El diseño de La Moneda para abordar el nuevo gobierno de Trump

Hasta el cierre de esta edición el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés (PS), estaba esperando el inicio de la ceremonia de cambio de mando de dicho país, acto mediante el que Donald Trump llegaría una vez más a la Casa Blanca.

El comienzo de la ceremonia se contempla para las 13.47 horas y Valdés, como es habitual en los cambios de mando de Estados Unidos, será el representante -como rostro del cuerpo diplomático en Washington- de Chile en la asunción del nuevo mandatario republicano, con quien el gobierno del Presidente Gabriel Boric ha marcado abiertas diferencias ideológicas, tanto cuando este último era diputado como tras su llegada a La Moneda.

En su puesta en escena para volver a la Casa Blanca, Trump hizo un gesto al invitar a líderes mundiales de la derecha, como Javier Milei (Argentina), Giorgia Meloni (Italia) y Viktor Orbán (Hungría), dejando de lado a figuras de izquierda como Claudia Sheinbaum (México), Lula (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) o el propio Gabriel Boric. Por otro lado, el líder republicano de Chile, José Antonio Kast, tampoco fue convidado a la ceremonia.

Las diferencias entre Boric y Trump han quedado plasmadas recientemente. Sin ir más lejos, hace 10 días, desde Talcahuano, el principal inquilino de La Moneda abordó las advertencias realizadas por Trump respecto a la posibilidad del uso de la fuerza militar para recuperar el control del Canal de Panamá y apoderarse del archipiélago de Groenlandia, un territorio ártico dependiente de Dinamarca y sobre el que se ha mostrado interesado hasta el punto de plantear su compra.

“Ustedes han visto en el último tiempo las tensiones geopolíticas a propósito del Canal de Panamá, con las bravuconadas que el Presidente electo de Estados Unidos está permanentemente profiriendo hacia otros países”, fue el dardo lanzado por el Jefe de Estado chileno.

Pese a las diferencias ideológicas, el gobierno de Boric apostará por mantener la relación entre los dos Estados con la mayor normalidad posible, tesis que han defendido el canciller Alberto van Klaveren, el embajador Valdés y, este lunes, la vocera de gobierno subrogante, Aisén Etcheverry.

“Nuestra intención y la forma en cómo vamos a trabajar con Estados Unidos es como siempre lo hemos hecho. Lo hicimos en la primera administración del Presidente Trump, lo hicimos durante la gestión del Presidente Biden, y lo seguiremos haciendo en esta nueva administración del Presidente Trump. Esa postura del Estado de Chile no cambia a propósito de los cambios de presidente, es fundamental para nuestra industria, para nuestras universidades, para los chilenos que viven allá, y por cierto que seguiremos trabajando en esta línea”, dijo la secretaria de Estado en Palacio.

Previamente, el embajador Valdés planteó en noviembre, en entrevista con La Tercera, que “no hay ninguna razón para que la relación de Chile con Estados Unidos se vea afectada por la elección. La relación es excelente hoy día, tiene una profundidad, densidad y expansión permanente. Por lo tanto, la presidencia de Trump, no veo la razón para que pueda alterar o cambiar esa situación. Nosotros durante el periodo de (Barack) Obama, del Presidente Trump y del Presidente Biden hemos acrecentado la relación, la hemos hecho más estrecha. No veo ninguna razón para que pueda haber un conflicto, sino que al contrario, creo que va a continuar una relación extraordinariamente positiva”.

En esa ocasión la oposición solicitó la renuncia de Valdés tras restarse de un acto del Partido Republicano en Estados Unidos y por sus críticas del pasado en contra de Trump. También debió defender los dardos que lanzó Boric en 2020, cuando trató al magnate norteamericano como un “criminal mundial. Espero como humanidad podamos juzgarlo”.

Por todas estas diferencias es que dentro de Palacio hay voces que miran con cierta preocupación cómo se desarrollará la administración de Trump. En ese sentido, se avizoran diferencias claras en materia de multilateralismo, pues Trump es crítico al respecto, mientras que Boric se ha sumado al coro de líderes mundiales que buscan reformar, por ejemplo, la Organización de Naciones Unidas (ONU). Además, también se mantendrán discrepancias en materias valóricas y de derechos humanos, agenda que el Presidente chileno ha buscado potenciar en el extranjero.

De todos modos, desde el Ejecutivo buscan desdramatizar la situación y recuerdan que en el primer gobierno de Trump -entre el 2017 y el 2021- este último aplicó un diseño más bien pragmático en sus relaciones internacionales, más allá de las ofensivas discursivas.

En la misma línea, dentro del gobierno también plantean que, al igual que en su primer mandato, Trump no tiene grandes diferencias con Chile, como sí lo tiene con México, por ejemplo, en materia migratoria, uno de los principales desafíos del republicano. Como sea, hay una alta expectación respecto a la mantención en la Visa Waiver, idea que habitualmente es cuestionada por personeros republicanos de Estados Unidos.

Además, si bien existe expectación por las medidas económicas que aplicará el magnate desde su primer día, lo cierto es que en Santiago también refuerzan que el alza de aranceles de Trump busca potenciar el comercio local de Estados Unidos, cuyos principales productos son distintos a los que se importan desde Chile.