dado positivo. Una vez en casa, se han visto afectados para poder llevar a cabo las tareas más básicas, como por ejemplo comprar el gas para cocinar. Según explica, “para comprarlo hay que ir demasiado lejos” y los miembros de la familia que están sanos no quieren exponerse al virus.
David asegura que también les está afectando mucho no poder abastecerse cómo quisieran debido a la incertidumbre. Cocinero de profesión, David se quedó sin trabajo estando de baja y consiguió un nuevo empleo como cocinero días antes de la declaración del Estado de alarma y que, por lo tanto, cerraran la puerta todos los restaurantes. A pesar de que se ha inscrito en la oficina de desempleo por teléfono, David teme si le llegará su mensualidad a principios de mes como ha prometido el Gobierno.
Debido a la actividad por la pandemia, las empresas no pueden soportar las nóminas de su plantilla, razón por la que el equipo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acordado flexibilizar la figura del ERTE (Expediente de Regulación Temporales de Empleo), un término que era un desconocido para la gran mayoría de españoles hasta hace unos días.
Realizar un ERTE significa que la empresa paraliza el contrato con el trabajador, pero no pierde su antigüedad, ni su relación laboral y su salario se abona como prestación de desempleo. Los empleados cobran el 70% de la base reguladora teniendo en cuenta el promedio de los 180 días anteriores al ERTE y el empresario no puede despedirlo en seis meses una vez finalizado.
La situación debido al coronavirus en España es crítica, tanto a nivel económico, como sanitario. Como denuncia Natalie, “si las pruebas a las familias se hubieran realizado en el momento adecuado, quizás otros miembros no se hubieran infectado”. Pero en España, ahora mismo no hay capacidad suficiente para hacer tests a las personas que presentan síntomas leves, porque el sistema sanitario está sobrecargado.
El director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, ha admitido que la falta de material está disparando el número de contagios entre los sanitarios. El 13% de los profesionales españoles, 5.400, ha dado positivo, frente al 8% de Italia y el 4% de China, mientras los hospitales reclaman equipos con urgencia.
Esta semana en algunos hospitales todavía se están utilizando bolsas de basura para protegerse. La lucha por disponer de material apropiado para los profesionales, ha llevado a las organizaciones de sanitarios hasta los juzgados. Parte de la industria española está transformando su actividad para abastecer hospitales con mascarillas y geles.
El personal sanitario está agotado, sobre todo en las regiones más afectadas como la capital, Madrid, y Cataluña, donde se han registrado 14.597 y 9.937 casos respectivamente. Los crematorios funcionan las 24 horas del día debido al aumento de fallecidos y hasta que la la epidemia no finalice ninguna persona que fallezca por coronavirus podrá ser velada. Valencia, donde viven las familias de Natalie y David, no es una de las provincias más afectadas, aunque las cifras también son dramáticas: se han confirmado 2.616 casos y 143 decesos.
Debido a la gravedad de la situación, el Gobierno, que declaró el Estado de alarma el 14 de marzo, que extendió por dos semanas más en un intento de evitar la propagación del virus, lo que significa que todos los residentes seguirán confinados en sus hogares durante las vacaciones de Semana Santa, hasta el 11 de abril. Solo permanecen abiertos los comercios de primera necesidad como supermercados o farmacias, como hasta ahora.
Los residentes están preocupados por lo que se aviene, porque parece que el confinamiento va a ser largo y las decisiones para plantar cara al coronavirus para muchos se han implantado demasiado tarde. Las familias de chilenos afectadas, esperan que en Chile no suceda algo parecido como en España, si no se toman medidas drásticas.
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