Francia Márquez, la candidata a vicepresidenta de Petro que remece a la política colombiana
La abogada afirma que llegó para cambiar la forma de hacer política en Colombia. Con su frase "¡Vamos de la resistencia al poder, hasta que la dignidad se haga costumbre!”, la que es coreada por miles de asistentes a los eventos de campaña que finalizaron ayer, conquistó a la comunidad feminista y a la afrodescendiente, a la espera de la elección presidencial del domingo 29.
Un tambor golpea rítmicamente, mientras una mujer grita: “Por una vida digna, carajo”, a lo que la multitud responde: “El pueblo no se rinde, carajo”. En el escenario, una mujer negra de 40 años, abogada y ambientalista espera respetuosamente a que los vítores acabaran. Con una sonrisa sin dientes y alzando el puño izquierdo, apretado, comienza a seguir el ritmo de los gritos que la festejaban. Francia Márquez se preparaba en el escenario para hablar a las cientos de mujeres que la esperaban impacientes.
A menos de seis días de las elecciones que definirán el nuevo gobierno de Colombia, la fórmula de Pacto Histórico que une al candidato presidencial, Gustavo Petro y a la postulante a la vicepresidencia, Francia Márquez, parece estar dando frutos. O así lo cree la mayoría de las encuestadoras del país, quienes le otorgan un amplio margen por sobre su más cercano contrincante, el derechista Federico “Fico” Gutiérrez.
Ayer cerraron los actos de campaña y durante la tarde de hoy se realizará el último debate, espacio donde los candidatos buscarán expresar por última vez sus ideas e intentar convencer a los indecisos. De ganar las elecciones de este domingo y repetir el resultado en la muy posible segunda vuelta, Petro y Márquez conformarían el primer gobierno de izquierda pura en la historia de Colombia. Y para lograr tal hazaña, el nombre de Francia Márquez aparece como una figura clave.
La vida de una caucana
Nacida en Cauca, la candidata inició su vida en las luchas ambientalistas desde niña, cuando solo tenía 15 años. Un año después, llegó un hijo cuyo padre arrancó. El segundo corrió la misma suerte. Con un niño en cada brazo, Márquez estudió Derecho y materializó a través del estudio teórico las luchas que de joven la llamaban a ser parte. Corría el año 2009 cuando, en compañía de otros líderes comunitarios, inició un proceso legal que escaló hasta la Corte Constitucional para detener el desalojo de comunidades afrodescendientes en su pueblo natal, La Toma.
Títulos de explotación minera en manos de multinacionales exigían la salida de quienes ahí habitaban, pero la corte ordenó lo contrario, declaró el territorio como un lugar ancestral y suspendió los títulos mineros. Como resultado, Márquez debió huir con sus dos hijos tras recibir amenazas de grupos paramilitares, lo que la obligó a entrar a otros hogares a realizar labores de aseo antes de dar el salto definitivo a la política.
Luego, en 2015, le otorgaron el Premio Nacional de Derechos Humanos y tres años después, en 2018, el Premio Goldman, una suerte de nobel del medioambiente. El interés por la política era evidente desde su juventud, pero se concretó cuando anunció vía Twitter que iniciaría su carrera para la presidencia de Colombia, durante 2020.
“Nos dijeron que la política no era para nosotras, que el lugar nuestro como mujeres negras era como empleadas domésticas. Poniéndoles lindas sus casas, criándoles a sus hijos. Para volver aquí para enterrar a los nuestros. Hay que romper esas cadenas de opresión”, afirmó en un discurso. Y es que su forma de hacer política, coinciden aliados, enemigos y analistas, vino a cambiarlo todo.
El desarme de la tradición política
La obtención de 783.160 votos, logro que le permitió quedarse con el segundo lugar de Pacto Histórico tras Gustavo Petro, remeció el escenario colombiano. Para la docente de la Universidad Javeriana, Patricia Muñoz Yi, la razón de su popularidad se relaciona justamente a la conexión que ha desarrollado con las distintas minorías del país.
“La candidatura de Francia Márquez ha articulado estos elementos: mujer, afrocolombiana y lideresa social, que ha buscado guardar los mayores niveles de coherencia en sus posiciones y propuestas”, explicó al diario colombiano, El Tiempo.
Sus discursos son claras representaciones de esto, donde suele apelar a la dignidad, al rol de la mujer y la madre, a la exclusión política de las minorías y a los “nadies”, como llama a sus seguidores.
“Colombia es mujer porque hemos sido las mujeres quienes hemos sostenido la vida en este país. Porque hemos sido las mujeres, campesinas, negras, indígenas, de sectores populares quienes hemos cuidado a nuestras familias y a nuestros hijos. Hemos sido las mujeres quienes hemos asumido la responsabilidad maternal y paternal de cuidar la vida, y eso nos hace hoy, como mujeres, avanzar a ocupar la política”, dijo frente a sus seguidores en una de sus actividades públicas.
Incluso sus acérrimos detractores concuerdan en que la abogada generó un cambio en la manera de hacer política. En una columna del medio Semana, la economista e historiadora de la Universidad de los Andes, María Andrea Nieto, aseguró que “el fenómeno político de la candidata a la vicepresidencia por la extrema izquierda es innegable”, criticando que la falta de experiencia no asegura un buen manejo político.
“Ser un líder de izquierda, exguerrillero, hablar de la “Pachamama”, del cuidado del agua, de los ancestros, la vida y la paz no es garantía de saber gobernar, porque, para hacerlo, hay que conocer el manejo de lo que significa la gerencia pública. Esa que, con tantas evidencias, Francia ha demostrado que desconoce en absoluto”, cerró la columnista.
Las acusaciones de posibles expropiaciones por parte de sus detractores no se hicieron esperar. Es por eso que, en un tweet publicado el 19 de abril de este año, la candidata se comprometió a que durante su eventual gobierno “no habrá ninguna expropiación, no se atacará ni afectará a la propiedad privada, porque respetamos la constitución”.
El sábado 21, durante uno de los actos públicos a los que asistía, un láser verde apuntó a la cabeza de Márquez mientras hablaba desde un escenario. Los protocolos de seguridad se activaron de inmediato y dos miembros de su escolta se interpusieron entre los asistentes y la candidata, quien perdió el hilo de la voz por unos segundos. “Quisieron intimidarme apuntándome con un láser. ¡No nos callarán!”, salió a decir Márquez a través de Twitter.
Días después, un universitario de 18 años se entregó a la policía, ocasión en la que pidió disculpas públicas, pero que generó una ola de preocupación en un país donde los grupos paramilitares son una constante problemática.
No era quien Petro tenía previsto para ser su compañera de fórmula, pero sus falencias en temas como feminismo y pueblos originarios se han visto reforzadas por la presencia de la abogada. Tampoco es una postulante tradicional al segundo cargo político más importante de Colombia. Sin embargo, Francia Márquez hizo un forado que tiene a la izquierda y a Petro a un paso de la segunda vuelta y, posiblemente, de la presidencia de Colombia.
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