La historia tras Nihon Hidankyo, el grupo japonés galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2024
La entrega de testimonios de sobrevivientes a las bombas nucleares lanzadas por EE.UU. en Hiroshima y Nagasaki, cuando finalizaba la Segunda Guerra Mundial, le valió al organismo japonés el importante premio. Ya habían sido postulados en 1985, 1994 y 2015.
Uno de los reconocimientos más esperados del Premio Nobel es el que el Comité Noruego del Nobel otorga por sus esfuerzos sobre la paz. Y en su entrega 105 desde 1901, el organismo galardonó al grupo japonés Nihon Hidankyo por sus esfuerzos para librar al mundo de las armas nucleares. De este modo, el ente se convirtió en la organización número 31 en obtener el prestigioso premio a la paz.
Compuesto por sobrevivientes de las dos bombas atómicas que el 6 y 9 de agosto de 1945 azotaron a Japón en Hiroshima y Nagasaki, cuando la Segunda Guerra Mundial menguaba, el Comité del Nobel, presidido por Jørgen Watne Frydnes, destacó que Nihon Hidankyo había “contribuido en gran medida a establecer el tabú nuclear” en el mundo. El organismo que premia a distintas ramas del accionar humano también destacó el uso que hace el grupo de los testimonios de testigos del ataque nuclear para garantizar que el tipo de armas utilizadas por Estados Unidos no vuelvan a utilizarse nunca más.
¿Qué es Nihon Hidankyo?
La organización, cuyo nombre completo es Confederación Japonesa de Organizaciones de Afectados por las Bombas A y H, fue fundada 10 años después de la caída de las bombas atómicas en Japón, momento en que la isla asiática iniciaba su reconstrucción posguerra mundial tanto a nivel político como económico. Desde entonces se ha dedicado a enviar a sus voceros y sobrevivientes a lo largo y ancho del mundo para que narren los “atroces daños” que causa el armamento nuclear, señalan en su sitio web oficial.
Se trata de los hibakusha, término japonés que se puede traducir como “persona bombardeada” y que es utilizado para designar a los sobrevivientes de los bombardeos nucleares contra civiles ocurridos en Hiroshima y Nagasaki. Arrastrándose fuera de los escombros, este grupo de personas fue duramente discriminado, en parte, por la ignorancia sobre los efectos o la supuesta contagiosidad de la radiación. Hoy, un grupo de ellos son galardonados por su trabajo en la concientización sobre el uso de las armas nucleares.
El ataque ocurrió posterior a la autorización del entonces Presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman. Fue la primera y única vez en la historia de la humanidad en que se ejecutó un ataque nuclear contra otro país, argumentando que era la única manera de conseguir la rendición definitiva del Imperio de Japón que gobernó a la nación asiática hasta que la Constitución de Japón entró en vigor el 3 de mayo de 1947.
El fatídico 6 de agosto, EE.UU. lanzó la primera bomba de uranio sobre Hiroshima, matando a unas 140.000 personas y dibujando en los cielos asiáticos la temible forma de un hongo nuclear. Tres días después, la Fuerza Aérea dejaría caer la segunda sobre Nagasaki, desatando la rendición incondicional de Japón. Oficialmente, hay registro de más de 360.000 hibakusha, donde la mayoría ha presentado desde desfiguraciones físicas, hasta enfermedades provocadas por la radiación.
Con aquello como contexto, Nihon Hidankyo ha abogado no solo por el no uso de estas armas, sino que ha criticado la concepción misma de uso nuclear en contextos bélicos. El Comité del Nobel también planteó que con este premio deseaba “honrar a todos los sobrevivientes que, a pesar del sufrimiento físico y los recuerdos dolorosos, han elegido utilizar su costosa experiencia para cultivar la esperanza y el compromiso por la paz”.
Toshiyuki Mimaki, codirector del grupo galardonado este viernes, dijo entre lágrimas a la agencia de noticias AFP: “Nunca soñé que esto pudiera ocurrir”, emocionado. Luego añadió que consideraba errónea la idea de que las armas nucleares traen paz. La disuasión nuclear, es decir, que los distintos países del mundo no utilizan este tipo de equipamiento de guerra, fue la piedra angular de la Guerra Fría, por ejemplo. Sin embargo, en el presente, no son solo naciones las que podrían acceder a armas de este tipo, ponderó Mimaki.
“Se ha dicho que gracias a las armas nucleares el mundo mantiene la paz. Pero las armas nucleares pueden ser utilizadas por terroristas”, dijo a citada agencia.
No es la primera vez que Nihon Hidankyo es nominada al Nobel de la Paz, puesto que habían sido postulados en 1985, 1994 y 2015. De este modo, la organización japonesa se une a otras personas e instituciones dedicadas al activismo antinuclear que han logrado el preciado reconocimiento, como la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, que fue galardonada en 2017, o Joseph Rotblat y las Conferencias Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales, quienes ganaron el Nobel en 1995 debido a “sus esfuerzos para disminuir el papel desempeñado por las armas nucleares en la política internacional y, a largo plazo, para eliminar tales armas”.
En 2016, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó Japón, una imagen se volvió icónica de forma casi instantánea. El mandatario demócrata abrazó a Shigeaki Mori, que tenía ocho años cuando la bomba arrasó Hiroshima. En un breve intercambio con la agencia Reuters, el octogenario sobreviviente dijo creer que este Nobel podría generar una mayor conciencia global sobre la desnuclearización.
El año pasado, en entrevista con la misma agencia, relató el infierno que vivió a su corta edad. Cuando la bomba tocó tierra, la explosión lo dejó inconsciente. Al volver en sí, vio a una mujer sosteniendo sus propios órganos, preguntándole dónde estaba el hospital más cercano.
Luli van der Does, profesora en el Centro para la paz de la Universidad de Hiroshima que ha estudiado los efectos de la bomba en los sobrevivientes, menciona algunos ejemplos de cómo el miedo se quedó grabado en sus mentes. “Algunos no pueden comer pescado seco porque les recuerda el olor de los cuerpos quemados”, comentó Van der Does a BBC Mundo.
“Otros se tuvieron que ir de Hiroshima y nunca volvieron a visitar su ciudad, otros dicen que no pueden comer pepinos, porque ante la falta de medicinas tras la bomba era lo único que podían usar para curar sus heridas”. “En casos más severos, dicen que no pueden cruzar puentes ni ver ríos, porque comienzan a recordar los cadáveres que veían flotando tras la explosión”.
Olas hacia el mundo
Previo a la entrega del Nobel de la Paz 2024, las dudas se posaban sobre si el Comité entregaría el premio a entes que se han visto envueltos en polémicas en la actual guerra en Medio Oriente. Por ejemplo, mucho se había especulado sobre la posibilidad de que el premio recayera en la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Medio Oriente (UNRWA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, su importante labor como el principal proveedor de ayuda humanitaria a la población civil en la Franja de Gaza, asediada hace ya más de un año por Israel en su ofensiva contra Hamas, se vio empañada por una supuesta implicación de nueve de sus miembros en el ataque del grupo islamista, el 7 de octubre de 2023. Más de 12.000 personas firmaron una petición para que la UNRWA no fuera premiada con el Nobel.
Situación similar ocurrió con la nominación de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), principal organismo judicial de la ONU que actualmente estudia las acusaciones de genocidio en contra de Israel por su cometido en Gaza.
La premiación de Nihon Hidankyo, en cambio, podría poner el foco en otra guerra, puntualmente la de Rusia y Ucrania, donde la amenaza nuclear reaparece de tanto en tanto.
La presidenta de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, se refirió de forma soterrada al tema en X, antes Twitter, donde señaló que “el espectro de Hiroshima y Nagasaki todavía se cierne sobre la humanidad. Esto hace que la defensa de Nihon Hidankyo sea invaluable. Este Premio Nobel de la Paz envía un poderoso mensaje. Tenemos el deber de recordar. Y un deber aún mayor de proteger a las próximas generaciones de los horrores de la guerra nuclear”.
En una declaración de felicitación emitida por el secretario general de la ONU, António Guterres, destacó que “las armas nucleares siguen siendo un peligro claro y presente para la humanidad, y aparecen una vez más en la retórica diaria de las relaciones internacionales”.
También añadió que “es hora de que los líderes mundiales sean tan lúcidos como los hibakusha y vean las armas nucleares como lo que son: dispositivos mortíferos que no ofrecen seguridad ni protección”.
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