Laura Loomer, la teórica de la conspiración que complica la campaña de Trump

Laura Loomer, en Filadelfia, el 10 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

La activista e "influencer" de extrema derecha ha acompañado al exmandatario en sus viajes recientes de campaña, lo que ha generado preocupación en el Partido Republicano por sus dichos antiislámicos y su negacionismo al ataque a las Torres Gemelas, al que describe como un “autoatentado” del gobierno estadounidense.


Laura Loomer, una activista de extrema derecha de 31 años, se ha hecho famosa en Estados Unidos durante la última década al afirmar sin tapujos que los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron “un trabajo interno” del gobierno estadounidense, entre otras polémicas teorías de conspiración. Recientemente, se ha acercado cada vez más al círculo íntimo del exmandatario y candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, algo que no le está gustando a la mayoría de sus partidarios.

La influencer, con 1,3 millones de seguidores en X, ha respaldado a Trump desde 2015, cuando el magnate acusó a México de enviar “violadores” a través de la frontera y pidió un “cierre total y completo” de la entrada de musulmanes a Estados Unidos. Pero su fama empezó durante su último año en la Universidad Barry, cerca de Miami, cuando grabó un video encubierto mostrando a funcionarios de la institución discutiendo sobre la creación de un club para estudiantes que apoyaban al Estado Islámico (ISIS).

Las imágenes fueron recogidas por Project Veritas, el grupo conservador fundado por James O’Keefe para realizar operaciones encubiertas. Esto la catapultó a la fama y colaboró con el grupo durante varios años. Luego postuló como republicana a la Cámara de Representantes de 2020, donde ganó las primarias -y Trump la felicitó-, pero perdió las generales ante la demócrata Lois Frankel. Volvió a postular sin éxito para el Congreso en 2022.

Laura Loomer en 2020. Foto: Archivo

Las declaraciones antiislámicas de Loomer, entre otras presuntas infracciones de las políticas de uso, le costaron el acceso a Facebook, Instagram y X, que duró hasta que el multimillonario Elon Musk compró el sitio web y restableció su cuenta. Loomer no tiene acceso a Lyft ni a Uber (incluido Uber Eats) debido a sus críticas a estas empresas por contratar a “conductores inmigrantes islámicos”.

De hecho, colecciono caricaturas de Mahoma”, dijo a The Washington Post en mayo pasado, refiriéndose al fundador y profeta del Islam, cuya representación visual es considerada como ofensiva entre los musulmanes. Loomer tiene una copia de una portada de enero de 2015 de Charlie Hebdo, la que muestra a Mahoma llorando, publicada tras el ataque terrorista a la sede del semanario satírico francés. “Es icónica”, afirmó sobre la portada de la revista. “Se trata de la libertad de expresión. Es un testimonio de lo bárbaro que es el Islam”, dijo al Post.

El año pasado, Loomer publicó un video en el que afirmaba que el ataque a las Torres Gemelas en Manhattan fue un “autoatentado” del gobierno estadounidense. Según esta teoría conspirativa, el ataque estaba vinculado al anuncio del secretario de Defensa Donald Rumsfeld sobre 2,3 billones de dólares “perdidos” el 10 de septiembre de 2001, y habría sido planeado para desviar la atención de este problema financiero. Sin embargo, Rumsfeld solo había mencionado dificultades para rastrear el dinero debido a tecnología obsoleta, y el problema no era nuevo ni había sido mencionado por primera vez el día previo al 11 de septiembre.

Periodista de profesión, Loomer es conocida por difundir publicaciones sexistas, homofóbicas, transfóbicas, antimusulmanas y ocasionalmente antisemitas en las redes sociales y sus acciones públicas. También por publicar afirmaciones falsas, como que el presidente Joe Biden estuvo cerca de morir este verano, que la vicepresidenta Kamala Harris no es negra, y ha promovido teorías conspirativas sobre tiroteos escolares.

Según consignó The New York Times, Loomer ha estado en Mar-a-Lago, el resort de Trump en Florida, al menos nueve veces desde enero de 2021, voló en el avión del magnate a las asambleas partidarias de Iowa y estuvo a punto de ser contratada por la campaña en la primavera de 2023, hasta que la cobertura de las noticias y el rechazo interno acabaron con ese plan. Recientemente, su presencia en el círculo íntimo de Trump aumentó con los cambios en su personal, incluyendo el regreso de veteranos de las campañas de 2016 y 2020, como Corey Lewandowski, conocido por su lema “Dejen que Trump sea Trump”.

La oportunidad era esperada por la influencer, quien dijo al Post: “En realidad no tengo mucha vida, ¿sabes? Así que estoy feliz de dedicar todo mi tiempo a ayudar a Trump, porque si Trump no regresa, no tengo nada”. En marzo pasado, canceló unas vacaciones a México con su mejor amiga para apoyar al candidato republicano durante su juicio en Nueva York por silenciar con dinero a la estrella porno Stormy Daniels. “Es como un monje en la Francia medieval”, dijo Steve Bannon, el general de campo de MAGA (Make America Great Again) y presentador del podcast “War Room”, al Post. “No conozco a nadie que haya dedicado su cuerpo y alma no solo a Trump, sino también a MAGA, como lo ha hecho ella”, aseguró.

En su trabajo actual, Loomer se dedica principalmente a exponer la información disponible sobre los adversarios de Trump y a confrontar a diversas figuras políticas con su iPhone, exigiendo que expliquen por qué no han demostrado suficiente lealtad hacia él, una práctica que ella denomina “Loomering”. En los últimos meses, Trump la ha recibido como una presencia ocasional en su entorno.

Varias personas cercanas al expresidente han afirmado que Loomer ha contribuido a algunas de las teorías conspirativas que el candidato republicano ha planteado desde que Kamala Harris reemplazó a Biden en la fórmula presidencial demócrata, un cambio que ha dejado al Trump cada vez más inquieto por el panorama político que ahora enfrenta. En particular, le atribuyen a Loomer los dichos de Trump en el debate de la semana pasada sobre inmigrantes haitianos en Ohio que comían mascotas y que provocaron burlas hacia él.

El viernes por la noche, Trump escribió en su red social Truth Social que Loomer no trabaja para su campaña. “Es una ciudadana privada y una seguidora de larga data. No estoy de acuerdo con las declaraciones que hizo, pero, al igual que los millones de personas que me apoyan, está cansada de ver a los marxistas y fascistas de izquierda radical atacarme y difamarme violentamente”, escribió.

No obstante, Loomer dice que Trump la ha llamado y le ha enviado notas escritas a mano agradeciéndole por sus esfuerzos. En marzo, el republicano le rodeó la cintura con el brazo y le dijo a los espectadores en Mar-a-Lago: “Ella es mucho más suave de lo que la gente cree”. Y la semana pasada, la invitó antes de viajar a Filadelfia para el debate presidencial con Harris. Loomer estuvo entre bastidores con la comitiva de Trump durante el debate televisado y en la sala de prensa con el expresidente inmediatamente después.

Al día siguiente, la influencer voló con él a Nueva York y Shanksville, Pennsylvania, para conmemorar el aniversario del 11 de septiembre. En la Gran Manzana, Loomer publicó fotos desde la Zona Cero y compartió un video de Trump hablando con bomberos en el Bajo Manhattan, escribiendo que “estaban encantados de verlo”. No obstante, no respondió a las preguntas de la agencia The Associated Press sobre sus declaraciones anteriores sobre los atentados de Al Qaeda contra el World Trade Center.

Aunque Trump ya tiene antecedentes de asociarse con teóricos de la conspiración, algunos republicanos han expresado muy vocalmente sus preocupaciones sobre Loomer y sus declaraciones pasadas. Entre ellos se encuentran el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham; el senador de Carolina del Norte, Thom Tillis, y la representante de Georgia, Marjorie Taylor Greene.

El miércoles, Marjorie Taylor Greene criticó a Loomer por burlarse de la herencia indígena de Harris. La influencer dijo en X que si la candidata demócrata gana, “la Casa Blanca olerá a curry y los discursos de la Casa Blanca se facilitarán a través de un centro de llamadas”, una aparente referencia a la herencia del sur de Asia de la vicepresidenta de Estados Unidos, según el portal Axios. A ello, Greene respondió en X: “Esto es atroz y extremadamente racista. No representa quiénes somos como republicanos ni quiénes somos en MAGA. Esto no representa al presidente Trump. Este tipo de comportamiento no debería tolerarse nunca”.

Según Sarah Matthews, exasistente de prensa de Trump, la asociación del candidato republicano con la teórica de la conspiración es “aterradora” para una posible segunda presidencia. Loomer es “tan marginal como lo es”, pero aún así “es realmente preocupante” que ahora parezca estar en el círculo íntimo de Trump, según dijo a la cadena de televisión MSNBC.

Loomer parece “dispuesta a defender todo lo que él dice o hace y eso le gusta, es la máxima aduladora”, prosiguió Matthews, quien agregó: Ella “está claramente buscando” un puesto en la Casa Blanca, posiblemente incluso como secretaria de prensa.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.