Dos hermanos y una pandemia: Andrew y Chris Cuomo, símbolos de la lucha contra el coronavirus en Nueva York
El gobernador del estado y el presentador de CNN han estado en la primera línea del tema. Tanto, que el periodista fue diagnosticado esta semana con el Covid-19. Su historia, seguida por millones de estadounidenses, es el relato de las complicaciones que enfrentan las familias de ese país.
“Mi madre no me crió para ser un general que comande desde mi asiento. Y no me voy a esconder en el sótano”. En cualquier entrevista común y corriente, la frase de Andrew Cuomo, el gobernador del estado de Nueva York, sería algo así como una declaración de principios. Una forma de fijar postura en medio de una de las mayores crisis de la historia en la zona, la feroz irrupción del coronavirus. Sin embargo, la del lunes pasado no era una entrevista cualquiera, y se podía adivinar de inmediato por la risa algo irónica del presentador de CNN que estaba haciendo el contacto, precisamente desde una silla y precisamente desde su sótano.
“Tengo que ser honesto: este sótano me pone en una mala posición para responderte, y estoy justo ahora en un asiento”. A duras penas, Chris Cuomo, el conductor, aguantaba lo que era una broma al aire de su hermano. No era el primer contacto que ambos hacían al aire: durante la pandemia, uno de los periodistas más famosos de Estados Unidos y la máxima autoridad del estado con mayor cantidad de casos del país habían interactuado ya en varias ocasiones, con el público acostumbrándose a sus bromas y peleas familiares al aire, tal como el bullying sobre el sótano que Andrew hacía a Chris.
Pero unas horas más tarde el escenario cambiaría de forma radial. A través de Twitter, Chris Cuomo reveló que había dado positivo por el coronavirus y que, ahora sí, permanecería en el subterráneo, intentando hacer su programa diario desde la cuarentena. Y su relato del día a día de la enfermedad, junto con el rol protagónico de Andrew, ha hecho que los hermanos se conviertan en los rostros de la lucha contra el Covid-19 en Estados Unidos, en lo que algunos analistas de medios de ese país han denominado como “The Cuomo Show”, una de las historias más emocionantes de la crisis. En el país ya hay más de 245 mil casos de Covid-19, además de 6 mil muertos, mientras que Nueva York registra 92 mil casos y más de 2.600 fallecidos.
Ambos, Andrew y Chris, están más que acostumbrados a las cámaras y la atención. Son parte de una dinastía política: su padre, Mario Cuomo, fue por doce años gobernador de Nueva York -el cargo que ocupa Andrew hace más de una década- y era reconocido como una de las figuras más influyentes del Partido Demócrata. De hecho, Andrew estuvo por muchos años casado con una de las hijas de Robert Kennedy, parte de otra de las familias emblemáticas del mundo político estadounidense.
Chris, que es 13 años menor que Andrew, optó por las comunicaciones. En una carrera ascendente, llegó hace dos años a CNN a conducir un espacio propio en el horario nocturno, “Cuomo Primetime”. Sin embargo, esta semana el interés por el espacio se disparó: la audiencia se triplicó luego de que contara que estaba contagiado con el Covid-19.
Y la noticia fue también recibida con una cierta sensación de paradoja. Porque tanto Chris como Andrew Cuomo han sido de las figuras públicas que han advertido desde hace ya un par de meses del riesgo que significaba la pandemia, en medio de un escenario en que figuras como el propio presidente Donald Trump minimizaban el potencial peligro. El mayor de los Cuomo ha ganado elogios transversales por su estilo: directo, sin esconder cifras y reconociendo el complejísimo escenario, pero transmitiendo una sensación de calma y control que ha disparado su evaluación en las encuestas incluso ha hecho que su nombre suene como un potencial rival para Trump en las próximas elecciones, algo que él descartó. Por supuesto, en una entrevista con su hermano.
Coronavirus en tiempo real
Lo particular de los Cuomo es que la relación entre ambos -y su vínculo bromista, al límite de lo pasivo/agresivo- ha servido para ilustrar gran parte de los dilemas que hoy enfrenta el pueblo estadounidense. Hace unas semanas, al aire, Andrew retó a Chris por llevarse a su madre a su hogar en medio de la crisis.
En un inicio parecía una queja incluso cruel: la matriarca del clan, de 88 años, vive sola en un departamento de la ciudad. Pero el gobernador argumentó que el mejor escenario para ella era estar en un lugar con la menor cantidad de interacciones externas. Y no sólo eso, pasó un decreto que limita los lazos sociales que pueden tener los mayores de 70 años durante la pandemia, al que bautizó como “Ley Matilda”, en honor a su progenitora.
Esta semana, incluso los roles se cambiaron. Después del diagnóstico, fue Andrew, el gobernador, quien tuvo como invitado a Chris, el periodista, en una de sus ya habituales ruedas de prensa diarias, con el afán de que contara en primera persona los síntomas de la enfermedad.
El menor de los Cuomo no escatimó adjetivos: pese a que tiene 49 años y no cuenta con ninguna dolencia, se refirió al coronavirus como “la bestia”, comentó de fiebres que superaban los 39 grados Celsius, de ejercicios respiratorios para evitar la neumonía, de que ya ha perdido siete kilos y que suda profusamente, y que tiene delirios nocturnos. Uno de ellos lo relató con lujo de detalles: su hermano mayor aparecía ataviado con un vestido de ballet, bailando hacia él. “Gracias por compartir esto con todos nosotros”, dijo Andrew, sin apenas contener la risa, aunque luego agradeció de una forma más seria que su hermano diera todo tipo de detalles: “Ayuda a desmitificar la enfermedad”.
Era un instante de relajo en una situación por lo demás compleja. En un extraño momento de relajar la guardia, el gobernador confesó lo preocupado que está. “Estamos hablando de mi hermanito menor. Es mi mejor amigo. Hablamos varias veces al día. He pasado mi vida entera con él. Es aterrador en un nivel estructural. No hay nada que pueda hacer. Está fuera de mi control”, reconoció. “Es mi familia, son sus familias, son todas nuestras familias. El virus ha penetrado ya a ese nivel”.
Chris, por su parte, ha resistido los llamados a que se tome licencia, y continúa presentando el programa en CNN desde el sótano de su hogar. “Nadie se puede dar el lujo de permanecer fuera de la cancha en este momento”, explicó sobre su decision. “Y menos aquellos que hemos sido bendecidos con una plataforma para hablarles sobre ello”.
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