Christopher Murray y documental de la visita del Papa a Chile: "Se reflejó la fractura entre la jerarquía de la Iglesia y la gente"
Uno de los directores de "Dios", que siguió la visita del Pontífice, en enero del año pasado, conversó con La Tercera PM sobre lo que él rotula como un "fracaso", sus momentos clave y la crisis actual por la que atraviesa la institución religiosa. En medio del estreno de este largometraje, el cineasta sostiene que la situación actual tiene que ver más con la distribución del poder que con una cuestión de fe.
"La película busca generar una reflexión social bien abierta. Creo que cada público puede tomarla de distintas maneras, dependiendo desde dónde la leen". Así se plantea Christopher Murray, uno de los directores, junto con Israel Pimentel y Josefina Buschmann, del documental "Dios, una visita incómoda", que retrata los días de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, en Chile, durante su visita del 15 al 18 de enero de 2018.
¿Con qué Chile se encontró? ¿Qué signos de la crisis que atraviesa la Iglesia Católica explotaron en ese momento? En conversación con La Tercera PM, Murray reflexiona sobre los episodios claves de la visita y el daño que, a su juicio, ha sufrido la credibilidad de la institución.
Durante esta semana "Dios" estará en cartelera en distintas salas de cine del país. El filme recibió el Premio del Jurado Joven en el Festival Internacional de Cine Visions du Réel 2019.
¿Chile sigue siendo un país católico?
No tanto como lo fue. Más allá de una crisis de fe, lo que hay es una crisis de la institución religiosa. Es una crisis de cómo se distribuye el poder en la administración de la fe, qué es lo que han provocado los casos de encubrimiento, de ocultamiento de crímenes. A mí me parece súper interesante que esto esté expuesto, que esté confrontado, abierto al juicio público y espero que siga siendo así, porque es sumamente relevante para que esa misma institución se reformule, se piense y también se ajuste a los tiempos y necesidades que demanda la ciudadanía actual.
¿Por qué hacer un documental sobre la visita del Papa Francisco?
Nosotros habíamos hecho un trabajo previamente llamado Propaganda, sobre las elecciones presidenciales y la crisis entre la institución política y la sociedad, por lo que queríamos adentrarnos ahora en el terreno de la crisis de la institución religiosa en Chile. Tenemos un diagnóstico de que hay una relación muy distinta con las instituciones que le han dado el carácter a nuestra sociedad y han forjado gran parte de su historia. Nos parecía interesante ese momento, que se dio en un escenario muy distinto a lo que sucedió cuando vino Juan Pablo II.
¿Está dirigida a un público creyente?
La ha visto gente que es parte de la Iglesia, y también creyentes que la leen mas bien desde el discurso crítico. También la gente no creyente o lejana a la institución la puede leer desde el discurso de la resistencia a la influencia que tienen estas instituciones en la sociedad. Recordemos que la Iglesia Católica, pese a que estamos en un estado laico, sigue teniendo una influencia súper grande en la tramitación de ciertos proyectos legislativos, como el aborto en tres causales y la ley de aborto libre. Me parece que en la película se puede ver tanto el fanatismo más extremo, como también las resistencias más duras.
¿Usted es creyente?
No, ni parte de ninguna institución o de ningún credo específico, pero sin duda me parece que es un tema sumamente relevante de tratar, justamente por la influencia social que tiene y por lo transversal que es. Porque es parte de la historia y todavía es una institución que, más allá de la crisis, sigue teniendo una relevancia importante. Por otra parte, porque tiene un cariz internacional importante. Esta crisis no es solamente en Chile, pese a que Chile se ha transformado se ha transformado en una suerte de país emblema de esta crisis.
¿Tenían alguna sensación previa de la crisis que se iba a desatar después?
Nosotros intuíamos que el momento político y social que se estaba viviendo tenía esos niveles, era algo que estaba presente, intuíamos que esta visita algo iba a generar. Sin esperar el rotundo fracaso que fue, en términos de lo que la organización esperaba, del poco ánimo que sembró entre los mismos creyentes y también de las actitudes bien desafortunadas que tuvo el Papa y que después estuvo obligado a rectificar. Por ejemplo, respecto de la presencia del Obispo Barros en los distintos actos y las frases de él, deslegitimando las distintas acusaciones. Quizás nadie vislumbró el impacto que iba a tener, pero nosotros sí o sí sabíamos que no iba a pasar desapercibida en términos de impacto político.
¿Por qué cree que fue un fracaso?
En términos bien objetivos, fue una visita que no convocó a la gente que se esperaba convocar, no supo leer el momento social que se estaba viviendo y eso se refleja muy bien con la presencia de Barros. Que fue algo muy contradictorio con las palabras de perdón que pidió el Papa en La Moneda. Hubo una muy mala lectura respecto de la situación política social que se estaba viviendo y por parte de los organizadores me da la sensación de que no hubo una conciencia del Vaticano respecto de la profundidad de la crisis. Se entendía como ciertos casos que había que tratar, que había que pedir perdón, pero el nivel estructural con que se estaba tomando y el nivel de rabia que eso provoca tanto en los fieles como en los que no son creyentes, era algo mucho más profundo. Obviamente hubo momentos que pudieron ser más significativos, como la visita a la cárcel de mujeres, pero fueron totalmente opacados por esta lectura equivocada del tipo de sociedad que se iba a encontrar el Papa en Chile.
¿Qué momentos fueron clave en la visita?
Por una parte, la frase desafortunada del Papa deslegitimando las acusaciones contra Barros, que esos eran calumnias, que no habían pruebas. Fue una frase tan desafortunada, que a toda la sociedad chilena marcó, condensó esa mirada cegada y totalmente desconectada de lo que estaba pasando en este país. Otro momento es que él pida perdón por los abusos que han cometido líderes de la Iglesia, porque son dos momentos que se contraponen y marcan una contradicción bastante evidente. Sus palabras de perdón y después unas palabras deslegitimando las acusaciones por el perdón mismo que él ha pedido. Otra imagen interesante son los espacios vacíos, que me parece una ejemplificación súper visual que a nosotros como documentalistas también fue atractivo respecto de todos esos espacios que podrían haber estado llenos de los fieles que venían a vivir su fe con esta visita. Esa ausencia, ese vacío que refleja esa fractura entre la jerarquía de la Iglesia y la gente.
Esta visita, ¿dañó o dejó en evidencia la falta de credibilidad de la Iglesia Católica en Chile?
Absolutamente. La dejó de manifiesto, en evidencia, y creo que marca un antes y un después en términos de demostrar el nivel de desconexión que había por parte de la jerarquía y la profundidad de la crisis por los crímenes cometidos dentro de la Iglesia (...) Todo lo que estamos viendo hoy tiene que ver, en parte, con lo que esa visita produjo o dejó de manifiesto.
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