Exposición recrea el imaginario de la brujería en Chile colonial
Chivatos, hombres pájaros y culebrones son parte de los juicios por hechicería que hubo en nuestro país. Un bestiario que es releído en clave neobarroca por Marcela Trujillo y dos loceras de Talagante en la muestra que inaugura el jueves el Archivo Nacional.
Sucedió en Chillán, entre 1749 y 1757, y fue el juicio de brujería más grande de Chile colonial. "Se genera a partir de una acusación de maleficio; el capitán de caballos Alejo de Zapata acusa a una india de haber hechizado a su esposa, Rita. Se lo cuenta al cura Simón de Mandiola, que decide perseguir a los brujos", explica María Eugenia Mena, historiadora del Archivo Nacional.
Rita se retorcía y deliraba. Josepha, la indígena, reconoció haberla hechizado, y delató a otros, desencadenando una serie de confesiones inverosímiles: se convertían en perros, zorros y pájaros y se reunían en una cueva recubierta de oro para beber chicha y ser parte de un oscuro ritual; debían "oscular el rabo" de un ser fantástico, el chivato pillán, y luego un culebrón –mezcla de serpiente y gallina– los recorría de los pies a la "corona de la cabeza".
"Después el culebrón bajaba por sus cuerpos, haciéndoles halagos, es decir, produciéndoles placer. Este lenguaje encriptaba el erotismo que siempre tienen los juicios por brujería. Y de paso se criminaliza una tradición cultural mapuche, como el pillán, al fusionarlo con el macho cabrío", apunta María Eugenia Mena. Como la Iglesia sólo tenía competencia en las brujerías de criollos y españoles, la Real Audiencia designa a un fiscal que constata en terreno que la cueva no existe, tampoco los animales. Los 18 acusados, todos indígenas, declaran en el juicio civil que habían confesado bajo torturas.
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Una de las acuarelas de Marcela Trujillo para la exposición donde aparece la cueva de Chillán. "Ella venía ya trabajando el tema de la simbólica femenina colonial. Es la gran dibujante de cómic chilena en este momento, y sus obras tienen muchas capas de lectura, por lo que llega a un público amplio", destaca Rolando Báez, curador de Archivo Nacional. Foto: Miguel Carrasco/Archivo Nacional de Chile.[/caption]
"La autoridad religiosa de Chillán había visto lo que quería ver. La brujería era un chivo expiatorio para canalizar intereses económicos y políticos cuando los indios tenían tierras, casas y animales", aclara la historiadora, quien hizo una tesis sobre los siete procesos por hechicería en los siglos XVII y XVIII que conserva el Fondo de la Real Audiencia.
Su investigación fue el punto de partida de la Unidad de Comunicaciones y Ciudadanía del Archivo Nacional para producir la exposición "Brujería en Chile colonial: archivos e imaginarios", que se inaugura este jueves en Miraflores 50. Se exhibirá hasta fines de marzo, y fue curada por Rolando Báez. "Queremos acercar esa reflexión sobre este mundo simbólico a la comunidad a través de una lectura visual contemporánea", revela Báez. Para eso, convocó a la artista visual Marcela Trujillo, Maliki, y a las loceras de Talagante Greta Cerda y Marta Contreras. "Estas tres artífices reinterpretan un trabajo histórico a través de las artes visuales. La historia puede ser releída en clave pop", dice el curador, y adelanta que el foco está en "las bestias que aparecen durante los procesos orgiásticos de brujería".
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Documento de uno de los juicios que se conserva en el Fondo de la Real Audiencia en el Archivo Nacional. "En la Capitanía General, los escribanos escasamente tenían formación intelectual, y por eso la caligrafía colonial es muy compleja, llena de abreviaturas", advierte María Eugenia Mena. Foto: Miguel Carrasco/Archivo Nacional de Chile.[/caption]
A Marcela Trujillo el proyecto le interesó de inmediato: "Cuando me entero de que la Real Audiencia acusó de brujos a los mapuches y que ellos cuentan que se transforman en animales, y que dos machis se convierten en pájaros y le tiran un hechizo a una mujer frotando una bolsita roja, entré a un mundo de cuento infantil. Es un relato de fantasía, como El Señor de los Anillos. Hice un storyboard y dibujé las escenas que se prendían en mi mente". Así creó 10 acuarelas que dialogarán en la exposición con copias facsimilares de los expedientes, un video y 20 figurillas policromadas que recrean personajes humanos y el bestiario de los procesos.
"Nunca imaginé que hubiesen existido juicios reales de brujería; los escritos parecen una película fantástica", comenta la locera Marta Contreras, y su colega, Greta Cerda, se explaya: "Vivo en un espacio rural, en Talagante, donde todo este imaginario popular de las mitologías son historias vigentes. Leer estos textos fue como escuchar a las personas que viven acá y que realmente creen en la transformación de los brujos en el Chonchón o Tuetué".
La ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, aplaude este proyecto propio que los funcionarios del Archivo Nacional han hecho con el patrimonio que custodian, y destaca que "además de visibilizar estos saberes que se desarrollaron en el mundo popular, indígena y mestizo, en los siglos XVII y XVIII, esta exposición fortalecerá el vínculo de la ciudadanía con este pasado".
Coincide María Eugenia Mena: "El conocimiento de los machis y las yerbateras que aparece en estos juicios sobrevivió a la caza de brujas y hoy sigue resonando en la cultura popular chilena". Y da un ejemplo, de 1739, el caso de Josep de Acosta: "Este mulato es encontrado a cuerpo desnudo, borracho, cabalgando por Santiago a eso de las 9 de la noche, en invierno. Tenía una bolsita roja; las sospechas caen sobre él, y lo encarcelan como brujo". Estuvo preso casi tres meses, y fue el último en declarar. "Le preguntan qué tenía en su bolsa roja, y él responde: 'Esto sirve para el dolor de cabeza, esto es para el reumatismo, esto para el dolor de guata'. La Real Audiencia decide traer a un machi de Pomaire, quien confirma el uso de las hierbas, y lo absuelven. El machi fue la voz de autoridad. Así era la Capitanía General", cierra Mena.
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Chivato pillán, cerámica policromada del colectivo "Huellas de Greda" de Talagante. "Greta Cerda y Marta Contreras", dice el curador, "parten desde el quehacer femenino de loceras y también de sus experiencias personales como hijas de campesinos, con un acervo cultural talagantino de hechizos y de leyendas como el Tuetué". Foto: Miguel Carrasco/Archivo Nacional de Chile.[/caption]
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