La cruda historia de vida del verdugo de la UC en Asunción
Adrián Martínez, quien ayer les marcó dos goles a los cruzados, ha tenido que superar graves dificultades, que incluyen la cárcel.
Ayer, en apenas tres minutos, el delantero de Libertad Adrián Martínez había despedazado las ambiciones de Universidad Católica en el debut en la Copa Libertadores. Un doblete del transandino ponía en ventaja por 2-0 al equipo paraguayo. Una ventaja que después los cruzados acortaron por intermedio de Luciano Aued, pero que se volvió a acrecentar hasta que el marcador terminó 4-1 en favor de los guaraníes.
Martínez se convertía en el goleador de la Copa Libertadores, un sitial de privilegio que pocos años atrás ni siquiera imaginaba. La vida le golpeó duramente en la primera parte de su vida. Hasta el punto de llevarlo a la cárcel. Habían baleado a su hermano y un grupo de vecinos llegó hasta la casa de los agresores para incendiarla. Lo inculparon del incidente, pero a esa hora el futbolista y su padre estaban en el hospital requiriendo antecedentes del herido. Pasó recluido durante seis meses en la Unidad 21 de Campana hasta que las imágenes demostraron su presencia en el centro asistencial.
"Me daban un pan por día", le confesó a Página 12, cuando ya comenzaba a hacerse un nombre en el fútbol, al que llegó después del episodio más triste de su vida. "Dormía sobre una chapa. Si te llevan una frazada tus familiares, al menos tenés para hacerte un colchón. Si tenés muchas frazadas y vas a ver a tus visitas, quizás los otros presos te las pescan. Te las sacan con una caña por el pasaplatos. A mí no me las pescaron porque ya estaba advertido", relató al mismo medio a propósito del calvario que enfrentó. Se aferró a la religión y a la leyenda del Gauchito Gil, un desertor del Partido Autonomista que durante la guerra civil correntina se negó a pelear contra el Partido Liberal. Fue colgado y asesinado con un corte en la garganta. Antes de morir, le pidió a su verdugo que rezara por su hijo enfermo. Después de que se cumplió el pedido, el vástago se recuperó milagrosamente. Hasta hoy, al Gauchito le prenden velas en un santuario ubicado a la entrada de Corrientes.
Ejerció como albañil y recolector de basura antes de probarse en Defensores Unidos de Zárate, entonces en la Primera C, la cuarta división transandino. Tenía por entonces 22 años. No había realizado divisiones inferiores, pero comenzó a destacarse, al punto de que su carrera ha ido en permanente ascenso. Luego marcó 15 goles en 34 partidos en Atlanta, de la Primera B Metropolitana argentina, el paso previo a su llegada a Paraguay. Su primer club guaraní fue el Sol de América, donde anotó 12 veces en 19 duelos. Ese rendimiento lo llevó a Libertad, en el que a nivel criollo suma una anotación, pero donde su consagración ha llegado en la Copa Libertadores: además del doblete a la UC, le anotó en cuatro oportunidades a The Strongest (uno en la ida y un hat-trick en la revancha), por la segunda ronda.
Su rendimiento ante la UC quedará plasmado en la historia del principal torneo continental de clubes. Su explosivo comienzo de partido ante los cruzados, que además era su estreno como titular en la Libertadores, incluyó goles en los minutos 1' y 3', lo convierten en el segundo futbolista que logra tal producción en los primeros cinco minutos de juego. Sólo Juan Carlos Lima (por Deportivo Quito ante Bangú, en 1986) había conseguido tal hazaña.
Adrián Martínez, el Maravilla, no sólo fue el verdugo de la noche de la UC. También le ganó a la vida.
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