Marcela Aranda, denunciante de Renato Poblete, llega a acuerdo con jesuitas: “Era necesario dar un cierre, independiente de que fuera insatisfactorio”

marcela aranda

En junio pasado, la teóloga de la UC, quien reveló públicamente los abusos sexuales que sufrió de parte del fallecido excapellán del Hogar de Cristo durante 25 años, llegó a un acuerdo económico reparatorio con la Compañía de Jesús. Dice no estar conforme, pero que prefirió concluir el tema. "El dinero no te repara la vida, por muy importante que sea la cifra”, asegura.


A casi dos años de haber hecho pública su denuncia por los abusos sexuales reiterados del excapellán del Hogar de Cristo, el sacerdote jesuita Renato Poblete, la teóloga de la Universidad Católica Marcela Aranda cuenta a La Tercera PM que aceptó un acuerdo económico reparatorio con la Compañía de Jesús.

Sentada junto a su abogado Juan Pablo Hermosilla, en la misma oficina que durante más de un año usaron para negociar con la comisión jesuita abocada a este tema, la profesional detalla que no ha sido un periodo fácil.

Dice que el primer acercamiento fue en octubre de 2019, cuando les pidió costear varios tratamientos médicos que debía cubrir debido al daño causado por Poblete, pero asegura que los jesuitas se negaron, argumentándole que no podían ayudar a alguien de por vida.

Señala, también, que le ofrecieron un monto confeccionado de acuerdo a tramos, algo así como una escala de montos de dinero que dependen de la gravedad de los abusos causados. Su abogado detalla que la congregación le propuso el valor más alto.

Pasaron meses y en junio pasado, Aranda decide cerrar el capítulo y aceptar el acuerdo, pese, según ella, a no estar satisfecha. Subraya que no quiere transparentar la cantidad de dinero “por respeto a las otras víctimas de la compañía”. Y destaca: “El dinero no te repara la vida, por muy importante que sea la cifra”.

Además, indica que para seguir con este proceso, que partió cuando denunció ante la Compañía de Jesús todo lo relativo a los abusos, ayer presentó ante la justicia una querella por eventual encubrimiento.

¿Cómo se ha sentido desde que hizo pública su denuncia?

Ha tenido de dulce y de agraz. Mi proceso de sanación y reparación ha sido bastante doloroso. Tampoco han contribuido mucho las situaciones que me han tocado vivir respecto de las conversaciones con la Compañía de Jesús. Incluso, su abandono en estos últimos meses no han contribuido a que salga adelante para lograr una vida digna. He recibido mucha ayuda de mi familia, de amistades, de Juan Pablo (Hermosilla) como abogado, también de mis colegas, las autoridades de la Universidad Católica, y eso me ha ayudado en mi proceso de sanación, lo mismo las terapias, las cuales, no está de más añadir, me las paga un amigo.

¿Ha tenido acercamientos con integrantes de la Compañía de Jesús, luego de haber hecho pública su denuncia?

La única relación que tuve con la Compañía antes de la pandemia era con los colegas jesuitas, dos sacerdotes profesores de la facultad. Pero, más allá de eso, no he tenido ningún contacto.

¿Y con personas de alto rango en la compañía?

Este año no he recibido ningún contacto de parte de los superiores o alguien de la Compañía.

¿Y con otras víctimas?

Sí, durante el año pasado, cuando salió el reportaje en la televisión, se me acercaron varias víctimas de miembros de la Compañía de Jesús que querían sentirse apoyadas. Conversé con varias de ellas y, al mismo tiempo, me reuní por una gestión que se hizo en la Fundación Para la Confianza con todas las demás víctimas.

¿Cómo ha visto que avanza la investigación de la fiscalía respecto de su caso?

Presté declaración ante el funcionario de la PDI Óscar Moreno, en marzo del año pasado. Estuvimos varias horas y también tuve que identificar a los miembros que estaban siendo mencionados. Por lo tanto, respecto de mi caso tienen toda la información, además de que requisaron el informe completo de la investigación realizada (por la congregación jesuita) por el abogado Waldo Bown. Durante este año fui contactada por la fiscalía para que respondiera preguntas, pero como no estaba en Chile y estaba sola, afuera, no creí que fuera el momento adecuado, sin el apoyo familiar.

¿Cree que la investigación podría acreditar que hubo encubrimiento?

El jueves presentamos una querella por encubrimiento y su objetivo es mi compromiso con la verdad y la justicia. Y eso es parte de mi proceso de sanación. No tengo la menor idea de si esto está prescrito o no. Para mí es indispensable que el Estado chileno investigue los posibles encubrimientos, los cómplices y las responsabilidades institucionales, tanto en la comisión como en el ocultamiento de la información, porque a mí no me parece creíble que, después de leer el informe Bown, estos abusos hayan ocurrido contra tantas mujeres durante más de 40 años de la vida de Renato Poblete y que nadie haya oído ni visto nada.

¿No quedó satisfecha con el informe de los jesuitas?

Una de mis peticiones fue leer el informe completo y lo leí. Quedé con la convicción de que en este informe hay antecedentes más que suficientes como para abrir una investigación respecto del encubrimiento.

¿Cómo llegó a un acuerdo económico reparatorio con los jesuitas?

Luego de que establecieron los hechos que yo había denunciado a través de la investigación de Bown, comenzamos a conversar con las personas que instituyó la Compañía de Jesús, respecto de cuál sería una vía de sanación y reparación.

¿Pensó en demandarlos civilmente?

Nunca alcanzamos a plantearnos la necesidad de demandarlos civilmente. Iniciamos al tiro conversaciones. Tras el informe Bown, se dio fluidamente.

¿Quiénes fueron la contraparte?

Se acercó el ex provincial (Cristián) del Campo, con Gabriel Roblero (actual provincial de los jesuitas). Y en esta misma oficina nos juntamos, en octubre o noviembre de 2019. Él llamó a Juan Pablo (Hermosilla). Fue desgastador y doloroso. Les presenté un pequeño documento en donde establecía aquello que a mí me parecía sanador, acorde con el daño que me habían causado. Recuerdo, por ejemplo, que una de las cosas que les solicité era que, como sigo teniendo muchos problemas de salud por el abuso y el estrés pos traumático, me cuidaran médicamente y pagaran mis tratamientos a nivel ginecológico y dental. Prácticamente he perdido toda la dentadura en este proceso, desde que empecé a recordar lo que me hizo. También les pedí que cubrieran mis terapias y medicamentos. No sé si fui muy ingenua, pero me gusta confiar en las personas, pensaba que por el daño que me había causado Renato Poblete era necesario que la Compañía me volviera a acoger en su seno y me cuidara cercanamente. Pero, lamentablemente, eso no se dio. En una segunda reunión, ellos volvieron con una catalogación de los abusos, desde gravísimos hasta leves, y cuantificado en términos de dinero. Armaron un escalafón y estandarizaron el tema.

¿Cómo recibió la contrapropuesta de los jesuitas?

Fue una decepción terrible, me angustié. El dinero no te repara la vida, por muy importante que sea la cifra, porque la sensación que tienes es: ‘Mira, yo te doy esto, ya no molestes más’. Es una sensación de abandono. Tuvimos varias conversaciones, unas diez veces, para tratar de hacer entendible cuál era el sentido de lo que yo estaba pidiendo, pero se dieron una serie de excusas, de que la compañía no se puede hacer cargo de por vida de alguien. Me sentí revictimizada, como que me pagaban, como que me hacían un favor. Eso sí, nunca me pidieron silencio, ellos siempre supieron lo de la presentación de la querella.

En ese momento, ¿quiénes eran su contraparte?

Una comisión, formada especialmente por la Compañía, de sacerdotes, una abogada y un psicólogo.

¿Qué pasó después?

El 3 enero (de este año) me fui a Inglaterra, a un viaje de sanación, y aproveché allá para estudiar inglés, para luego sacar el doctorado. Iba a estar tres meses, pero por la pandemia me quedé hasta el 19 de julio. El estar lejos de Chile me sirvió para pensar. Llamé a Juan Pablo y le dije que no podía más, que me resultaba decepcionante y angustiante, pero necesitaba cerrar este proceso. Era necesario darle un cierre, independiente de que fuera insatisfactorio. Y firmé el documento desde Inglaterra de forma online.

¿Cuánto dinero le pagaron?

Prefiero no decirlo, porque esta catalogación que se hizo de los abusos dejó a gente muy dañada, por abusos catalogados como leves.

¿A qué destinó ese monto?

Como tengo una hija estudiando en la universidad y mi papá esta viejito, cada vez necesita más atención médica. Voy a invertir ese dinero de tal modo de poder cubrir los gastos que me genere lo anterior.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.