Claudio Reyes inédito: “Me cortaron de las teleseries por fascista”

Las declaraciones del hijo de Claudio Reyes
Claudio Reyes inédito: “Me cortaron de las teleseries por fascista”

En abril de 2022, el fallecido actor concedió una entrevista para el libro Mucha Tele de Rafael Valle y Marcelo Contreras. En este diálogo -que se mantenía inédito- revela sus inicios en pantalla, por qué se convirtió en cantante sin tener talento, y cómo su pololeo con una nieta de Augusto Pinochet acabó con su carrera en el área dramática de TVN.


-¿Dónde estudiaste teatro?

En Chile, entré el 79. Para el Golpe tenía 13 y estaba consciente de todo. Por eso no lo llamo Golpe, lo llamo pronunciamiento militar. Por eso me sacaron de las teleseries en los 90. Me encontré en un ramo con Alberto Castillo, el de Los Venegas, mi amigo del alma.

-¿Cómo llegaste al teatro?

Fue un misterio que resolví cuando salí en mi primera teleserie, La Represa, cuando ya me había hecho famoso, lo que yo quería. Mi madre me entregó un librito del aniversario del colegio de mi padre del año 44, bodas de plata del Instituto Linares. Hojeando, aparece mi padre en la selección de fútbol. Ahí dudé, porque a quién cresta salí tan malo para la pelota. La segunda cosa: una obra de teatro que hacían en el teatro municipal de Linares; el segundo del reparto era don Emilio Reyes Cofré, mi padre. Ahí me cuadró todo. Egresé el 82, y mientras estudiaba me llené de pitutos y conocí gente importante, como Tomás Vidiella. En una comedia musical me afianzó en que el teatro era mi carrera. Luego, con la gran Liliana Ross en un café concert, el último año de carrera. Salí de la escuela con cierto nombre y me recomendaron en TVN. Me llamaron a una prueba de cámara con la gran Fedora Kliwadenko, que en la teleserie fuimos pareja. Ricardo Vicuña me tomó la prueba. Ahí partió todo.

Claudio Reyes

-¿Supiste de listas negras en TVN?

Nunca, pero para nada, me enteré de eso, pero creo que lo había. Yo trabajé con Luis Alarcón, Oscar Hernández, todos los que siguen hoy. Entonces digo, ¿qué pasó? ¿Por qué me echaron de la tele en democracia? Yo no había manifestado nunca una tendencia política. Para mí nunca fue tema, porque mi objetivo era hacer mi trabajo y ser famoso. Por eso tenía una relación maravillosa con mis compañeros. Luis Alarcón fue mi papá, y llegué a quererlo en la teleserie como se podría querer a un papá.

En ese tiempo era niño, veintitantos. Entré a trabajar y me enchufé en el sistema de las teleseries y caí parado, sabía lo que tenía que hacer. Sabía que había una directora del área dramática, Sonia Fuchs, una alemana estricta, dura. Sabía de la rivalidad entre canales, que existe hasta hoy. Al canal 7 le costó ganarle al 13, que tenía el monopolio.

-¿Cómo recuerdas a Vicente Sabatini y a Ricardo Vicuña?

Absorbí todo el ritmo de trabajo de Vicuña; era un tipo muy capo y, para mí, el mejor director de teleseries que conocí. Tenía la película ya en su cabeza antes de hacer las escenas. Fue grato trabajar con él. Cuando ensayábamos, escuchaba como les daba instrucciones a los técnicos. Se manejaba bien.

Con Sabatini hice La Torre 10, la que me lanzó definitivamente. Con él despego, a pesar de que fue él quién me echó de la tevé por tildarme de fascista, tan diplomático. A pesar de eso, le tengo aprecio. Nunca me cayó mal, era muy ingenioso.

-¿Cómo fue la fama para ti?

Venía de Longaví, que en ese tiempo era un pueblucho de mierda. Yo fui apuntado con el dedo cuando entré a estudiar teatro en mi pueblo, por estar estudiando (para) muerto de hambre. Me hirió un poco, pero ahora me siento orgulloso.

(Cuando) iba en el metro, lo único que quería era que me reconociera alguien. Y por supuesto que no faltaba la niña que le pegaba con el codo a la mamá y le hablaba al oído. Empecé a sentirme distinto, que había logrado lo que soñé alguna vez.

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-¿Cómo llegaste a ese papel en La Torre 10?

Eso habría que preguntárselo a Sabatini, porque él me eligió para Luchito en La Torre 10. Como siempre he tenido el alma ladina, de comediante, no me fue difícil en absoluto. Es más, Néstor Castaño, que lo escribió, dijo que estaba escrito para mí, porque calzaba con mi personalidad.

-¿Cómo llegaste a cantar?

Porque el año 88, haciendo Bellas y audaces, tuve la suerte de que a la gente le gustara mi actuación, a pesar de que la veo y me da tirria, cuando hice de argentino. Me gané el premio al mejor actor del año, con votación del diario. Como premio, además para promocionar la próxima teleserie de TVN, me mandan de jurado a Viña del Mar. Me tocó estar con Verónica Castro, Juan Antonio Labra, Myriam Hernández. cuando me presentaban, había un griterío, y atrás estaba el mandamás de Musicavisión, Jaime Román con otro tremendo productor, Leo García. ¿Cantará?, se preguntaron. Bueno, se dieron cuenta que no. Fue una tremenda producción, y los últimos temas quedaron mucho mejor. Fue un éxito. Fui a muchos festivales.

Cuando me cortaron de las teleseries por fascista, apareció mi carrera de cantante. Me llamaban del norte, del sur, del día de la madre, de la secretaría, todo. Dos años viviendo gracias a estar cantando. El mismo training me fue perfeccionando, más unas clasecitas por aquí, qué se yo. El mismo Buddy Richard me retaba por la forma de cantar, alegaba con otros colegas; con el “Pollo” Fuentes que decía “este hueón una pura canción y se hace famoso”. Me iba dando unos tips.

-¿Cuáles fueron tus teleseries favoritas?

El papel de Bellas y audaces era bueno, pero a mí no me gustaba como lo representaba. Pero Vicuña me hizo una observación, en la primera escena que grabamos. Me dijo “si los técnicos se ríen de ti, significa que estás como las hueas en el papel”. No se río ninguno. Fui puliendo y al final terminó gustándome.

Mi regalona es La Torre 10, no solamente porque la pasé tan bien haciendo el personaje, sino porque fue la que me tiró para arriba y me sacó del montón.

Me llamaron del 13 cuando fue el boom de (Charly) Badulaque el 2000, cuando el Jappening lo hacía Badulaque. Estaba en todos los estelares de tevé, iba para todos lados. Cuando con cuea tenía un día a la semana para descansar, me llamó para un papel de una teleserie mi amigo, Willy Semler. Un papel chiquitito, pero penca. La teleserie, Piel canela, no tuvo éxito.

Claudio Reyes

-¿Cómo recuerdas a María Eugenia Rencoret?

Empezó a trabajar cuando yo estaba con Vicuña. Muy aplicada, talentosa. Nunca más me llamó, sí. Ni para hacer un comercial.

-¿Qué recuerdas de la llegada de César Antonio Santis a TVN?

La recuerdo porque era tan famoso que me llevaron a su programa y me regalaron un polerón. Hubiera sabido que se cobraba por ir… era tontorrón. Ese programa [Porque hoy es sábado] no resultó. Don Francisco es y será el mejor animador de Chile.

Cuando llegó la democracia, tenía un contrato que vencía al año siguiente. Sabatini tenía que ocuparme obligado porque me estaban pagando un sueldo, por lo que me dio un papel chico pero malo. Lo hice muy a disgusto, pero cumplí con mi contrato. Se llamaba Morir de amor o algo así, no recuerdo. Fue el 90.

-¿Cómo recuerdas a los directores ejecutivos de TVN?

Algunos eran generales. No conocí a ninguno personalmente. (Manfredo) Mayol era civil.

-¿Cómo recuerdas el Sí y el No?

A mí me llamaron de las dos opciones. Yo les recalco, para que vean que no tenía ningún interés político, les dije que no. Toda mi familia, de momios, me decían que no me metiera en política. Fue lo más sensato que he escuchado. Yo solo quería ser famoso. El 88 estaba haciendo una de mis mejores teleseries, Bellas y audaces. No noté ningún cambio después.

Claudio Reyes

-¿Qué recuerdos tienes del festival del 89?

Creo que (Sergio) Riesenberg lo dirigió. Fueron los 10 días más maravillosos de mi vida, hueón. Veinteañero en la primera fila del festival. Estaba la Marteta (sic) Sánchez, cuando se volvió al público y se levantó la falda.

-Conociste polola ese 89 (una nieta de Augusto Pinochet).

Exactamente. Duró menos que parrilla para 15, pero me dejó la pura cagá. Estábamos grabando una teleserie en Chile Films y entra mi querida Sonia Fuchs, que me tenía buena. “Oye -dice-, ¿quién tiene que ver aquí con la presidencia de la república?”. Todos nos miramos, y de repente sale un guardia de atrás, que me apunta. “Venga”, me dice. Ahí estaba la linda. “Hola -dice-, venía a ver dónde trabajabas”. Nada más. Y con eso me cagó mi carrera en las teleseries. A la semana siguiente, chao nomás.

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