Muere Charlie Watts: el duro golpe

FILE PHOTO: Watts of British band The Rolling Stones performs during the opening night of their "50 & Counting" worldwide tour at Staples Center in Los Angeles, California
El músico en 2013. REUTERS/Mario Anzuoni/File Photo

Charlie poseía además una rúbrica en su ritmo que ha sido analizada en canales de batería disponibles en Youtube y discutida con él, como es dejar pasar un golpe en el hi hat. Mientras el 99% de los bateristas de la Tierra ataca sin pausa esa pieza fundamental del instrumento, Charlie suprimía un pase, redactando un estilo único.


En una banda en movimiento durante seis décadas como The Rolling Stones, Charlie Watts, fallecido hoy a los 80 años, era uno de los cimientos, una piedra angular, la pieza que encajó para dar forma definitiva a una de las alineaciones más extraordinarias de la historia musical.

Tal como sucedió con The Beatles, donde Ringo Starr no fue el baterista original, Charlie sólo se integró a los Stones cuando el grupo ya estaba formado bajo el liderazgo de Brian Jones. Charlie tenía reputación como miembro del conjunto del pionero del blues británico Alexis Korner, pero finalmente se unió a ellos con su golpe sencillo pero incesante, y un look que encajaba a la perfección con la propuesta de los Stones, que no era otra que anteponer sus propias individualidades con notoria actitud, a diferencia del uniforme beatle.

Charlie Watts se convirtió en un miembro irremplazable no sólo por el aspecto musical, sino que contribuía a la estética de la banda desde una perspectiva profesional, inspirado en su oficio como diseñador gráfico. Los escenarios monumentales de las giras planetarias de The Rolling Stones, un área donde los británicos escribieron el manual del rock de estadio, son parte de su creatividad en una labor compartida con Mick Jagger.

Su carácter quieto y alejado de las estridencias -siempre estuvo casado con la misma mujer, una sola hija-, tuvo un periodo de quiebre a mediados de los 80 cuando se hizo adicto a la heroína y simplemente no podía tocar. Keith Richards, que algo sabe de rehabilitaciones, lo mandó a una clínica. Fue reemplazado por Steve Jordan en la grabación de Dirty work (1986), el mismo músico nominado en su lugar para la próxima gira, cuando se supo de su salud resentida.

Amante del jazz que nunca dejó de tocar, los caballos árabes, las colecciones de autos que prefería no manejar y el calzado de lujo a la medida, Charlie Watts fue un dandy en el rock que cultivó profunda amistad con otras leyendas de la batería de características diametralmente opuestas, los salvajes Keith Moon y Ginger Baker.

Hizo de la clase y el estilo una costumbre al interior de una banda caótica como The Rolling Stones en los 60 y 70, como supo mediar en los conflictos entre los líderes. También tenía sus límites. Vestido impecable, propinó un célebre puñetazo a Mick Jagger por llamarlo “mi baterista” en una noche de juerga en Amsterdam.

Charlie contribuyó con el pulso preciso para el blues narcotizado del conjunto. Sus arranques eran rotundos y precisos como sucede en Honky tonk woman y Brown sugar. Sabía dotar de sabor al sexo explícito en las composiciones de Jagger y Richards con el tiempo perfecto, tal como sucede en Stray cat blues, como dotar de un arreglo eficaz a un clásico de clásicos como Symphathy for the devil, o adornar con redobles imprevistos, el delicado trabajo que imprimió en Ruby tuesday y Dandellion.

Charlie poseía además una rúbrica en su ritmo que ha sido analizada en canales de batería disponibles en Youtube y discutida con él, como es dejar pasar un golpe en el hi hat. Mientras el 99% de los bateristas de la Tierra ataca sin pausa esa pieza fundamental del instrumento, Charlie suprimía un pase, redactando un estilo único. Tampoco hizo grandes cambios en su set de tambores y platillos, que es básicamente el mismo en los últimos 40 años, golpeados duramente en vivo a pesar de su frágil aspecto con eterna técnica jazz, aunque nuevamente con un detalle peculiar: sólo él ocupa un platillo modelo china en posición invertida.

Los detalles hicieron de Charlie Watts un músico inimitable y un ancla difícil de reemplazar en The Rolling Stones. Pero también es cierto que esa banda tiene la costumbre de seguir rodando a pesar de las muertes.

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