Cómo la guerra interna en el TC complica la decisión de Piñera de recurrir por el tercer retiro
Mientras el Presidente tiene los tiempos encima para recurrir de nuevo al Tribunal Constitucional, las esperanzas de repetir el triunfo que consiguió ahí ante el segundo retiro ahora entran en duda. Si el conflicto en el tribunal entre su presidenta y la tríada VAR, que ha derivado en un sumario, termina con ella suspendida, La Moneda perdería su voto dirimente de la última vez y con eso el fallo. Hasta ahora, la decisión del gobierno sigue siendo ir al TC.
Se sigue enredando el ajedrez de La Moneda para evitar una nueva derrota en el Congreso ante el proyecto del tercer retiro anticipado de pensiones. Si ya los pronósticos de parlamentarios de Chile Vamos dispuestos a aprobarlo le son adversos, el conflicto sin cuartel en el Tribunal Constitucional ahora agrega otro ingrediente: la posibilidad de que si Palacio recurre nuevamente allá para paralizarlo, termine perdiendo si esta vez no cuenta con el voto dirimente de su presidenta, María Luisa Brahm.
Tal escenario existe, lo confirman conocedores de la interna del TC y lo tienen claro en la Casa de Gobierno. La guerra que libran los hasta ahora irreconciliables bandos internos del organismo -más con el episodio conocido ayer de una denuncia por un “allanamiento ilegal” a despachos de ministros- tiene corriendo procesos que podrían derivar en la suspensión de la exjefa de asesores del Presidente Sebastián Piñera. Y esto ocurre en paralelo al cronómetro político de él para a ingresar otro requerimiento.
Todo esto, mientras el discurso sigue siendo hacerlo, como lo volvió a dejar en claro esta mañana el ministro de la Segpres, Juan José Ossa: “La meta del gobierno es que no haya tercer retiro, ojalá por vía de votación. Pero si no es así, quiero decir que no parece indicado que se invite a la autoridad a no ejercer su deber constitucional yendo al TC”, y que “si se incurre al tercer retiro, no tendremos buenas pensiones. Y, entendiendo las críticas de candidatos, el gobierno debe ejercer su labor” (T13 Radio).
La decisión entonces es recurrir de nuevo. Además, es lo que le pide al gobierno su sector, pero con más fuerza la UDI. Los tiempos están encima, porque el piso político que necesita Piñera para eso es tener a la mano el informe de la Comisión de Constitución de la Cámara, el que -según calculan en ella- estará listo el miércoles de la próxima semana, después de que la voten en particular en la sesión programada para las 15 horas.
Podrían esperar a que se vote en la sala, cosa que ocurriría en un par de semanas o a fines de mes, pero para entonces la presión sobre el Ejecutivo será mayor, se corre peligro de que más parlamentarios propios se descuelguen (aunque en el sector insisten en que intentarán revertirlo), si Patricio Melero sale de la Cámara para asumir en Trabajo perderán uno de los 17 diputados que votaron en contra para el segundo retiro, y así. Esa vez la derrota terminó acelerando la caída del gabinete de Blumel.
Mientras ese proyecto avance, además, La Moneda tiene encima el peso de las demandas de su propio bando de que también repita la receta de presentar su propio proyecto u otra válvula de escape para sus legisladores. La vez pasada eso le resultó, al conseguir en paralelo congelar la tramitación de la iniciativa de los diputados -que finalmente fue declarada inconstitucional, pero solo gracias al voto dirimente de Brahm- e ingresar su propio segundo retiro, el que al final se aprobó.
Pero esta vez, hechas las consultas en el Ejecutivo, responden que no están considerando presentar un texto alternativo. La UDI ha insistido en que lo haga, y que recoja con variantes la propuesta de Joaquín Lavín para el retiro de fondos de cesantía. Pero el mismo Ossa dio hoy a entender que Palacio sigue sin convencerse: “Joaquín Lavín tiene razón en el sentido de que las familias han sufrido mucho. Pero quisiera matizar e invitar a seguir las ayudas del gobierno”.
Por qué puede Piñera perder el voto que lo salvó
Por eso es que lo que pasa en el TC enreda a La Moneda, confiesan ahí. El requerimiento -afirman- ya está avanzado y al menos desde inicios del mes pasado que el Presidente buscaba que el abogado constitucionalista Gastón Gómez volviera a representarlo. Él ganó el requerimiento contra el segundo retiro, y hasta ahora se estaba calcando el guion: en marzo, varios ministros vaticinaban que se repetía la misma historia, el desenlace podría ser idéntico.
Esa vez hubo un empate 5 a 5 y el voto de la presidenta Brahm dirimió (tiene esa facultad) y salvó al gobierno. Junto con ella votaron a favor José Ignacio Vásquez, Iván Aróstica, Cristián Letelier, Miguel Fernández, y en contra, Rodrigo Pica, Juan José Romero, Gonzalo García, Nelson Pozo y María Pía Silva.
El peligro ahora es que Brahm enfrenta un proceso disciplinario interno, un sumario que instruye su archirrival Iván Aróstica. Ella ha objetado el procedimiento a través de una presentación que hizo al pleno del TC, que tiene que pronunciarse en una sesión extraordinaria para la que todavía no se fija fecha. En paralelo, se podría pedir la suspensión preventiva del sumario, pero esa suspensión la resuelve -según estas reglas que objeta Brahm- la Primera Sala, que es la que ella no integra... y donde está la tríada VAR de Vásquez, Aróstica y Romero. En ese sentido, observa una fuente que conoce al dedillo esto, la presidenta estaría a merced de sus adversarios.
Pero antes hay un detalle. El ministro instructor del sumario, Rodrigo Pica, aún no ha pedido la sanción de suspensión sobre Brahm y, por tanto, no ha especificado si la pide como presidenta o como ministra. Si es sobre lo primero y a ella la suspenden, perdería la facultad del voto dirimente, pero seguiría como ministra. La reemplazaría en la testera nada menos que Aróstica. Si por el contrario, Pica pide que la suspendan como ministra, también pierde su voto como tal mientras dure la suspensión.
Todo este escenario, de momento eventual, puede terminar en que el quórum baje de 10 a nueve ministros y sería imposible un empate. Si se repite todo como la última vez, el gobierno perdería.
En La Moneda dicen tener claro el cuadro. La complicación es que esto podría derivar en que sopesen ir o no ir al TC (que es algo que dicen no estar haciendo), pero sería improbable echar marcha atrás si ya hay palabra comprometida. En Palacio explican que el riesgo de una derrota complica más un cuadro que ya lo estaba.
Quedan otras cosas por despejar, eso sí. En el bando del gobierno anticipan que si todo esto pasa, su defensa jurídica ante el TC tendría que argumentar que el organismo desconocería sus fallos anteriores y el precedente que eso implica.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.