El mundo suspendido en el hogar donde está recluido Fernando Karadima
El ex sacerdote, símbolo y detonante de la crisis por la que pasa la Iglesia Católica en Chile, fue emplazado este fin de semana. Pero nada de este impacto parece haber llegado hasta este recinto.
Dos ancianas conversando en una pérgola bajo la sombra. Tres personas más departiendo en el acceso junto a un perro, y poco más alcanzamos a ver esta mañana en el Hogar de Ancianos San José -en la Avenida Las Condes, Lo Barnechea- antes de que sus autoridades nos denegaran el acceso a Fernando Karadima, interno acá.
El hogar colinda con oficinas y a pocos metros hay un colegio. Allí una apoderada que viene a diario cuenta que, pese a que "siempre le pongo ojo a ver si lo veo, para decirle unas cuantas cosas", nunca lo ha visto pasear por el sector. Lo mismo nos dice un vendedor que está de punto fijo allí.
El ex sacerdote, símbolo y detonante de la crisis por la que pasa la Iglesia Católica en Chile, fue emplazado este fin de semana -en entrevista en La Tercera- por su hermano Óscar a pedir perdón por los abusos a menores, y además por su trato distante y áspero con su propia familia. Pero nada de este impacto parece haber llegado hasta este recinto.
Al menos es lo que transmite una religiosa que nos señalan como la madre superiora a cargo, y que nos indica de inmediato que no están gestionando ningún tipo de contacto con Karadima.
-Todo eso se lo tiene que preguntar al Obispado- asevera.
-¿Es posible hacerle llegar un mensaje?
No. La religiosa insiste en su punto. Tampoco da otra respuesta cuando le hacemos ver lo que ha dicho su propio hermano, Oscar. Y cuando le preguntamos si Karadima al menos se habrá enterado por los diarios -o por su celular-, nos responde que no sabe.
En eso interrumpe otra mujer, vestida de civil. Ni ella ni la religiosa se identifican.
-Señor, la madre superiora no le va a contestar nada más. Ya le dijo. Ahora, por favor, estamos apuradas.
Y se van entre los rayos del sol de esta apacible mañana, completamente ajena a la crisis que uno de sus huéspedes provocó en la iglesia chilena.
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