Paolo Bortolameolli en cuarentena: “Veo a mis amigos de todas partes del mundo desplegando una creatividad increíble”
El director chileno vinculado a la Filarmónica de Los Angeles está viviendo la crisis sanitaria del Covid-19 en Santiago. En estas semanas, creó un programa de entrevistas en Instagram y ha defendido públicamente el rol de las artes: "La cultura es un bien humano superior".
Paolo Bortolameolli (1982), principal director invitado de la Filarmónica de Los Angeles, fue el primer músico chileno damnificado con el Covid-19. El 2 de febrero le comunicaron que se cancelaban las funciones que tenía en Hong Kong de La Canción de la Tierra con TeatroCinema.
“Después, el mismo día que tenía un concierto con la Filarmónica de Los Angeles, me avisaron que se había cancelado todo por 15 días, por orden del condado”, cuenta. Eso fue el 12 de marzo. “Todo pasó en tres días, primero el lado de Nueva York, y después el ala oeste. Cuando se canceló todo en el Disney Hall, empezaron a pedirles a los artistas que tomaran un avión lo antes posible y se fueran a sus casas, porque temían que se cancelaran los vuelos”, detalla.
Tomó el avión al día siguiente, y llegó el sábado en la mañana. Todo el fin de semana ensayaron con Solístico de Santiago la Primera Sinfonía de Beethoven que tocarían el lunes 20 en el Teatro Oriente. Hasta último minuto pensaban hacerlo en live streaming, pero al final se canceló.
En ese minuto empezó el aislamiento domiciliario del director chileno, en el departamento que vive con su hijo de cinco años. “Lo más positivo ha sido el poder estas los dos juntos aguantando la cuarentena. Me la paso disfrazándome y jugando a los títeres”, dice.
En lo laboral, a Bortolameolli se le cancelaron todos los conciertos que tenía hasta mayo, y algunos de junio: sus compromisos con la Filarmónica de Los Angeles, las sinfónicas de Colburn y Vancouver, la Filarmónica de Louisiana y el Festival de Ojai. También, y está entre lo que más frustración le causa, se suspendió la Novena de Mahler que iba a dirigir en el Teatro Municipal de Santiago.
¿Qué ha sabido de sus colegas de la Filarmónica de Los Angeles, y de los músicos que conoce en el mundo?
Estamos todos en la misma, viendo la enorme dimensión que tiene este cuento. Ya entendimos la teoría, que es un arco exponencial de contagio, que en 14 días se puede contaminar un planeta entero. Todos estamos quedándonos en casa, cuidándonos, esperando que se tomen las medidas. Está el drama macabro de los miles que están muriendo en distintas ciudades del mundo, y están los milagros inesperados, de la limpieza del aire y los animales en las ciudades. Tratar de asimilarlo es una locura.
Muchos músicos se han tomado las redes sociales, incluso transmitiendo conciertos desde sus propios living…
Esta situación, que todos sabemos que es grave, seria, triste y trágica, también ha sido una instancia creativa singular. Veo a mis pares, a mis amigos de todas partes del mundo desplegando una creatividad increíble, nadie se queda de brazos cruzados. Hay músicos haciendo conciertos desde sus casas, orquestas tocando con aplicaciones.... Me encanta el Drums & Percussion Challenge, que inició el chileno Leonardo Soto, timbalista de la Sinfónica de Houston, y también me encantan los coros y las orquestas que tocan por separado; lo primero que vi fue el Va Pensiero de Nabucco, por un coro italiano, y vi también los recitales que han hecho Norah Jones, Fito Páez y Andrés Calamaro.
¿Vio el recital de Alberto Plaza?
Sin comentarios (ríe). Pero hablando en serio, hay una belleza que trasciende el formato; es una oportunidad única de tener contacto con un artista, que como persona sigue siendo igual de grande, y que te habla con su celular. Es muy bonito. No podemos quedarnos solamente en lo terrible de esta situación, tenemos que sacar algo bueno.
En Instagram, donde usted tiene 7.500 seguidores, generó un programa de entrevistas. ¿Por qué eso en vez de tocar el piano o enseñar?
Pensé hacer clases de dirección online, pero me di cuenta de que para mí no funciona, porque entiendo ese aprendizaje in situ. Quise hablar de arte y cultura, porque me encanta la gente con opinión. Así que hice esto que se llama Contagia Cultura, en Instagram. Hago cinco preguntas, el entrevistado me manda las respuestas, y al final le hago un desafío. La primera fue Yaritza Véliz, y la desafié a que cantara un aria de ópera haciendo algo propio de su cuarentena, ¡y cantó picando cebolla!
Bortolameolli ya subió varios capítulos de Contagia Cultura a Instagram. Además de la soprano que le respondió desde Londres, están Natalia Berríos, del Ballet de Santiago, el pintor Sammy Benmayor y la actriz Francisca Imboden.
En la misma plataforma, el director hace recomendaciones musicales para familia, por ejemplo buscar en Youtube Fantasía 2000, y disfrutar la animación de Rhapsody in Blue, de Gershwin, o los Cuatro Interludios de la ópera Peter Grimes, de Benjamin Britten. “Hay tanta música que me hace sentido en este momento, las Variaciones Goldberg de Bach, las sinfonías de Beethoven… Lo único que quizás hay que evitar por ahora son las músicas depresivas. No creo que sea el mejor momento para escuchar la Patética de Tchaikovsky, por ejemplo”, ríe.
“El streaming es algo que todos los artistas y las instituciones que mueven el arte deberíamos considerar como realmente necesario, porque el mundo cambió; el público está en sus casas, y ávido de ver cosas. Esa es la forma de comunicar el arte hoy en día, debemos hacer un buen uso de esta tecnología porque la cultura es aun más necesaria en este momento”, asegura Bortolameolli.
Su defensa del trabajo artístico
A fines de enero, Paolo Bortolameolli debutó en Polonia y nada menos que tocando la Primera Sinfonía de Krzysztof Penderecki, el célebre compositor polaco que murió el domingo pasado. “Su muerte me golpeó. Pregunté allá si iba a venir al concierto y me dijeron que era poco probable porque estaba muy enfermo. Me quedo con este recuerdo de haber podido hacer esta sinfonía tan tremenda, en su propia tierra. Fue uno de los grandes compositores del siglo XX”, comenta.
Usted habló públicamente, la semana pasada, a favor de la medida del Ministerio de las Culturas de redirigir $15 mil millones de su presupuesto para apoyar a los creadores y trabajadores de esta área, que verán agudizada su precariedad laboral. ¿Por qué lo hizo?
Esta situación del Covid-19 deja en manifiesto la desprotección en la que viven en general los artistas; muy pocos tienen contratos estables, la mayoría se mueve por proyectos, que no siempre dan consistencia económica hasta fin de mes. Con la reasignación de $ 15 mil millones que anunció el Ministerio de las Culturas, hubo un malentendido que abrió una polémica, porque hubo gente que creyó que era una inyección extra de recursos, y era solamente redireccionar fondos que pertenecen a Cultura, suspendiendo cosas que no se pueden ejecutar, como Ventanilla Abierta, que es para traslados. El ministerio lo estaba haciendo muy bien, con una encuesta on line para que la gente definiese qué se debía hacer con esos fondos.
¿Cuál fue su punto de vista en la polémica?
Traté de aclarar el malentendido; hubo ataques muy negativos a los artistas, tratándolos incluso de parásitos. Me molestó que se denostara al artista haciendo una caricatura sin fundamento; acusaron a los artistas de haber apoyado el estallido social, de pintar murales y hacer declaraciones antisistema. ¿De qué estamos hablando? Esto es un trabajo, que hacen personas de carne y hueso, y la cultura es un bien humano superior. En estos días, mucha gente se ha dado cuenta de que el arte es un vehículo de comunicación. Todo el tiempo hay manifestaciones artísticas espontáneas, partiendo por la gente cantando en los balcones en Italia; y todo el mundo está leyendo libros, viendo películas o visitando museos por internet. No se puede decir que el arte es un pelo de la cola, cuando es de las cosas más trascendentales; el arte es una manifestación intrínseca de la humanidad misma. Por eso siempre ha existido. No es un gusto que alguien se da; es una manifestación espontánea inevitable, que comprende con una sensibilidad muy especial lo que está ocurriendo en un momento específico. Mientras la historia recava datos y hechos, el arte tiene un gran alcance para interpretar los acontecimientos; es una radiografía
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