El resistido giro del Frente Amplio hacia la “unidad” de toda la oposición
Pese a la resistencia de algunos partidos, en el bloque se ha ido instalando la idea de que para lograr triunfar en los distintos desafíos electorales se necesita al “más amplio” arco de la centroizquierda. En ese sentido, en algunos sectores se mira con buenos ojos, incluso, la posibilidad de establecer una estrategia para lograr un gobierno conjunto con la ex Nueva Mayoría.
Fue a comienzos de la pandemia que el partido Comunes, una de las colectividades del Frente Amplio, realizó una soterrada discusión interna para evaluar su permanencia en el bloque. Durante unas semanas, los dirigentes regionales y nacionales del partido discutieron sobre el rol que debían cumplir en el conglomerado y las razones por las que, a juicio de ellos, se justificaría que continuaran siendo frenteamplistas luego de los cambios políticos producto del estallido social del 18 de octubre.
La decisión final fue la permanencia, pero estableciendo un criterio: buscar “desbordar” el Frente Amplio hacia la izquierda, es decir, con miras hacia las organizaciones sociales y los movimientos políticos alejados de los partidos tradicionales. Al mismo tiempo, Revolución Democrática, Convergencia Social y el Partido Liberal, comenzaron a dar sus propias discusiones internas respecto de hacia qué sectores de la centroizquierda debía converger el bloque, situación que reabrió un dilema que ha dividido a la coalición históricamente: la posibilidad de establecer pactos electorales o alianzas programáticas con sus pares de la ex Nueva Mayoría.
Así, el conglomerado entró de lleno a sostener un debate que, según algunos, está derivando lentamente en la idea de que es posible acercarse a esos partidos de la centroizquierda. Desde el PL y algunos sectores de RD, se ha impulsado la tesis de que la coalición debe avanzar hacia “el centro”, abriéndose a pactar con las colectividades de la ex Nueva Mayoría e, incluso, sin cerrarse la posibilidad de que se establezca algún tipo de entendimiento para tener un gobierno de unidad.
Esa propuesta, sin embargo, es resistida por la dirección de Convergencia Social y de Comunes, quienes, si bien están abiertos a sostener un diálogo, aseguran que no están dispuestos a “desechar” la identidad del FA y acercarse “tanto” a esos sectores.
Pese a esa negativa, en el conglomerado se ha ido instalando -de a poco- la idea de que la única forma de triunfar en los desafíos electorales es logrando la unidad del más amplio arco opositor, una intención que, según dicen los dirigentes y parlamentarios frenteamplistas, hasta antes del 18 de octubre no era compartida por la mayor parte del bloque.
Esta idea, por ejemplo, ha ido permeando las cúpulas de RD -el partido más grande del bloque- quienes, pese a la resistencia de algunos sectores y de su militancia, se han ido abriendo a la posibilidad de pactar en algunos comicios, apuntando a lograr llegar a La Moneda.
Entre quienes sostienen que el conglomerado se debe acercar a las otras fuerzas de la centroizquierda, aseguran que, luego del estallido social, el escenario político cambió y se abrió la posibilidad de que la oposición pueda retomar el poder en las elecciones de 2021. Debido a esto, y al poco respaldo ciudadano que tiene el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, algunos frenteamplistas señalan que ahora existe la “oportunidad” para poder derrotar al eventual candidato de la derecha, Joaquín Lavín, algo que, a juicio de ellos, sería irresponsable desaprovechar. “Los más identitarios se están quedando callados”, dice un dirigente del FA.
Pese a esto, en ese grupo son enfáticos en que, cualquier tipo de unidad con el resto de la centroizquierda debe contener mínimos programáticos y que se pueden realizar diferentes estrategias dependiendo de cada elección. En ese sentido, sostienen que para los comicios presidenciales se podrían establecer acuerdos previos, de forma que cada sector compita en primera vuelta con sus propios candidatos, asegurando el apoyo y un eventual gobierno conjunto liderado por quien resulte ganador. En el caso de las municipales, dicen, también sería necesario establecer pactos respecto de los cargos unipersonales.
En ese sentido, el diputado de RD, Giorgio Jackson, sostuvo que “el primer desafío de unidad es en torno al Apruebo en el plebiscito y el proceso constituyente. Eso hacia adelante no puede ser una pegatina de siglas. Lo demás va a depender de si hay o no un compromiso real por cambiar el modelo y terminar con las lógicas de mercado que imperan en salud, pensiones, educación, medioambiente, etc, que es lo que está exigiendo la gente”.
En tanto, el diputado del PL, Vlado Mirosevic, manifestó que “el plebiscito es una prueba para la oposición. Una mayoría ciudadana nos exige menos peleas entre nosotros y más unidad para materializar los cambios que se demandan. En ese sentido la coordinación de toda la oposición en favor del Apruebo será clave, en el arco más amplio y confío que el FA será un factor de unidad y no de división”.
No obstante, entre los partidos donde hay más resistencia respecto de mirar hacia la ex Nueva Mayoría -pese a que no están abiertos a un gobierno conjunto- sostienen que, si bien prefieren que conglomerado mantenga su foco en las fuerzas de izquierda, para que se avance hacia pactar con la esas colectividades se deben transparentar primero principios programáticos.
“Acuerdo electoral sin propuestas comunes para el futuro no sirve (...) Entonces, no pongamos la carreta antes de los bueyes, primero conversemos sí hay disposición para conectar con las demandas del Chile que despertó para ver si podemos avanzar”, sostuvo la presidenta de Convergencia Social, Gael Yeomans. Mientras que su par de Comunes, Jorge Ramírez, manifestó que “la unidad es con la gente y no entre siglas o con los partidos tradicionales (...). Pero vamos a tener la suficiente flexibilidad para entender que cada elección es distinta y requiere de una mayoría ciudadana para superar el modelo que tanto daño le ha hecho a Chile”.
Así, este “pragmatismo” se ha instalado con más fuerza respecto de los desafíos electorales del proceso constituyente. De hecho, en la última jornada de “reflexión” del conglomerado, el FA definió que buscaría asegurar que en la eventual convención constitucional -en caso de que se imponga el apruebo en el plebiscito- se logre una mayoría “antineoliberal”, donde al menos ⅔ sean fuerzas de cambio. Para esto, dicen en el bloque, es necesario mirar “hacia fuera” del FA.
“Desde el FA hemos impulsado la unidad del más amplio arco de sectores entorno al apruebo y la convención constitucional, así como la coordinación permanente de la oposición contra las medidas injustas del gobierno de Sebastián Piñera. El 25 de octubre exige unidad y generosidad entre el Frente Amplio y otros actores y sus proyectos, con quienes vamos a competir luego, en la arena electoral, para ver quien ofrece el mejor proyecto de futuro para Chile y los cambios que la ciudadanía demanda”, sostuvo la presidenta de RD, Catalina Pérez.
De esta manera, en el conglomerado señalan que la contundencia del triunfo del apruebo podría dar el pie inicial para una verdadera unidad en el sector, la que se podría materializar en listas conjuntas para los convencionales constituyentes. O, en su defecto, listas separadas, pero con algunos contenidos constitucionales en común.
En ese sentido, luego de esta definición -la que también estuvo acompañada por un voto político de RD en la misma línea- desde la mesa nacional frenteamplista han realizado distintas iniciativas para buscar una mayor unidad de la oposición en torno al apruebo. Así, la semana pasada, los timoneles del bloque enviaron una carta titulada “Unidad de propósito” al resto de sus pares de la oposición, solicitando que se estableciera la unidad respecto al plebiscito.
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