El soterrado veto a Cariola: el factor que pone suspenso a las negociaciones para la Presidencia de la Cámara

Actividades Parlamentarias 8 Noviembre
Karol Cariola

En vista de los cabos sueltos que hay en el bloque de izquierda y centroizquierda, los partidos de derecha (que suman 68 diputados) llegarían más ordenados a la sesión del 11 de marzo, en que se elegirá a la nueva mesa. Incluso, podrían dar una nueva sorpresa y quedarse con el control de la corporación.


Nueve meses y 18 días. Ese es el período que hoy se está considerando en las negociaciones de diputados de la izquierda y centroizquierda que tienen, en teoría, la principal chance para imponerse en la Presidencia de la Cámara y tomar el control de las comisiones legislativas.

Ese período permitiría que la presidencia de la corporación, por los próximos cuatro años, pueda rotarse y repartirse equitativamente entre cinco representantes de las principales bancadas de ese sector: el PC, el PS, el Frente Amplio, el PPD y, eventualmente, la DC. Esta última, en la última ronda de reuniones sostenidas entre martes y jueves en Valparaíso, fijó su posición de negociar con la izquierda y no abrirse a tratativas con la derecha.

Si llegase a prosperar un entendimiento para que esas bancadas alcancen la conducción de la Cámara, sería la primera noticia favorable para la agenda legislativa que desplegaría el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Por el contrario, si las tratativas fracasan, sería un revés severo.

El problema para el futuro oficialismo es que a una semana de que deba elegirse a la nueva mesa de los diputados y diputadas (en una votación secreta), el acuerdo aún tiene varios cabos sueltos. De partida, no está claro qué grupo político (de izquierda o centroizquierda) comenzaría en la testera, en vista de que el primer año es el que concita el mayor interés (es clave para la instalación del gobierno y es el único garantizado, ya que un acuerdo frágil podría romperse en el futuro).

Además, la suma de los 37 diputados de Apruebo Dignidad (Frente Amplio, PC, Frevs e Independientes de Izquierda) y de los 38 legisladores de Nuevo Pacto Social (PS, DC, PR, PL, Ciudadanos y el PPD, que se asoció con el independiente magallánico Carlos Bianchi), solo llega a los 75 votos, quedando a tres de alcanzar la mayoría necesaria de 78.

Si bien hay tratativas para sumar a ecologistas, exhumanistas (liderados por la diputada Pamela Jiles) y algunos miembros de la bancada del Partido de la Gente (PDG), diferencias personales y las altas exigencias de estos grupos han dificultado un acercamiento.

Adicionalmente hay un tercer factor que pone en suspenso el éxito del acuerdo. Soterradamente, al margen de las negociaciones formales, han surgido reparos a la candidata del PC para presidir la Cámara, la diputada Karol Cariola, quien, dada su cercanía con Boric, asomaba también como carta del futuro gobierno para ese rol.

De hecho, inicialmente Boric la nombró, junto al saliente diputado Miguel Crispi (RD), como su enlace con la Cámara para comenzar a sondear el clima de acuerdos. Ese gesto generó ruido en el Frente Amplio, admiten tres integrantes de esa bancada.

Si bien Cariola luego abandonó esas tratativas, porque los negociadores de la ex Concertación comenzaron a hacer mayores exigencias que comprometían a la administración de Boric, su salida también fue leída en las bancadas del PS, PPD y DC como una señal de debilidad y de las divisiones internas que existen en Apruebo Dignidad.

En privado, al menos tres representantes del Frente Amplio admiten que las relaciones con Cariola no han logrado recomponerse después de las críticas que ella vertió contra quienes suscribieron el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 que posibilitó el proceso constituyente. La dirigente comunista incluso calificó como “cocina” ese pacto.

Es resquemor que existe en el Frente Amplio, ya se había traducido en un revés para Cariola, cuando el 7 de abril de 2020, en la elección de la mesa de la Cámara, se impusieron sorpresivamente el actual presidente de la corporación, Diego Paulsen (RN) y el vicepresidente, Francisco Undurraga (Evópoli).

En esa jornada, Cariola, quien postulaba a la vicepresidencia, obtuvo en primera vuelta 55 votos, mientras que Undurraga alcanzó 58 apoyos. En una segunda vuelta, el Evópoli subió a 61 respaldos, mientras que la líder comunista solo llegó a 59. En el resultado fueron gravitantes las ausencias de algunos y el sistema secreto de votación (a través de una papeleta) que facilitó el desmarque de legisladores de izquierda y la DC.

Ella, días después, en entrevista en La Tercera, hizo un balance negativo de esa sesión y admitió que para el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 “quizás nos exacerbamos en algunas acciones”. No obstante, también dijo que hubo “opiniones muy descalificadoras” contra el PC.

Dada que esa fricción aún perdura y en vista de la inestable mayoría, un voto menos o más puede ser decisivo. Algunos parlamentarios del Frente Amplio y la antigua Concertación, que prefieren el anonimato, advierten que si el PC postula a Cariola, se corre el riesgo de desmarques porque todavía existe un veto personal contra ella entre ciertos legisladores. Ello podría traducirse en una repetición del episodio de abril de 2020, en que se impuso la derecha. En esa ocasión, la DC postulaba a la presidencia a Gabriel Silber, quien también fue vetado por un grupo de parlamentarias y fue derrotado tras reunir solo 56 respaldos.

Curiosamente, en la elección de la segunda vicepresidencia no hubo sorpresas, pues se impuso el PPD Rodrigo González, cuyo nombre no concitaba mayores reparos dentro de su propio sector y llegó a los 69 votos. Es decir, diez más que Cariola y trece más que Silber, en esa misma jornada.

El problema es que un nuevo desaire contra Cariola probablemente provocará una respuesta severa del PC, donde ya están molestos por el veto que puso el PPD en las negociaciones por la mesa del Senado.

Un nuevo sorpasso de la derecha

Dados los ruidos que hay en el bloque de izquierda y centroizquierda, los partidos de derecha (que suman 68 diputados) hasta el momento llegarían más ordenados a la sesión de instalación de la nueva Cámara, el 11 de marzo.

Curiosamente para las colectividades de derecha, el factor Cariola también está presente. Por ejemplo, si el bloque de izquierda o centroizquierda presenta como candidata a la presidencia en el primer año a la diputada comunista, en Chile Vamos y en los Republicanos no descartan votar por una alternativa como el DC Miguel Ángel Calisto con el fin de desarmar la alianza entre Apruebo Dignidad y la ex Concertación.

Consultado si levantarán candidato propio o si están dispuestos a apoyar a algún parlamentario de corriente moderada frente a Cariola, el diputado Cristóbal Urruticoechea, jefe de bancada de los Republicanos, dice que aún no toman una decisión. Sin embargo, fija algunos criterios. “Hay que ver qué le conviene más al Congreso. No es un tema personal contra ella (Karol Cariola), pero la ideología que ella representa es la que nos preocupa. Tenemos la responsabilidad de construir una alternativa al comunismo y no vamos a apoyar a nadie que tenga una consonancia con el futuro gobierno”, dice.

La incertidumbre por la forma como actuarán los PDG (con siete diputados), los ecologistas (dos legisladores) y los exhumanistas (tres parlamentarios, incluyendo a Jiles), añade más suspenso, ya que ellos podrían inclinar la balanza, incluso, a favor de la derecha, aunque lo más probable es que voten divididos.

“Tengo entendido que hay un poquito más de avance con la derecha. Pero eso más bien lo está viendo la directiva del partido”, dice Gaspar Rivas, diputado electo del PDG.

Por su parte, Yovana Ahumada, futura jefa de bancada del PDG, consultada respecto de si apoyarían a Cariola, responde que “es complejo para nosotros, hoy día, decir quién nos gustaría y quién no, porque todavía estamos en conversaciones”.

El 11 de marzo la nueva mesa deberá surgir tras un máximo de dos votaciones por cada cargo.

Por ejemplo, si en la primera instancia un candidato(a) logra la mayoría de 78 votos, es elegido inmediatamente presidente(a). Lo mismo en los casos de los dos vicepresidentes, que se eligen por separado.

Si nadie alcanza esa cantidad de votos (escenario que hasta ahora es el más probable), se procederá a una segunda elección entre los dos más votados. En ese balotaje, gana quien obtenga más votos.

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