Cómo la DC ha ido escalando sus advertencias a Boric y a sus exaliados
Aunque la Falange ya no es la fuerza hegemónica de los 90, sus ocho diputados son clave para que el futuro oficialismo tenga mayoría en la Cámara, además sus cinco senadores permiten empatar y que la derecha no imponga sus términos en el Senado. El problema es que la marginación de los DC del gobierno y de otras instancias legislativas está incubando un malestar.
Tras la última sesión del Senado, el miércoles pasado, antes del receso legislativo de febrero, la futura bancada de senadores DC -integrada por Ximena Rincón, Yasna Provoste, Francisco Huenchumilla, Matías Walker e Iván Flores- se reunió para zanjar un plan para los próximos cuatro años.
Pese a la tensión que existe en el partido -especialmente por la soterrada rivalidad entre Rincón y Provoste y el proceso de elecciones internas para definir a su nueva directiva-, en la cita se acordó dar un gesto de unidad y se zanjó que Huenchumilla será la carta de la Falange para presidir el Senado.
Debido al acuerdo-marco que repartirá la testera de la corporación, en dos años para la UDI y RN y en otros años para el bloque de fuerzas de centroizquierda, la DC pretendía marcar territorio con la postulación de Huenchumilla frente a sus antiguos aliados de la desaparecida Concertación e, indirectamente, también enviar un recado al futuro gobierno de Gabriel Boric.
“Vamos a defender la postulación del senador Huenchumilla con mucha convicción”, explicó Matías Walker.
Si bien el PS (con siete senadores) y el PPD (con seis escaños) sienten que tienen preferencia para adjudicarse los dos años de titularidad del Senado que corresponden a la centroizquierda, en la bancada DC argumentan que sus cinco votos son estratégicos y, por ello, tienen un peso especial.
Sin el apoyo de la DC, el futuro oficialismo -que compondrán los senadores del PC, FREVS, RD, PPD y PS- queda en desventaja ante la oposición y la centroderecha podría imponer sus términos en el Senado, al quedar en mayoría. Ello, sin considerar las acciones no alineadas que podrían adoptar los independientes Karim Bianchi y Fabiola Campillai y el republicano José Manuel Rojo Edwards.
El plan de la DC, sin embargo, solo tiene un efecto indirecto. Hoy es difícil que los senadores falangistas pongan en jaque el acuerdo de gobernabilidad del Senado, ya que a partir del 11 de marzo, el pacto de la UDI, RN, el PS y el PPD (que suman 34 escaños) sería suficiente para elegir la presidencia de la Cámara Alta y repartirse las jefaturas de comisiones.
El problema para Boric es que esa mayoría solo corre para la repartición inicial de los espacios de poder en el Senado. Cerrado ese pacto, la derecha volverá a su rol opositor.
Por ello, la apuesta de la Falange es hacer valer su peso en la discusión de leyes y dejar sentada la advertencia al gobierno de Boric, que podría ser el principal damnificado por ese posible desmarque democratacristiano al momento de desplegar su agenda legislativa.
Para complementar ese recado al futuro oficialismo, el mismo miércoles pasado, Huenchumilla también se restó de la reunión de los jefes de senadores de la actual oposición con Giorgio Jackson en su calidad de recién designado ministro secretario general de la Presidencia.
Otras señales
No fue la única señal de ese miércoles. Ese día, Jackson también estuvo en la Cámara de Diputados, donde se votaron temas como una nueva prórroga del estado de excepción constitucional y las leyes para la Pensión Garantizada Universal.
Fue en ese último debate donde afloró la presión del PC y de otros legisladores para reponer la reforma de un nuevo retiro de ahorros previsionales a partir de marzo. La idea fue levantada en la sala por la diputada comunista Marisela Santibáñez.
Sorpresivamente el guante lo recogió, en el mismo hemiciclo, el jefe de bancada DC, Gabriel Ascencio, quien si bien dejará el Congreso en marzo, es candidato a ser vicepresidente del partido en la lista de la diputada Joanna Pérez. Hablando a nombre de sus camaradas, Ascencio dijo que “también somos partidarios de un cuarto o quinto retiro, lo que pasa es que el nuevo gobierno pareciera no estar de acuerdo”.
Para reforzar esos recados, en la tarde el diputado DC Miguel Ángel Calisto, quien es parte del ala conservadora del partido y es carta para asumir la jefatura de bancada, apareció junto a la diputada Pamela Jiles (autora y promotora de “un nuevo 10%”) en las negociaciones para lograr un pacto de gobernabilidad de la Cámara. En la mañana, la misma Jiles había adelantado que ella exigiría que el primer presidente de la corporación sea alguien a favor de los retiros.
El fin de semana, el diputado y senador electo Iván Flores, en un velado recado a Boric dijo que en la campaña “muchos nos comprometimos” a un cuarto retiro y emplazó a la futura administración a decirle la verdad a la ciudadanía. “Si es necesario mi voto, ahí estará... Resolvamos (este nuevo retiro) “, dijo Flores, quien después envió otra declaración instando al futuro ministro de Hacienda, Mario Marcel, a cumplir el compromiso del fin al CAE.
Estos recados sobre la autonomía DC también tienen como trasfondo el malestar por no haber sido considerados en el gabinete ministerial y, a la vez, son una forma de reforzar la exigencia para acceder a un año de presidencia de la Cámara.
Sin embargo, a diferencia del Senado, los diputados del PS y PPD apoyan la estrategia de presión de la Falange y exigen a los parlamentarios de Apruebo Dignidad que cedan al menos tres años de titularidad en la corporación, de los cuales uno quedaría en manos de un democratacristiano(a). La principal carta es la diputada Pérez.
A partir de marzo, los ocho diputados de la DC son decisivos para tener mayoría en la Cámara. De hecho, un mensaje que se ha repetido a los legisladores de Apruebo Dignidad es que para tener una base de apoyo es necesario que actúen con generosidad. Así se lo plantearon los parlamentarios de la antigua Concertación a los diputados Karol Cariola (PC) y Miguel Crispi (RD y futuro subsecretario de Desarrollo Regional) al propio Jackson en distintas conversaciones, formales e informales, que se vienen realizando desde diciembre.
Esperando colaborar
Aunque la DC había declarado -en su junta nacional del 28 de noviembre tras la primera vuelta- que apoyaría a Boric sin pedir nada a cambio, la decisión del presidente electo de sumar al PPD, al PS, a radicales y liberales en su gabinete generó una evidente incomodidad en el partido.
Las primeras reacciones, sin embargo, fueron sutiles, dando cuenta que la Falange sí estaba dispuesta a colaborar con la futura administración.
“Desde la Democracia Cristiana reiteramos la convicción de que nuestro país requiere dialogar para lograr grandes acuerdos... El próximo gobierno requiere la colaboración para sacar adelante una agenda urgente... En la Democracia Cristiana encontrarán colaboración permanente para los cambios que Chile necesita en paz y en democracia”, señaló en una declaración la presidenta DC, Carmen Frei, tras la conformación del gabinete de Boric, el pasado 21 de enero.
Por su parte, el senador Huenchumilla, si bien reiteró la disposición a colaborar, no obstante dejó en claro que no les agradó la forma cómo la DC fue excluida.
“Termina así también el ciclo histórico del trabajo conjunto de las fuerzas de centroizquierda, desde el eje articulador entre el PS-DC que, con sus luces y sombras, condujo el Estado en uno de los momentos de mayor progreso y estabilidad del país. Entendemos que los procesos sociales y políticos son dinámicos, y lo asumimos sin reparos. Sin embargo, creo que, en las formas, el procedimiento pudo haber sido más acorde con el affectio societatis que alguna vez nos unió”, expresó el jefe de bancada de senadores DC.
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