Los entretelones de la pugna de poder que sacude a la ANFP

Andrés Fazio, Sebastián Moreno
Foto: Photosport.

Andrés Fazio renunció a la vicepresidencia del fútbol chileno, dejándole a Sebastián Moreno una profunda grieta en su administración recién iniciada. Los detalles de un desencuentro que comenzó en la era Salah.


"El que corta el queque ahí es Fazio, no Salah". Claudio Bravo, en su minuto de furia contra el proceso de la Selección y la misma ANFP, describió de esa forma la relación de poder en la administración pasada del fútbol chileno. Fue un grito del capitán de la Roja que develó parte del problema que hoy tiene a Fazio renunciado de su cargo de vicepresidente de Quilín, molesto por la cuota de mando que perdió desde que asumió Sebastián Moreno como nuevo timonel de la actividad.

Fazio quería que Salah siguiera en la presidencia. Tenía fe en que así fuese, como se lo planteó a varios medios, abiertamente y también por debajo de la mesa. Pero el extécnico se fue y dejó vacante su sillón, lo que abrió la carrera por tomar su lugar. Batalla en la que Fazio no tenía cabida, pues no cumplía con los requisitos formales para ser candidato. Le faltaban tres meses, según los estatutos, para poder encabezar una lista y por eso debió conformarse con ir de nuevo como el segundo de Sebastián Moreno, que se había ganado el derecho a liderar al grupo porque ya había sido presidente de un club, Cobresal. La aspiración del empresario, en todo caso, era seguir de facto moviendo los hilos de la asociación. Pero falló. El actual timonel de la ANFP, más personalista que su antecesor, no dejó mucho espacio desde que tomó el control del organismo. Fue por eso que se rompió la dupla.

Cuesta resolver quién falló más en la alianza. Las diferencias entre ambos proceden del anterior proceso. Al renunciado vicepresidente, por ejemplo, se le vio incómodo cuando explotó el Caso Facturas, que además de al presidente Salah, señaló directamente a Moreno, entonces secretario general. Meses antes, un alterado Sebastián Moreno le reprochó a Fazio que le diera una entrevista al medio que ese mismo día publicó las dudas sobre su honorabilidad en un caso legal de Codelco. Sucedió en el hotel de concentración de la Roja en Kazan, durante la Copa Confederaciones, horas antes de enfrentar a Alemania por la fase de grupos.

Los encontronazos se han reproducido ahora, aunque con el reparto de poder e influencia invertidos. Antes, por decirlo de una forma, Moreno estaba por debajo de Fazio. Ahora era al revés, lo que se empezó a notar en la reestructuración de Quilín. Ahí comenzaron las diferencias de opinión entre ambos directivos, hasta en detalles sobre nombres para cargos específicos en la administración. Discusiones en las que Moreno, como presidente, hizo valer su cargo.

Para Fazio, sin embargo, su gran bastión en la ANFP era la selección chilena. Arturo Salah le dio poder absoluto para negociar todo en Juan Pinto Durán. Desde premios para los jugadores hasta los detalles del contrato de Reinaldo Rueda como nuevo entrenador. El megaproyecto de un nuevo complejo deportivo para la Roja también estaba a cargo del empresario. Así era el escenario con Salah, pero todo cambió desde que Moreno tomó la presidencia. Ese fue uno de los argumentos que le dio Fazio al timonel del fútbol cuando presentó su renuncia este jueves. "Tú me quieres quitar la Selección", le dijo Fazio a Moreno. El timonel del fútbol se lo negó. Pero el ex dirigente de Universidad Católica no cambió de idea. Su dimisión era irrevocable.

Otro ejemplo de la incomodidad de Fazio fue lo que pasó durante sus vacaciones con el conflicto entre la ANFP y el Sindicato de Futbolistas. Desde Europa, en donde se encontraba cumpliendo obligaciones con la FIFA, Moreno se comunicó directamente con Gamadiel García para frenar un paro de jugadores. Consiguió tiempo y por decisión propia invitó a los futbolistas a una reunión de dirigentes en Quilín. Lo hizo sin consultar a su directorio, salvo con Raúl Jélvez (Deportes Temuco) y Raúl Iribarne (Unión La Calera). Fazio, otra vez, se sintió fuera de una determinación importante, puesto que la asociación se comprometió a mantener la Segunda División con un tope de 25 años y cinco excepciones por equipo. Así, detuvo la movilización del Sifup.

Moreno le transmitió a su vicepresidente que las cosas ya no serían como en el mandato de Salah. Que ya no se mandaba solo. Y eso, finalmente, terminó con uno de los hombres fuertes del fútbol chileno fuera de la asociación. Ahora Fazio se va justo cuando ya sí podría liderar una lista electoral si surgieran nuevos comicios. Ha cumplido los tres meses que le faltaban como miembro del directorio para poder hacerlo. Las interpretaciones más malévolas de su abandono no ven la fecha como una casualidad. Sino como el sentido de una estrategia diseñada calculadamente.

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