Nicaragua: el nuevo frente diplomático que se abre para Brasil en medio de negociaciones con Venezuela

Ortega Lula
El líder nicaragüense Daniel Ortega junto al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

El gobierno de Daniel Ortega decidió expulsar del país al embajador brasileño en Managua, en represalia por el intento de Lula de interceder por la liberación de un obispo católico perseguido por el régimen sandinista.


Mientras las relaciones entre ambos países continúan deteriorándose tras las impugnadas elecciones de Venezuela, un nuevo elemento complica los vínculos entre Nicaragua y Brasil. El gobierno de Daniel Ortega decidió expulsar del país al embajador brasileño en Managua, Breno de Souza Brasil Dias da Costa, en represalia por el congelamiento de las relaciones entre ambos gobiernos desde que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva intentó interceder por la liberación de un obispo católico perseguido por el régimen sandinista.

Según informa el diario Folha de Sao Paulo, el distanciamiento entre Lula y Ortega aumentó luego de que el petista intentara mediar en la liberación del obispo Rolando José Álvarez, quien estuvo detenido más de 500 días y terminó expulsado del país centroamericano en enero. El líder sandinista ignoró al presidente brasileño y ni siquiera respondió a una llamada telefónica para discutir el asunto.

La solicitud para que Lula intentara interceder por el religioso fue hecha directamente por el Papa Francisco, durante una reunión entre ambos en el Vaticano en junio de 2023. Lula había estado informando a sus aliados de su frustración por la inflexibilidad de Ortega, indicó el periódico paulista.

“El hecho concreto es que Daniel Ortega no contestó la llamada telefónica y no quiso hablar conmigo. Entonces, nunca más hablé con él, nunca más. En otras palabras, creo que es una tontería”, comentó Lula en una entrevista con corresponsales extranjeros en julio, en Brasilia.

Las relaciones entre Brasil y Nicaragua llevan un año congeladas, según la Cancillería brasileña, después de que Ortega hiciera oídos sordos a los intentos de Lula de interceder para lograr la liberación de un obispo encarcelado. Esa crisis en la relación bilateral motivó que el embajador brasileño fuera instruido a no acudir al acto del 45° aniversario de la Revolución Sandinista del 19 de julio. Al evento no asistió ni un solo jefe de Estado ni delegaciones diplomáticas de peso, a excepción de los aliados Cuba, Venezuela y Rusia, según consigna el diario español El País.

Así, la ausencia del embajador Breno de Souza Brasil Dias da Costa habría sido la gota que colmó el vaso al régimen de Managua. Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, expulsaron al diplomático hace dos semanas del país. Le dieron un plazo de 15 días para que se marchara, reveló el portal de noticias nicaragüense Divergentes este martes, citando fuentes diplomáticas.

Hasta este miércoles, el embajador Breno de Souza da Costa permanecía en Managua, aseguró Folha. Sin embargo, el diario O Globo informó que el diplomático abandonaría Nicaragua este jueves.

La Cancillería brasileña advirtió a las autoridades nicaragüenses que habrá consecuencias si se confirmaba la orden de expulsión. Y así fue. Como reacción a la decisión del régimen de Ortega, Itamaraty decidió hacer lo mismo con la jefa de la embajada de Nicaragua en Brasilia, Fulvia Patricia Castro Matus, indicó el periódico carioca.

En mayo de este año, el gobierno brasileño otorgó un agrément a Matus. Anteriormente, había sido encargada de negocios desde febrero. Sin embargo, personas vinculadas a la embajada revelaron a O Globo que la diplomática abandonó Brasil este miércoles, el mismo día en que se anunció que Breno de Souza da Costa sería inhabilitado.

El exembajador nicaragüense ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) Arturo McFields Yescas, que formó parte del gobierno sandinista desde 2011 hasta marzo 2022, antes de rebelarse contra el régimen de Ortega durante una sesión virtual de la OEA, comentó que, con la decisión de Managua de expulsar al embajador brasileño, Ortega y Lula “vuelven a tener otro fuerte choque”.

El diplomático y periodista desnacionalizado por Ortega recordó que ambos líderes de izquierda tienen una amistad de más de 40 años, y que precisamente en el primer aniversario de la revolución sandinista, en 1980, durante una de sus visitas a Nicaragua, Lula conoció al fallecido líder cubano Fidel Castro. “Años más tarde Lula y Castro formarían el infame Foro de Sao Paulo. Hoy Ortega expulsa a embajador de Brasil con ultimátum e insultos”, agregó.

Según McFields Yescas, “por muchos años Lula y Ortega habían mantenido amistad cercana”, tanto en el plano personal como político. “Hoy la luna de miel se rompe. Ortega expulsa a embajador de Lula de forma vulgar y ordinaria. Lula había pedido a su embajador no participar en actos públicos con el dictador de Nicaragua”, sostuvo.

“Con la expulsión del embajador Breno de Souza, el régimen sandinista dinamitó uno de los escasos puentes que le quedaban con la izquierda latinoamericana”, apuntó el diario El País.

El temor de Amorim

Lula ha tomado distancia de algunas posiciones políticas de Ortega. Mientras el régimen de Nicaragua reconoció y celebro efusivamente la designación de Nicolás Maduro como ganador de las recientes elecciones venezolanas, el petista ha procedido con cautela y empuja, junto a México y Colombia, una salida negociada para la crisis venezolana.

Al respecto, el asesor especial de la Presidencia brasileña para las relaciones internacionales, Celso Amorim, afirmó este miércoles que teme un empeoramiento de la situación en Venezuela y que esto pueda derivar en una guerra civil en el país. Mano derecha de Lula en política exterior, Amorim destacó la importancia de la flexibilidad entre el gobierno y la oposición venezolana para llegar a una conciliación y criticó la postura de otros países, como Estados Unidos.

Maduro Amorim
Celso Amorim y Nicolás Maduro. Foto: Archivo

“Tengo mucho miedo de que pueda haber un conflicto muy grave. No quiero utilizar la expresión guerra civil, pero la temo mucho. Y creo que tenemos que trabajar para que haya un entendimiento. Esto requiere conciliación. Y la conciliación requiere flexibilidad de todas las partes. ¿Por qué Estados Unidos mantuvo sanciones violentas cuando ya había un proceso de negociación? ¿Por qué la Unión Europea mantuvo sanciones cuando fue invitada a ser observadora?”, comentó Amorim en entrevista con Estúdio i, de GloboNews.

Amorim viajó a Venezuela para seguir el proceso electoral en el país el 28 de julio. Poco después de las elecciones reforzó la solicitud del gobierno brasileño para que Caracas publicara íntegramente las actas de las elecciones presidenciales.

En ese sentido, el excanciller brasileño afirmó que el propio Maduro sabe que la no divulgación de las actas electorales puede generar un “cansancio” y una situación que a él no le conviene. “Creo que él entiende que habrá un momento de cansancio y que eso no es bueno para él. Y si hay cansancio, hay riesgo de que Venezuela termine con dos presidentes o con ninguno”, comentó.

Amorim también afirmó que era “lamentable que las actas no aparecieran” una vez finalizadas las elecciones venezolanas. Dijo que incluso habló del tema con Maduro. “Esto se lo dije al presidente Maduro. Me reuní con él el día después de las elecciones y le pregunté por las actas. Me dijo que se publicarían. Luego encontraron este camino a través de los tribunales. Tengo que confesar mi ignorancia, todavía no entiendo muy bien qué harán los tribunales”, señaló.

Luego, el asesor de Lula agregó: “Tampoco tengo confianza en las actas de la oposición”.

La crisis abierta en Venezuela tras las elecciones presidenciales era uno de los asuntos que Lula y sus 39 ministros tratarían este jueves durante una reunión programada en Brasilia. “Hablaremos un poco de la agitación que estamos viviendo para encontrar una solución pacífica para las elecciones de Venezuela, es muy importante”, dijo el mandatario al referirse a la intervención que haría el canciller, Mauro Vieira, ante sus pares.

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